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Leonardo Marmo Moreira
|
20 enseñanzas sobre el
Centro Espírita |
El Centro Espírita es la
sede principal del
Movimiento Espírita. Por
su parte, el Movimiento
Espírita es la
manifestación social
viva de la búsqueda
fraterna de todos
nosotros por la Doctrina
Espírita. A pesar del
Movimiento Espírita
estar sujeto a fallos
que no corresponden al
Espiritismo,
es fundamental que todos
los espíritas sinceros
valoren la tarea de la
Casa Espírita,
reconociendo en el
Centro Espírita un
núcleo donde la
verdadera “Comunión
Espiritual” puede
ocurrir a través de las
incontables actividades
de la Institución
Espiritista. Para que
nosotros, espíritas,
podamos contribuir para
el buen funcionamiento y
crecimiento de las
tareas del Centro
Espírita, es fundamental
que hagamos algunas
reflexiones sobre
importantes
informaciones acerca de
ese Hogar de Jesús:
1) “El Centro
Espírita es la
Universidad del alma”.
Esa frase atribuida al
Espíritu del Doctor
Bezerra de Menezes y
estudiada con gran
elocuencia por
relevantes oradores
espíritas, como J. Raul
Teixeira, denota que la
función primordial de la
Casa Espírita es la
Educación.
Entendamos que
Educación, en ese
contexto, es algo
bastante amplio, en
especial, énfasis sobre
los valores
ético-morales del
individuo. De cualquier
manera, como diría el
propio Raul Teixeira,
ese amplio trabajo
educacional comienza y
termina con la tarea de
“¡enseñar Espiritismo!”.
2) El Centro
Espírita es la sede de
la “Mayor Revolución de
la Humanidad”. Ese
análisis del Profesor J.
Herculano Pires refuerza
que la verdadera
revolución solamente
podrá ser obtenida a
través de la
transformación
espiritual del hombre
para mejor. Es la
llamada “Revolución
silenciosa” o
“Revolución interna”.
Sistemáticamente
enseñando al hombre a
vivir mejor, el Centro
Espírita interfiere
directa e indirectamente
en la sociedad,
fomentando ideales
superiores y nociones
espirituales de la vida.
3) El Centro
Espírita es “Hospital,
Escuela y Taller”. Esa
reflexión, elaborada por
algunos ilustres
compañeros, tales como
Richard Simonetti,
representa algunos
papeles de la Casa
Espírita. De hecho, un
individuo puede llegar,
en un primer momento, al
Centro Espírita,
necesitado de amparo
espiritual o incluso
físico-espiritual.
Concomitantemente al
tratamiento espiritual,
comienza a instruirse en
esa escuela bendita
sobre cuestiones
complejas envolviendo el
sentido más profundo de
la vida física. Y,
eventual y libremente,
puede decidir participar
activamente de ese
trabajo a fin de
profundizar y ampliar
sus propias conquistas,
haciendo disponibles
también a otros hermanos
igualmente necesitados
que adentren las puertas
del Centro Espírita.
El Centro Espírita es
una institución de
acceso totalmente
gratuito
4) “Donde haya dos
o más reunidos en Mi
Nombre, ahí Yo estaré.”
- La Célebre frase de
nuestro Maestro Jesús
demuestra que la
institución religiosa,
sea ella de cuál
denominación sea, sólo
alcanzará los objetivos
mayores a que fue
destinada por la
Providencia Divina si
estuviera
profundamente vinculada
con la fraternidad
legítima. Solamente
individuos que vibren
valores elevados podrán
suministrar a una
construcción física los
valores legítimos de un
verdadero “Hogar de
Jesús”. El Centro
Espírita, eliminando una
serie de artificios
materiales e
ilusorios para la
manifestación de la fe,
tiene gran potencial
para la búsqueda de una
verdadera religiosidad.
Sin embargo, esas
preliminares ventajas no
garantizan la calidad
espiritual del trabajo
si el grupo reunido no
está armoniosamente
conectado con un
verdadero ideal de
espiritualidad.
5) El Centro
Espírita debe mantener
equilibrio entre los
pilares científico,
filosófico y religioso.
De hecho, el propio
origen de la expresión
“Centro Espírita” es
hasta hoy motivo de
debates en relación a su
surgimiento histórico,
siendo que muchos
atribuyen su origen a la
actuación del Doctor
Bezerra de Menezes y su
papel conciliador en el
movimiento espírita
brasileño del fin del
siglo XIX. En un
movimiento dividido por
visiones doctrinarias
distinguidas, la idea de
“Centro” sugeriría la
búsqueda sincera por la
Verdad a través de una
actitud de buen
sentido y de comprensión
con aquellos que,
eventualmente, puedan
tener un punto de vista
u otro ligeramente
diferenciado de la
interpretación más
ortodoxa de la Doctrina.
Igualmente, la expresión
refuerza el término
medio entre las
tendencias más
científicas y/o más
filosóficas
y/o más religiosas de
los grupos espíritas.
