El Evangelio según Juan
Cuarto
libro del Nuevo Testamento
Juan (Apóstol de Jesús)
(Parte 6)
Damos continuidad en esta
edición al Estudio
Sistematizado del Nuevo
Testamento, que comprenderá
el estudio de los Evangelios
de Mateo, Marcos, Lucas y
Juan y del libro Actos de
los Apóstolos. El estudio
está basado en la versión del Nuevo
Testamento que el lector
puede consultar a partir de
este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.
Las respuestas
correspondientes a las
cuestiones presentadas se
encuentran a finales del
texto de abajo.
Cuestiones
para el debate
1. ¿Qué contiene la
parábola del buen pastor?
2. ¿Cuál es el sentido de
esta frase: ¿Habrá un rebaño
y un Pastor?
3. Estando el Maestro
paseando en el templo, en el
saliente de Salomón, los
judíos le preguntaron si él
era, efectivamente, Cristo.
¿Cuál fue la respuesta de
Jesús?
4. ¿Cómo se dio la
resurrección de Lázaro?
5. ¿La resurrección de
Lázaro provocó alguna
reacción por parte de los
sacerdotes?
Texto para la lectura
23. ¿Puede el demonio
abrir los ojos a los
invidentes? - Tras
explicar el sentido de la
parábola del buen pastor, el
Maestro informó: “Aún tengo
otras ovejas que no son de
este aprisco; también me
conviene agregar
estas, y ellas oirán mi voz,
y habrá un rebaño y un
Pastor. Por esto el Padre me
ama, porque doy mi vida para
volverla a tomar. Nadie me
la quita de mí, pero yo de
mí mismo la doy; tengo poder
para darla, y poder para
hacerla tomar. Este
mandamiento recibí de mí
Padre”. A causa de estas
palabras nueva división se
hizo entre los judíos, y
muchos de ellos decían:
“Tiene demonio, y está fuera
de sí; ¿por qué lo oís?”
Decían otros: “Estas
palabras no son de
endemoniado. Puede,
posiblemente, un demonio
abrir los ojos a los
invidentes?” (Juan, 10:16
a 10:21 .)
24. Yo y el Padre somos
uno, aseveró Cristo -
Habiendo dicho claramente, a
la puerta del templo, ser
efectivamente Cristo, el
Maestro aseveró,
reportándose a las ovejas
que el Padre le confió: “Mi
Padre, que más dio, es mayor
que todos; y nadie puede
arrebatarlas de la mano de
mi Padre. Yo y el Padre
somos uno”. Los judíos,
indignados con lo que les
parecía una suprema
blasfemia, cogieron entonces
otra vez piedras para
apedrearle. Jesús entonces
indagó: “Os he mostrado
muchas obras buenas
procedentes de mi Padre;
¿por cuál de estas obras me
apedreáis?” Los judíos
respondieron: “No te
apedreamos por alguna obra
buena, sino por la
blasfemia; porque, siendo tú
hombre, te haces Dios a ti
mismo”. Les replicó Jesús:
“No está escrito en vuestra
ley: Yo dije: ¿Sois dioses?
Pues, si la ley llamó dioses
a aquellos a quién la
palabra de Dios fue dirigida
(y la Escritura no puede ser
anulada), a aquel a quien el
Padre santificó, y envió al
mundo, vosotros decís:
Blasfemas, porque dije: ¿Soy
Hijo de Dios? Si no hago las
obras de mi Padre, no me
creáis. Pero, si las hago, y
no creéis en mí, creed en
las obras; para que
conozcáis y creáis que el
Padre está en mí y yo en
él”. Aunque oyeran esto, los
judíos buscaron prenderlo
otra vez, pero él escapó y
se retiró más allá del
Jordán, para el lugar donde
Juan Bautista había de
entrada bautizado, y allí
quedó. Y muchos iban a estar
con él, y decían: “En verdad
Juan no hizo señal alguna,
pero todo cuánto Juan dijo
de este era verdad”. Y
muchos allí creyeron en él.
