Prudencia es
esencial en el
trato de la
mediumnidad
Los estudiosos
espiritas
advierten:
conviene tener
gran prudencia
en el trato con
el mundo
invisible. Lo
bien y lo malo,
la verdad y el
error en él se
mezclan, y para
distinguirlos es
necesario pasar
todas las
revelaciones,
todas las
enseñanzas, por
la criba de un
juzgamiento
severo.
Otro punto que
es vital para
aquellos que se
dedican a la
mediumnidad es
evitar que
ocurran abusos
en su práctica,
pues el
ejercicio de
cualquier
facultad, cuando
prolongado,
acarrea fatiga y
el mismo puede
darse con la
mediumnidad,
principalmente
la que se aplica
a los efectos
físicos, la cual
ocasiona
necesariamente
un dispendio de
fluidos que
deben ser
reparados por el
reposo.
El ejercicio de
la mediumnidad,
mismo cuando no
ocurran abusos,
puede tener
inconvenientes
por sí mismo. Es
lo que se deduce
de la lectura de
la enseñanza
siguiente que
cosechamos en
El Libro de los
Médium.
“Casos hay en
que es prudente
y mismo
necesario
abstenerse o,
por lo menos,
hacer uso
moderado. Eso
depende del
estado físico y
moral del
médium. A
propósito, en
general el
médium lo siente
y, al sentir
fatiga, debe
abstenerse”.
(El Libro de los
Médium, ítem
221, cuestión
3.)
Esa información
no implica decir
que la facultad
mediúmnica
constituye
indicio de un
estado
patológico
cualquiera.
Mediunidad, como
se sabe, nada
tiene que ver
con enfermedad.
Muchos médium
ostentan salud
robusta; los que
están enfermos
deben eso a
otras causas, no
a la mediumnidad.
La misma
observación debe
ser hecha con
relación a la
idea de que el
ejercicio de la
mediumnidad
puede llevar la
persona a la
locura. “La
mediunidad no
producirá locura
cuando ésta no
existir en
principios. Pero
si el principio
existir – lo
que será fácil
de reconocer por
el estado moral
– dice el seso
común que es
necesario tomar
cuidado en todos
los sentidos,
porque cualquier
causa de emoción
puede ser
perjudicial.”
(El Libro de los
Médium, ítem
221, cuestión
5.)
Con
relación al
asunto, enseña
Kardec: “Todas
las grandes
preocupaciones
del Espíritu
pueden ocasionar
la locura: las
ciencias, las
artes y hasta la
religión le
fornecen
contingentes. La
locura tiene
como causa
primaria una
predisposición
orgánica en el
cerebro, que lo
torna más o
menos accesible
a ciertas
impresiones.
Existiendo la
predisposición
para la locura,
ésta tomará el
carácter de
preocupación
principal, que
entonces se
cambia en idea
fija, pudiendo
tanto ser a de
los Espíritus,
en quien con
ellos se ocupó,
como a de Dios,
de los ángeles,
del diablo, de
la fortuna, del
poder, de un
arte, de una
ciencia, de la
maternidad, de
un sistema
político o
social.
Probablemente,
el loco
religioso se
hubiera tornado
un loco
espirita, si el
Espiritismo
fuera su
preocupación
dominante”.
“Digo, pues, que
el Espiritismo
no tiene
privilegio
alguno a ese
respecto. Voy
más lejos: digo,
que, bien
comprendido, él
es una
protección
contra la
locura.” (El
Libro de los
Espíritus,
Introducción,
ítem XV.)
Cuando se afirma
que la locura
tiene como causa
primaria una
predisposición
orgánica en el
cerebro, es
bueno esclarecer
que eso
significa que el
cerebro del
encarnado
presenta esa
deficiencia
debido a causas
cármicas, es
decir, la locura
tiene, en estos
casos, origen en
los actos
perpetrados por
el Espíritu en
existencias
pasadas. La
expresión
“causas cármicas”
dice respecto a
causas que
generalmente
preceden la
existencia
actual y vienen
impresas en el
cuerpo
espiritual o
peri espíritu
del enfermo.
No existe, pues,
motivo ninguno
para pensar que
la mediumnidad
pueda provocar
locura. Lejos de
eso. Como
observó Kardec,
la mediumnidad
esclarecida por
las luces del
Espiritismo
constituye un
protección a la
locura, porque
el espirita ve
las cosas de
este mundo de un
punto de vista
más elevado y
sus convicciones
le dan, delante
de las
vicisitudes y
del sufrimiento,
una resignación
que lo preserva
del desespero
que podría
llevar otros al
desequilibrio y
mismo al
suicidio.
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