Buscando siempre
respetar las bases
Kardecistas, la Casa
Espírita debería estar
preparada para estudiar
la doctrina,
estudiándose
continuamente, a fin de
que eventuales desvíos
del recorrido más
coherente con Allan
Kardec pudieran ser
corregidos por los
propios compañeros del
núcleo en cuestión.
6) “Dad de gracia
lo que de gracia
recibisteis.” - ¡El
Centro Espírita es
institución de acceso
totalmente gratuito! Ese
tópico,
indiscutiblemente, es
uno de los puntos de
honra de la Casa
Espírita. La falta de
respeto a esa Enseñanza,
además de desvalorizar
cualquier actividad del
punto de vista moral,
elimina de ellas el
rótulo de “Espírita”.
Además de eso, los
dirigentes deben evitar
solicitar con frecuencia
donaciones de carácter
material durante las
reuniones públicas para
no presionar a los
frecuentadores.
Independientemente del
nivel económico de la
asamblea reunida, no
debemos hacer a los
adeptos sentirse
presionados a ayudar
materialmente.
7) Los ponentes
deben asistir a las
conferencias. El
trabajador espírita no
se hace jamás un
espírita profesional. De
esta forma, debemos
tener cuidado para no
repetir en la Casa
Espírita los equívocos
cometidos históricamente
por otras
denominaciones. Los
ponentes que asisten a
la conferencias mejoran
su propio contenido
doctrinario y favorecen
un cambio sano de
informaciones que
elevará el nivel de todo
el grupo espírita.
Además de eso, los
trabajadores deben
buscar ser activos en
sus respectivas esferas
de trabajo, intentando,
siempre que sea posible,
contribuir mínimamente
con las demás
actividades del Centro
Espírita.
Unificación Espírita no
significa Uniformación
Espírita
8) Todos los
sectores del Centro
Espírita deben ser
valorados. Así, debemos
apoyar los diferentes
tipos de reunión
doctrinaria, sabiendo
que todas son muy útiles
del punto de vista
educacional para
trabajadores y
frecuentadores. Tanto
conferencias como grupos
de estudios,
por ejemplo, alcanzan
metas pedagógicas y
espirituales amplias y
valiosas, pudiendo
enriquecer a encarnados
y desencarnados. Así,
respetando las
características de los
compañeros de cada Casa
Espírita y las
eventuales limitaciones
de cada trabajador en lo
que se
refiere a diversos
factores, como, por
ejemplo, la
disponibilidad de
tiempo, todos los
sectores del Centro
Espírita deben ser
reconocidos como
altamente relevantes
para alcanzar el
objetivo final de la
Casa Espírita que es
siempre el mismo:
Enseñar Espiritismo,
mejorarnos a nosotros
mismos, auxiliar a los
hermanos en sus
necesidades, ejercitando
la fraternidad y la
capacidad de trabajar en
equipo.
9) Las reuniones
mediúmnicas son
privadas. Sin tal
criterio, jamás el
intercambio mediúmnico
adquirirá la calidad
necesaria para un
trabajo de mayor valor
espiritual. Además,
riesgos inherentes al
trabajo mediúmnico serán
potenciales y todos los
envueltos en el proyecto
serán limitados en su
capacidad de ayudar y de
ser ayudados.
10) Los compañeros
de la Casa Espírita son
miembros de nuestra
familia espiritual. La
convivencia en el Centro
Espírita es oportunidad
de promover la verdadera
“Comunión Espiritual”.
Por lo tanto, debemos
considerar a los
compañeros del Centro
Espírita como verdaderos
miembros de nuestra
familia personal.
11) Valorar todas
las llamadas “pequeñas”
tareas. Nos dice el
Evangelio: “¿Si no
podéis con las Cosas
Mínimas, por qué estáis
ansiosos por las
otras?”. Siempre es
importante recordar que
si el Centro Espírita
está limpio es porque
alguien limpió. Si las
cuentas de agua,
luz y teléfono son
pagadas es porque
alguien ha contribuido
para eso. Los espíritas
más conscientes deben
solicitar pequeñas
responsabilidades de ese
tenor para que los
dirigentes de la Casa
puedan siempre mantener
discreción sobre asuntos
de mantenimiento
material de la casa,
evitando errores
groseros mantenidos
hasta hoy por otras
denominaciones
religiosas que
mercantilizan las
reuniones de enseñanza
evangélica solicitando
ayuda financiera.
12) Si es posible,
preferir atenciones de
Pases después de
exposiciones
evangélicas. Todo el
intervalo de tiempo que
dura la sesión espírita
hace la acción
fluidoterápica mucho más
eficiente, pues la
condición vibratoria de
todos los presentes debe
estar en una elevación
espiritual bien superior
a aquel del inicio de la
reunión. Además de eso,
cuando los pases se dan
durante la reunión,
tanto los pasistas como
los asistentes que
recibirán los pases
pierden, como mínimo
parcialmente, el
contenido explicado por
los expositores.