(Juan, 10:29 a 10:42.)
25. Si alguien anda de
día, no tropieza - Como
Jesús hubo decidido, a causa
de la enfermedad de Lázaro,
volver a Judea, sus
discípulos argumentaron:
“Rabí, aún ahora los judíos
buscaban apedrearte, ¿y
vuelves para allá?”
Jesús les respondió: “¿No
hay doce horas al día? Si
alguien anda de día, no
tropieza, porque ve la luz
de este mundo; pero, se anda
de noche, tropieza, porque
en él no hay luz”.
Enseguida, reportándose al
hermano de Marta y María que
estaba enfermo, él les dijo:
“Lázaro, nuestro amigo,
duerme, pero voy a
despertarlo del sueño”. Como
los discípulos no
entendieron exactamente lo
que Jesús habló, él les dijo
con toda la claridad:
“Lázaro está muerto; y sin
despertar, por amor de
vosotros, de que yo allá no
estuviera, para que creáis;
pero vamos a estar con él”.
Llegando a Betania, que
distaba casi quince estadios
de Jerusalén, Jesús supo que
Lázaro se encontraba en la
sepultura hacía cuatro días
y muchos judíos habían ido a
consolar a Marta y María,
acerca de su hermano.
(Juan, 11:17 a 11:19.)
Respuestas a las preguntas
propuestas
1. ¿Qué contiene la
parábola del buen pastor?
Según la parábola, aquel que
no entra por la puerta en el
corral de las ovejas, si no
sube por otra parte, es
ladrón y salteador. Aquel,
sin embargo, que entra por
la puerta es el pastor de
las ovejas. A este el
portero abre, y las ovejas
oyen su voz, y llama por el
nombre a sus ovejas, y las
trae para fuera. Y, cuando
coge para fuera a sus
ovejas, va delante de ellas,
y las ovejas lo siguen,
porque conocen su voz. Pero
de modo ninguno seguirán al
extraño, antes huirán de él,
porque no conocen la voz de
los extraños. Como los
discípulos no entendieran la
parábola, Jesús explicó: En
verdad, en verdad os digo
que yo soy la puerta de las
ovejas. Todos cuántos
vinieron antes de mí son
ladrones y salteadores; pero
las ovejas no los oyeron. Yo
soy la puerta; si alguien
entrar por mí, se salvará, y
entrará, y saldrá, y hallará
pasto. El ladrón no viene
sino a robar, a matar, y a
destruir; yo vine para que
haya vida, y la tengan con
abundancia. Yo soy el buen
Pastor; el buen Pastor da su
vida por las ovejas. Pero el
mercenario, y el que no es
pastor, de quien no son las
ovejas, ve venir el lobo, y
deja las ovejas, y huye; y
el lobo las arrebata y
dispersa las ovejas. Ahora,
el mercenario huye, porque
es mercenario, y no tiene
cuidado de las ovejas. Yo
soy el buen Pastor, y
conozco mis ovejas, y de mi
soy conocido. Así como el
Padre me conoce a mí,
también yo conozco al Padre,
y doy mi vida por las
ovejas. Aún tengo otras
ovejas que no son de este
aprisco; también me conviene
agregar estas, y ellas oirán
mi voz, y habrá un sólo
rebaño, un sólo Pastor.
(Juan, 10:1 a 1º:16.)
2. ¿Cuál es el sentido de
esta frase: ¿Habrá un rebaño
y un pastor?
La frase puede ser entendida
como un complemento del
sermón profético en que
Jesús dice que, cuando
llegara el fin, el Evangelio
del reino será enseñado en
todos los lugares. Habrá,
entonces, un único rebaño,
es decir, un inmenso rebaño
formado por personas que
pensarán unidas en sintonía
de vibraciones y
sentimientos, teniendo por
guía aquel que Dios nombró
como Guía y Modelo de la
Humanidad, Jesús de Nazaret.
