En este domingo vamos a
conmemorar la Pascua.
Mí amiguito, ¿tú sabes
lo que la Pascua
representa?
Generalmente nos
acordamos enseguida de
conejitos y de huevos de
chocolate, ¿no es?
Pues esa fecha, que es
tan importante para los
cristianos de todo el
mundo, no tiene nada que
ver con conejos y huevos
de chocolate. ¿Aún
porque tú ya oíste
hablar de conejo bota de
huevo? ¿Aún más de
chocolate?...
Originalmente, la Pascua
es una fiesta anual de
los hebreos, que
conmemoran su salida del
cautiverio en Egipto.
Posteriormente, se hizo
una fiesta anual de los
cristianos, en memoria
de la resurrección de
Cristo.
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Hace dos mil años, en la
época en que Jesús de
Nazaret andaba
predicando su Evangelio
de amor para todas las
personas que Lo
quisieran oír, Él entró
con sus discípulos en la
ciudad de Jerusalén,
aclamado por la
población, la semana que
antecedía la
conmemoración de la
pascua judaica.
Traicionado por uno de
sus compañeros, Judas
Iscariotes, Jesús fue
preso, juzgado y
condenado a
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morir en una
cruz, entre dos
ladrones. Era
sábado. |
Por La tarde, aquel
mismo día, José de
Arimatea, un hombre muy
rico, pidió a Pilatos,
gobernador romano en
Judea, que le entregara
el cuerpo de Jesús para
ser enterrado. Pilatos
concordó. Entonces,
llevaron el cuerpo de
Jesús y, después de lo
hubieron preparado como
de costumbre entre los
judíos, lo sepultaron.
El domingo, María
Magdalena y otras dos
mujeres, después
compraron aromas para
embalsamar el cuerpo del
Maestro, fueron hasta la
tumba y la encontraron
vacía.
María Magdalena, que
quedó sola llorando
junto a la entrada de la
tumba, vio a un hombre
de pie, que le preguntó:
— Mujer, ¿por qué
lloras?
Al principio, María
supuso que él era el
jardinero. Después — ¡oh
maravilla! — percibió
que era su querido
.
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Maestro que
había vuelto a
la vida. Jesús
conversó con
ella y hasta
mandó un recado
para sus
discípulos |
Llena de alegría, María
Magdalena fue corriendo
a contar la gran novedad
a los apóstoles, que
permanecían
inconsolables: ¡Jesús no
había muerto! ¡Estaba
vivo y había hablado con
ella!...
Ellos, sin embargo, no
la creyeron. Pero, tras
eso, apareció Jesús
también a dos de ellos
que se encaminaban a una
aldea llamada Emaús,
distante algunos
kilómetros de Jerusalén.
Y cierta tarde, cerradas
las puertas de la casa
donde se hallaban
escondidos los
discípulos, por miedo
que tenían que fuesen
prendidos por los
sacerdotes, Jesús se
presentó en medio de
ellos y les dijo:
— ¡La paz sea con
vosotros!
Al el inicio, ellos no
podían creer en tamaña
felicidad. Pero Jesús
probó que era él mismo,
les mostró sus llagas,
se sentó entre ellos y
comió un pez asado. Les
habló largo tiempo,
consolándolos y
orientándolos como
deberían actuar.
Muchas veces más Jesús
estuvo con sus
discípulos,
fortaleciéndoles la fe e
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|
incentivándolo a
la divulgación
de la Buena
Nueva. |
Ese retorno de Jesús, en
espíritu y verdad,
después de su muerte, y
que coincide con la
fiesta judaica, es que
los cristianos
conmemoran en la Pascua,
como de los hechos más
importantes y decisivos,
pues representa la
prueba de la
inmortalidad del alma,
que el Maestro tanto
había predicado.
En cuanto a la costumbre
de regalar con huevos de
chocolate, eso viene de
tiempos antiguos, cuando
los paganos celebraban
la vuelta de la
primavera ofreciendo
unos a los otros huevos
de gallina pintados de
colores vivos, hábito
que aún existe en
ciertos países.
Pero, ¡espera ahí!... Y
el conejo, ¿dónde entra
en esa historia,
finalmente?... Bien, es
que muchos pueblos
consideran al conejo
como símbolo de la
fecundidad, de la
renovación de la vida,
como el propio huevo.
¡Hasta ahí todo bien!
¿Pero qué tiene la
Pascua con los huevos de
chocolate, tan gustosos?
Para incentivar las
ventas en el periodo que
antecede la Pascua,
alguien unió lo útil a
lo agradable. Inventó
los huevos de chocolate,
que los comerciantes
pasaron a vender con
gran éxito.
Así, mi amiguito, tú
puedes ganar y comer
huevos de chocolate, sin
culpa. Sólo no puedes
olvidar que el
significado de la Pascua
para nosotros,
cristianos, va mucho más
allá. Representa la
vuelta de Jesús en
espíritu y verdad,
¡probando que la muerte
no existe!
Entonces, este domingo
de Pascua, vamos a
acordarnos de Jesús,
agradeciendo a Él por su
vida, por el ejemplo que
nos dejó y por su
Evangelio, que es luz en
nuestras almas.
El resto queda por
cuenta de los
comerciantes, que hacen
de todo para incentivar
las ventas en el periodo
que antecede a la
Pascua.
Tia Célia
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