La polémica
alrededor de la
enseñanza
religiosa
Desde que fue
publicado el
reportaje acerca
del asunto, no
paran de llegar
a la redacción
de esta revista
manifestaciones
a favor o en
contra la
decisión del
Consejo Espirita
de la Provincia
de Rio de
Janeiro (CEERJ),
relativamente a
la enseñanza
religiosa en las
escuelas de Rio.
La posición del
movimiento
espirita
brasileño en
contra la
enseñanza
religiosa en las
escuelas
públicas es
clara y antigua.
Quien leyó el
libro
“Religión”, de
Carlos
Imbassahy,
publicado por la
editora de la
FEB, sabe bien
acerca de eso.
Hay, sin
embargo,
argumentos
relevantes
contrarios a ese
entendimiento.
En la pasada
edición de esta
revista, dos
cartas de
lectores
trajeron el
examen de
algunos
argumentos que
no tienen sido,
generalmente,
considerados.
Es
responsabilidad
de la familia, y
no de la
escuela, la
formación
religiosa de sus
hijos, tarea esa
que puede ser o
no,
complementada
por los centros
espiritas, he
aquí una
cuestión que
está fuera de
discusión,
porque ella es,
con efecto, la
expresión de la
verdad.
En la cuestión
n. 110 del libro
“El Consolador”,
Emmanuel se
refirió al
asunto. Le fue
preguntado: -
¿Cuál es la
mejor escuela de
preparación de
las almas
reencarnadas, en
la Tierra?
Emmanuel
contestó: “La
mejor escuela
aún es el hogar,
donde la
criatura debe
recibir las
bases del
sentimiento y
del carácter.
Los
establecimientos
de enseñanza,
propiamente del
mundo, pueden
instruir, pero
sólo la
institución de
la familia puede
educar. Es por
esa razón que la
universidad
podrá hacer el
ciudadano, pero
solamente el
hogar puede
edificar el
hombre. En su
grandiosa tarea
de
cristianización,
ésa es la
profunda
finalidad del
Espiritismo
evangélico, en
el sentido de
iluminar la
conciencia de la
criatura, a fin
de que el hogar
se rehaga y el
nuevo ciclo de
progreso
espiritual se
traduzca, entre
los hombres, en
hogares
cristianos, para
la nueva era de
la Humanidad.”
Como fue
divulgado, en la
ciudad de Rio de
Janeiro la
Secretaría
Municipal de
Educación
contrató a
través de
concurso 45
profesores
católicos, 35
evangélicos y
diez de
religiones
afrobrasileñas.
Todos tuvieron
que presentar
recomendaciones
de las iglesias
donde hacían
parte. Fueron,
sin embargo,
extintas las
diez vacantes
que habían sido
reservadas para
profesores de
Espiritismo,
porque el
Consejo Espirita
de la Provincia
de Rio de
Janeiro (CEERJ)
no adhirió a la
propuesta, por
discordar que
los estudiantes
reciban
orientación con
característica
confesional.
La posición del
CEERJ ya había
sido manifestada
en el año 2002,
cuando el
entonces
gobernador
Anthony
Garotinho
sancionó la ley
instituyendo esa
modalidad
confesional en
las escuelas
provinciales. En
aquella
oportunidad, el
CEERJ tornó
público su
pensamiento de
que “la
responsabilidad
indiscutible de
la formación
religiosa de los
hijos es de la
familia, por no
ser eso una
función de la
escuela”.
¿Habrá sido
realmente
correcta la
decisión tomada
por los cofrades
cariocas?
¿Extinguir las
vacantes
destinadas a los
espiritas no es
lo mismo que
dejar aparte un
recurso
importante de
divulgación del
Espiritismo?
Si un gran
periódico o una
emisora de
radiodifusión
abre a los
espiritas un
espacio gratuito
para divulgar la
doctrina, ¿es
justo que
recusemos esa
oferta?
Si la educación
es tarea
exclusiva del
hogar, no se
dirá lo mismo de
la instrucción,
que es, como
sabemos, tarea
inherente a la
escuela. Si
nuestros niños
reciben allí
informaciones
sobre historia,
geografía,
matemáticas y
tantas otras
asignaturas,
¿por qué ocultar
de ellas
informaciones
básicas sobre el
Espiritismo?
Recibiendo esas
informaciones,
los niños no
serán educados,
pero serán
instruidos y
dotados de
recursos para
que puedan bien
distinguir el
Espiritismo de
las religiones
afrobrasileñas,
algo que, mismo
en Brasil grande
parte de la
población
ignora.
Esas
consideraciones
no pueden ser
ignoradas en un
debate honesto y
amplio sobre el
tema, una vez
que la Ley que
originó tal
polémica es de
ámbito nacional
y envuelve, por
lo tanto, la
participación de
los espiritas de
todo el País, no
sólo de Rio de
Janeiro.
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