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Muerte: la visión
espírita y la de otras
religiones |
¿Usted sabe cuál es la
visión que otras
religiones poseen sobre
el fenómeno muerte?
¿Será que existen
semejanzas con la visión
espírita? ¿Y qué piensa
el Espiritismo sobre la
muerte? Esos son los
asuntos que vamos a
tratar en este texto.
El Catolicismo y la
Muerte
La recompensa máxima
esperada por el fiel
católico es la salvación
de su alma, que después
de la muerte adentrará
el Paraíso y allá gozará
de descanso eterno,
junto a Dios Padre, de
los santos y de
Jesucristo.
En el caso de que un
cristiano muera con
algunas "cuentas en
abierto" con el plan
celestial, él tendrá que
hacer aciertos – que tal
vez incluyan un pasaje
por el Purgatorio,
especie de reino
intermediario donde el
alma será sometida a una
serie
de suplicios y
penitencias, a fin de
purificarse. La
intensidad de los
castigos y el periodo de
permanencia en ese
estadio van a depender
del tipo de vida que la
persona llevó en la
Tierra. Pero el gran
castigo mismo es la
condena del alma a la
perdición
eterna, que ocurre en el
Infierno. Es para allá
que, de acuerdo con los
preceptos católicos, son
conducidos los pecadores
obstinados. Un suplicio
y tanto, que jamás se
acaba e incluye la
convivencia con Satanás,
el señor de las
tinieblas y la
personificación de todo
el Mal.
El Judaísmo y la Muerte
La comprensión de los
conceptos de cuerpo,
alma y espíritu en el
Judaísmo varía conforme
las épocas y las
diversas sectas
judaicas. El conjunto de
los libros sagrados
(Tanach) no hace una
distinción teológica de
estos, usando el término
que generalmente es
traducido
como alma (néfesh) para
referirse a la vida, y
el término generalmente
traducido como espíritu
(ruakh) para referirse
al aliento. De este
modo, las
interpretaciones de los
diversos grupos son
muchas veces
conflictivas, y muchos
estudiosos prefieren no
discurrir sobre el tema.
El conjunto de los
libros sagrados (Tanach),
exceptuando algunos
puntos poéticos y
controvertidos, jamás
hace referencia a una
vida además de la
muerte, ni a un cielo o
infierno, por lo que los
saduceos posteriormente
rechazaban estas
doctrinas. Sin embargo,
después del exilio en
Babilonia, los judíos
asimilaron las doctrinas
de la inmortalidad del
alma, de la resurrección
y del juicio final, y
las constituyeron en
importante enseñanza por
parte de los fariseos.
En las actuales
corrientes del Judaísmo,
las afirmaciones sobre
lo que ocurre después de
la muerte son postulados
y no afirmaciones, y se
varía la interpretación
dada a lo que ocurre en
la muerte y si existe o
no resurrección. La
mayoría de las
corrientes cree en una
resurrección en el mundo
venidero, mientras otra
parcela del Judaísmo
cree en la
reencarnación, y el
sentido de que sea
resurrección o
reencarnación varía de
acuerdo con la
ramificación.
El Hinduismo y la Muerte
El Hinduismo es una de
las religiones más
antiguas del mundo,
engloba las más antiguas
creencias religiosas. La
visión hindú de vida
después de la muerte es
la idea de
reencarnación. La idea
de que la vida en la
Tierra es parte de un
ciclo eterno de
nacimientos, muertes y
renacimientos compone el
capítulo de esa
religión. Toda persona
reencarna cada vez que
muere. Pero, llevarse
una vida volcada para el
bien, exactamente, ella
puede liberarse de esa
cadena cíclica.
Diferentemente de otras
religiones, el Hinduismo
no tiene
fundador, credo fijo, ni
organización de especie
alguna. Para todos los
hindúes la suprema
autoridad son los cuatro
Vedas: Rig-Veda,
Sama-Veda,
Yojur-Veda y
Atharva-Veda.
