Para educar no
es necesario
hablar alto
Recibimos de una
amiga, hace unos
días, un lindo
mensaje, abajo
reproducido:
“El hombre no
puede vivir
aislado.
Acuérdese de que
cada compañero
de jornada es un
amigo que le
ayuda y a quien
usted necesita
también
ayudarlo.
La cooperación
existe entre
todas las cosas
creadas.
Busque también
cooperar con
todo y con
todos, en
beneficio de la
propia Tierra
que le acoge
amablemente,
permitiendo su
evolución.
Ayude siempre, y
jamás desanime.”
El mensaje
arriba no es
sólo verdadera,
pero
extremamente
oportuna.
Las enseñanzas
espiritas nos
acuerdan
continuamente la
importancia de
la
participación,
del trabajo a
favor de los
semejantes, de
los esfuerzos
con énfasis al
mejoramiento de
las
instituciones
del mundo donde
nos encontramos.
Ese pensamiento
está bien claro
en una de las
cuestiones más
importantes de
la obra
fundamental del
Espiritismo,
donde Kardec
indaga cuál es
la finalidad de
la encarnación
de los
Espíritus.
Los inmortales
contestaron:
“Dios les impone
la encarnación
con el fin de
hacerlos llegar
a la perfección.
Para unos, es
expiación; para
otros, misión.
Pero, para que
alcancen esa
perfección,
tienen que
sufrir todas las
vicisitudes de
la existencia
corporal: en eso
es que está la
expiación. Busca
aún otro fin la
encarnación: el
de poner el
Espíritu en
condiciones de
soportar la
parte que le
toca en la obra
de la creación.
Para ejecutarla
es que, en cada
mundo, toma el
Espíritu un
instrumento, de
armonía con la
materia esencial
de ese mundo, a
fin de ahí
cumplir, de
aquel punto de
vista, los
órdenes de Dios.
Es así que,
concurriendo
para la obra
general, él
propio se
adelanta”. (El
Libro de los
Espíritus,
cuestión 132)
*
Las personas
pueden
participar de la
obra de la
creación de
varias maneras.
Hay los que a
eso se dedican
por simple
deber. Otros
participan sólo
cuando reciben,
en retribución,
la remuneración
expresa en
dinero. Pero hay
los que se
empeñan en la
construcción de
un mundo mejor,
independiente de
que sean
remunerados,
dedicándose a
esa tarea, en
muchos casos,
sus horas de
ocio.
En el campo de
los que actúan
en la obra de la
creación cuando
en ejercicio de
una profesión
cualquiera,
existen ejemplos
que encantan y
que, si
reproducidos por
toda parte,
concurrirían,
sin duda
ninguna, para el
mejoramiento de
la sociedad en
que vivimos,
como la
interesante
experiencia
protagonizada
por un simpático
inspector de
tránsito de la
ciudad de Vila
Velha, Espírito
Santo.
Cuando pueda,
vea ese ejemplo
pulsando en
http:/www.youtube.com/watchpopup?v=0bq-fynmZyY&vq=médium#t,
y, siempre que
posible,
divúlguelo en el
medio social o
familiar en lo
cual vive,
enseñándolo a
sus hijos, a sus
amigos y a sus
colegas.
Cariño genera
cariño.
Respeto genera
respeto.
Gentileza genera
gentileza.
Para educar los
otros no es
necesario hablar
alto ni usar de
grosería.
Basta
simplemente
adoptar un de
los consejos de
Jesús: “Haga a
los otros lo que
quiere que le
hagan”.
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