13) “Unificación
Espírita no significa
Uniformización
Espírita.” - Esta frase
enunciada por Divaldo
Pereira Franco es
bastante significativa
en nuestra búsqueda de
harmonización en la
relación entre
compañeros de una
determinada casa
espírita e, incluso,
entre los
diferentes grupos
espíritas. Así, aún en
casas que sean
igualmente respetuosas
de los postulados
Kardecistas, es posible
identificar algunas
peculiaridades que no
representan ninguna
diferencia en la esencia
del contenido
suministrado y
practicado por cada
grupo espírita.
14) Tener la
conciencia que realmente
el Espiritismo comienza
con “El Libro de los
Espíritus”, pero no
termina con él. Luego,
el estudio de todas las
obras Kardecista,
inclusive la Revista
Espírita, así como de
diversas obras
subsidiarias de elevado
valor, favorecerá
significativamente el
crecimiento en nuestro
conocimiento,
enriqueciendo las
reuniones tanto para los
encarnados como para los
desencarnados.
Si hubiera demanda,
apoyar iniciativas
artísticas en el campo
espírita
15) ¡Valorar el
trabajo en la Casa
Espírita como un
servicio
extraordinariamente
relevante! Aquellos que
sugieren lo contrario, o
no son, de hecho,
espíritas propiamente
considerados, o pueden
estar sujetos a
influencias espirituales
negativas.
16) No permitir la
ocurrencia de bingos,
bailes y otras
actividades similares
bajo el patrocinio del
Centro Espírita. Cuando
se tratarse de eventos
en las dependencias de
la Casa Espírita ser aún
más riguroso para que la
Casa de Jesús no pueda
venir a ser lenta y
gradualmente desvirtuada
de su vibración superior
y de sus finalidades
precipuas. Tal negativa
debe ser mantenida
aunque tales eventos
estén “amparados” bajo
el falso pretexto de que
los recursos obtenidos
serán vertidos a la
caridad. Los fines no
son justificados
por los medios y las
actividades en el
ambiente espírita o
promovidas por el Centro
Espírita deben velar por
el nombre del
Espiritismo así como por
el Evangelio de Jesús.
No respaldar tales
eventos es fundamental
para no violentar las
directrices
evangélico-doctrinarias
de todos los espíritas.
17) Se hubiera
demanda, apoyar
iniciativas artísticas
en el campo espírita.
Sin embargo, tal
aprobación solamente
debe ser suministrada si
hay un elevado criterio
en la selección del
guión de las piezas
teatrales, en las letras
de las músicas
consideradas espíritas
etc. No apoyar, sin
embargo, ensayos y
reuniones artísticas que
sustituyan horarios de
reuniones doctrinarias,
como, por ejemplo, la
reunión de la juventud
espírita.
18) Evitar comentar
o sugerir la lectura de
obras dichas espíritas o
no, pero de contenido
dudoso, que puedan crear
imágenes y/o directrices
comportamentales
equivocadas o errores
doctrinarios en la
mentalidad de los
asistentes. Recordar
siempre que cada
individuo tiene
fragilidades
espirituales específicas
y todos nosotros, sobre
todo trabajando en el
medio espírita, tenemos
grandes
responsabilidades en no
alimentar disturbios
espirituales.
19) Apoyar, siempre
que es posible, los
trabajos de casas
espíritas que no
frecuentamos. Mientras
más evolucionamos, más
trabajamos por un número
cada vez mayor de
criaturas, pues nuestras
responsabilidades,
establecidas en nuestras
conciencias, pasan a
reconocer un número
mucho mayor de
individuos como
verdaderos amigos y
hermanos.
20) Jamás
distorsionar la verdad
doctrinaria para
justificar eventuales
errores comportamentales
individuales. Por otro
lado, nunca usar de
“disculpas” de que somos
inferiores para huir de
la responsabilidad del
trabajo doctrinario,
reconociendo que, cuánto
mayor sea nuestra caída
moral, mayor será
nuestra necesidad de
amparo doctrinario para
que otras caídas no
ocurran nuevamente en la
presente reencarnación.
Siendo así, la vergüenza
relacionada al fallo
cometido puede ser una
prueba incomoda, pero
necesaria,
para que los compañeros
no nos consideren
individuos desprovistos
de grandes fragilidades
espirituales y para que
nosotros no los
envanezcamos en la tarea
del bien que apenas
comenzamos a cultivar.
Además, siempre
reconocer en Jesús y
Allan Kardec nuestros
grandes Maestros y
en los Mentores
Espirituales los
verdaderos trabajadores
de las tareas que
eventualmente sean bien
exitosas en la siembra
espírita. Esa conciencia
es fundamental para los
trabajadores tanto en
los proyectos bien
concluidos como en los
objetivos que no
pudieron ser bien
ejecutados.
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