El nacimiento y la
muerte serían un cambio
de escenario para el
alma. El alma nunca se
modifica, es la esencia
intacta del ser. Sólo la
ropa que ella está
usando (el escafandro)
es quien muere y, tras
la muerte, ella recibe
un nuevo cuerpo para
habitar en la existencia
material. Cuando el
alma, después de muchos
nacimientos dentro de
esta existencia
material, entra en
contacto con un santo
verdadero (Sad-Guru),
ella puede desarrollar
la fe en el camino de la
autorrealización y
comenzar su retorno al
mundo trascendental de
Dios. Allá, el alma
podrá vivir en plena
eternidad. Se llama
Vaikuntha este plan. Las
creencias y cultos de
antiguas poblaciones del
valle del río Yendo y de
los Arianos formaron las
bases del Hinduismo.
El Islamismo y la Muerte
Antes de Mahoma iniciar
su predicación, los
pueblos Árabes (y en
esto están englobados no
sólo los pueblos de la
península Arábica, sino
también los Sirios y los
Mesopotámicos) estaban
entregados a diversas
religiones. Una
característica común de
buena parte,
sino a todos de esos
cultos, era el
politeísmo. Acompañaba
esa tendencia politeísta
un fenómeno de intenso
"profetismo", o sea,
cada día surgían más y
más profetas que
predicaban alguna nueva
doctrina, o aún la
venida de un
Mesías. Es curioso notar
que en buena parte de
esos cultos había una
divinidad común que, en
buena parte de las
veces, se sobreponía a
la demás. Esa divinidad
era Allah. Siendo así,
es perfectamente
explicable que Mahoma,
por influencias judaico-
cristianas, haya
aceptado el monoteísmo
y, siendo así, asoció
como figura divina el
nombre del principal
dios que conocía, o sea,
Allah. De esa forma,
Allah no era para Mahoma
sólo un dios más, pero
sí el Dios.
Entre algunas costumbres
proscritas por el Islam
está la de llorar,
lamentar y demostrar
pese excesivo por los
muertos. Las enseñanzas
del Islamismo sobre la
muerte es que ella no es
la aniquilación del
individuo, que lo
elimina de la
existencia, y sí un
pasaje de una vida para
otra, y, por más que se
pueda lamentar, nada
traerá los muertos de
vuelta a la vida o
modificará el decreto de
Dios. Aquel que cree
debe recibir la muerte
de igual manera como
recibe cualquier otra
calamidad que pueda
alcanzarlo, con
paciencia y dignidad,
repitiendo el versículo
alcoránico: “Somos de
Dios y a Él
retornaremos”.
El Protestantismo y la
Muerte
En el siglo 16, un
sacerdote alemán llamado
Martín Lutero inició un
movimiento de reforma
religiosa que culminaría
en un cisma, o sea, en
una división en el seno
de la Iglesia Católica.
Fue así que surgieron
otras iglesias,
igualmente cristianas,
pero no conectadas al
Papado.
Lutero y los otros
reformistas deseaban que
la Iglesia Cristiana
volviera a lo que ellos
llamaban "pureza
primitiva". La mediación
de la Iglesia y de
Santos dejaría de
existir, prevaleciendo
entonces la conexión
directa entre Dios y la
Humanidad. Es por eso
que, en las iglesias
protestantes, no vemos
imágenes de santos ni
tenemos el culto a la
Virgen María, madre de
Jesús.
Los protestantes creen
que la Biblia es la
única fuente de la
revelación especial de
Dios a la Humanidad, y,
como tal, ella enseña a
nosotros todo lo que es
necesario para nuestra
salvación del pecado.
Los protestantes creen
que, basados en la fe
sólo en Cristo, los
creyentes son
justificados por Dios,
cuando todos sus pecados
son pagados por Cristo
en la cruz y Su justicia
es a ellos imputada. Los
protestantes creen que
por ser justificados por
Cristo sólo, y que la
justicia de Cristo es a
nosotros imputada,
cuando morimos, iremos
directo para el cielo
para estar en la
presencia del Señor.
