Como nuestros
detractores
argumentan
El editorial
publicado en la
pasada edición,
intitulado La
vida después de
la vida,
recibió
manifestaciones
de apoyo de
decenas de
lectores de esta
revista, pero
también una
extensa
contestación
presentada por
una persona que
dijo haber
intentado ser
espirita, sin,
no obstante,
lograrlo.
De esa
contestación
seleccionamos
tres tópicos que
muestran como
los detractores
del Espiritismo
argumentan.
El primer tópico
dice respecto a
la Biblia y la
importancia de
los hechos en
ella narrados
con referencia a
la inmortalidad
del alma.
He aquí el
argumento usado
por el autor de
la contestación,
respondiendo
directamente a
la pregunta: ¿La
Biblia no le
sirve?
“¡No! La Biblia
es un libro
escrito por más
de 40 personas
durante 1.500
años y tiene
poco valor
histórico,
siendo más un
conjunto de
mitos de un
pueblo que una
historia real.”
El segundo
tópico se
refiere a las
centenas de
cartas
psicografadas
por Chico
Xavier. He aquí
el argumento de
la contestación,
negando la
validad de la
obra del
conocido médium:
“No,
definitivamente,
la obra de Chico
Xavier ya se
probó obscura y
dudosa por
varios relatos
de personas
próximas, por
exámenes
neurológicos del
mismo probando
su esquizofrenia
y pruebas
suficientes a
ese respecto en
revistas de
renombre, como
Realidade, O
Cruzeiro, Veja y
Superinteressante.”
El tercer tópico
se refiere a las
obras del cura
François Brune,
autor del libro
“Los Muertos nos
Hablan” y de
otro libro
escrito en
colaboración con
un profesor de
la Sorbonne,
Rémy Chauvin,
“Línea Directa
con el Más
Allá”.
He aquí el texto
usado por el
autor de la
contestación,
cuyo contenido
ya deja claro
que él no conoce
el cura Brune ni
tampoco sus
obras:
“El cura
François Brune
se basa en
hechos bíblicos.
Supersticiones
de un pueblo de
la era del
bronce no
prueban nada.”
*
No considerar
las Sagradas
Escrituras y
menospreciar la
obra de Chico
Xavier es un
derecho que
cualquier
persona tiene,
pero valerse de
falsedades, no.
La mentira
descalifica
quien de ella se
vale. Los libros
del cura
François no se
basan en hechos
bíblicos: se
basan en hechos
comprobados y
conocidos de
todos aquellos
que buscan
informarse sobre
la evolución de
las
investigaciones
alrededor de la
inmortalidad y
del intercambio
de los hombres
con los llamados
muertos.
En el capítulo I
de su libro “Los
Muertos nos
Hablan” (Edicel,
1991), el cura
François Brune
afirma: “La
muerte es sólo
un pasaje.” Y
agrega que
nuestra vida
continúa, sin
cualquier
interrupción,
hasta el fin de
los tiempos y
llevaremos con
nosotros para el
Más Allá nuestra
personalidad,
nuestros
recuerdos,
nuestro
carácter.
Para refrendar
tal aserción,
Brune menciona,
en primer lugar,
las famosas
E.F.M.
(Experiencias en
las Fronteras de
la Muerte), que
envuelven
personas
consideradas
muertas y que
retornan a la
vida,
reconocidas
sobre todo a
partir de 1970;
y, en segundo
lugar, la
grabación
directa de las
voces de los
difuntos en
cintas
magnéticas, cuyo
pionero fue
Friedrich
Jürgenson,
nacido en
Odessa, pero
radicado en la
época en
Estocolmo.
El histórico y
los pormenores
del trabajo de
Jürgenson son
relatados por el
cura Brune en la
obra mencionada,
que muestra
también las
experiencias
realizadas por
Hans Bender,
director del
Instituto de
Parapsicología
de la
Universidad de
Friburgo, y por
Konstantin
Raudive, que
descubrió,
gracias a la
llamada
casualidad, la
posibilidad de
comunicarse con
los muertos.
Las experiencias
de Franz Seidl,
ingeniero
radicado en
Viena que
construyó para
Raudive el psico
fonómetro y el
positrón, con el
objetivo de
facilitar la
grabación de las
voces
espirituales,
tal como las
grabaciones
obtenidas en
Suiza por el
cura Léo Schmid,
son también
relatadas en la
obra apreciada,
que dedica
varios capítulos
a la fotografía
y a la grabación
en video de
imágenes del Más
Allá, en que se
destacan los
trabajos de
Klaus Schreiber,
Hans Otto König
y Ernest
Senkowski.
(Sobre
el cura François
Brune y sus
investigaciones,
recomendamos al
lector que lea
la entrevista
concedida al
nuestro
colaborador José
Lucas, publicada
en la edición
240 de esta
revista. He aquí
el enlace:
http://www.oconsolador.com.br/ano5/240/entrevista.html.)
Se nota, por lo
tanto, por esta
pequeña muestra,
que la obra de
François Brune
no tiene nada
que ver con
supersticiones o
historias
bíblicas, como
afirmó el autor
de la
contestación a
que nos
referimos, lo
que demuestra de
manera clara
como los
detractores del
Espiritismo, con
falta de
argumentos
sólidos, tienen
la costumbre de
actuar.
Defendemos la
idea de que
constituye
pierda de tiempo
intentar
convencer el
escéptico de que
la vida continúa
mucho más allá
de la tumba y de
que un día
tendremos de
reencarnar, pues
tales hechos –
queriendo o no –
escépticos y
materialistas
habrán
forzosamente que
enfrentar.
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