(Juan, 10:14 a 10:16.)
3. Estando el Maestro
paseando en el templo, en el
tejado saliente de Salomón,
los judíos le preguntaron si
él era, efectivamente, el
Cristo. ¿Cuál fue la
respuesta de Jesús?
Ellos lo rodearon y
preguntaron. “Hasta cuando
tendrás nuestra alma
suspendida? Si tú eres
Cristo, dínoslo
abiertamente”. Les respondió
Jesús: “Ya os lo he dicho, y
no lo creéis. Las obras que
yo hago, en nombre de mi
Padre, esas testifican de
mí. Pero vosotros no creéis
porque no sois de mis
ovejas, como ya os lo he
dicho. Mis ovejas oyen mi
voz, y yo las conozco, y
ellas me siguen; y les doy
la vida eterna, y nunca han
de perecer, y nadie las
arrebatará de mi mano. Mí
Padre, que más dio, es el
mayor que todos; y nadie
puede arrebatarlas de la
mano de mí Padre”. (Juan,
10: 22 a 10: 29.)
4. ¿Cómo se dio la
resurrección de Lázaro?
Cuando Jesús llegó a Betania,
hacía cuatro días que Lázaro
estaba en la sepultura, y
muchos de los judíos habían
ido a consolar a Marta y
María, acerca de su hermano.
Marta fue a su encuentro y
le dijo: “Señor, si tú
estuvieras aquí, mi hermano
no habría muerto. Pero
también ahora sé que todo
cuanto pidas a Dios, Dios te
lo concederá”. Le dijo
Jesús: “Tu hermano ha de
resucitar”. Ella replicó:
“Yo sé que hay que resucitar
en la ressurreição del
último día”. Le dijo Jesús:
“Yo soy la resurrección y la
vida; quién cree en mí,
aunque esté muerto, vivirá;
y todo aquel que vive, y
cree en mí, nunca morirá.
¿Crees tú esto?” Le dijo
ella: “Sí, Señor, creo que
tú eres Cristo, el Hijo de
Dios, que había de venir al
mundo”. Vino después María
hasta donde Jesús estaba, y
viéndolo, se lanzó a sus
pies, diciéndole: “Señor, si
tú estuvieras aquí, mi
hermano no habría muerto”.
Jesús, cuando la vio llorar,
se perturbó, pero le
preguntó: “¿Dónde lo
pusisteis?”
Le dijeron: “Señor, ven, y
ve”. Jesús fue hasta el
sepulcro, que era una
caverna y tenía una piedra
puesta sobre ella. Les dijo
Jesús: “Quitad la piedra”.
Ellos quitaron, entonces, la
piedra donde el difunto
yacía. Y Jesús, levantando
los ojos para arriba,
dijo: “Padre, gracias te
doy, por haberme oído. Yo
bien sé que siempre me oyes,
pero yo digo esto a causa de
la multitud que está
alrededor, para que crea que
tú me enviaste”. Y habiendo
dicho esto clamó con gran
voz: “Lázaro, sal para
fuera”. Y Lázaro salió,
teniendo las manos y los
pies unidos con gasas, y su
rostro envuelto en un
pañuelo. Les dijo Jesús:
Deslígalo y déjalo ir”:
(Juan, 11:1 a 11:6 y 11:17 a
11:44.)
5. ¿La resurrección de
Lázaro provocó alguna
reacción por parte de los
sacerdotes?
Sí. Tras la ressurreição,
los principales de los
sacerdotes y los fariseos
formaron consejo y
discutieron que medida
debería ser tomada. Dieron,
entonces, orden para que, si
alguien supiera donde él
estaba, lo denunciara, para
prenderlo. Quedó, entonces,
desde aquel momento,
decretada la muerte de
Cristo. (Juan, 11:45 a
11: 57.)