El Budismo y la Muerte
En el Budismo, la
palabra "muerte"
significa "lo que va a
nacer". Porque lo que
muere en el mundo
material, en verdad está
naciendo en el mundo
espiritual. Tras pasar
para el mundo
espiritual, donde vive
durante un periodo que
puede variar de algunos
años las decenas,
centenares o aún miles
de años, el ser humano
renace en el mundo
físico. Durante el curso
de su vida terrena, o a
medida que va ejecutando
sus tareas, el hombre
acumula – de modo
consciente o
inconsciente – impurezas
y manchas en su cuerpo
espiritual. Cuando las
enfermedades o la vejez
deterioraron su cuerpo
físico, impidiéndolo de
cumplir sus tareas, él
abandona el cuerpo y
vuelve para el mundo
espiritual.
Cuando el alma ingresa
en el mundo espiritual,
comienza, generalmente,
a ser purificada de sus
manchas. Dependiendo de
la cantidad de sus
nubes, ella vivirá en un
plan más alto o más bajo
del mundo espiritual. La
cantidad de manchas
también irá
a
determinar si el periodo
de purificación será
largo o corto. Ese
periodo puede variar de
algunos pocos años a
centenares y miles de
años. Y cuando el
Espíritu está purificado
hasta un cierto grado,
renace por orden de
Dios.
El Espiritismo y la
Muerte
La visión espírita es
semejante, en muchos
puntos, a la visión
budista, pero posee
diferencias importantes
que la distinguen de ese
pensamiento de origen
oriental. Primero, el
Espiritismo considera
que la muerte no es el
fin de la vida, sino
sólo del
cuerpo físico, que, en
verdad, pasa por el
proceso de desagregación
molecular, retornando
sus elementos a la
naturaleza. Así, todo
ser humano es una alma,
y cuando desencarna,
pasa a ser llamado de
Espíritu.
El Espíritu continúa
viviendo, manteniendo su
identidad a través del
periespíritu (cuerpo
espiritual), y también
su personalidad, pues
debe asumir las
consecuencias del bien y
del mal que practicó
cuando estuvo en la
Tierra. Los Espíritus
viven en el mundo (o
dimensión) espiritual,
donde prosiguen sus
aprendizajes, se
vinculan al desarrollo
de diversos servicios,
aguardando el momento
oportuno para
reencarnar. El tiempo de
permanencia en el mundo
espiritual es muy
variable, pues depende
de las necesidades del
Espíritu.
El mundo espiritual es
dinámico, con colonias
(o ciudades), puestos
avanzados de socorro y
mucho más, del cual
podemos hacer una idea
mirando la propia
organización social
humana, que es copia
imperfecta de la
realidad espiritual.
Todo eso es regido por
la ley de evolución,
conforme designio de
Dios, y el Espíritu
podrá tener aquí en la
Tierra tantas
reencarnaciones como sea
necesario, hasta que
esté intelectualmente y
moralmente preparado
para reencarnar en un
mundo más
adelantado. Cuando llega
al estado de perfección,
o puro Espíritu, él no
necesitará más
reencarnar, y estará en
conexión directa con el
Creador, trabajando por
el bien y el progreso de
sus hermanos, así como
codirigiendo la vida
universal.
Aún el Espiritismo
establece que las
dimensiones espiritual y
material interobran, se
interpenetran, y después
de la muerte el Espíritu
puede establecer
comunicación con los
llamados vivos, o sea,
con aquellos que
continúan encarnados,
eso a través de la
llamada mediumnidad, de
la cual muchas personas
son dotadas en mayor o
menor grado.
Conclusión
El pensamiento espírita
sobre la muerte difiere
mucho del pensamiento de
las doctrinas del
Catolicismo, del
Judaísmo, del Hinduismo,
del Islamismo y del
Protestantismo. Es más
racional y lógico. Y
difiere del pensamiento
del Budismo, por no ser,
el pensamiento espírita,
místico.
Recomendamos a nuestros
lectores el estudio de
dos obras espíritas de
máxima importancia sobre
el asunto: “El Libro de
los Espíritus” y El
Cielo y el Infierno”,
ambas de Allan Kardec,
que profundizan el tema
y desvelan una nueva
visión sobre la vida y
la muerte.
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