conferencias,
colaborador de
actividades y,
en segundo
término, como
responsable del
Departamento de
Orientación
Doctrinaria y
presidente del
Consejo
Deliberativo.
Espírita activo
desde 1989,
Valentim también
ofrece
conferencias y
tiene una
respetable
experiencia en
el área de
unificación del
movimiento
espírita, como
revela en la
siguiente
entrevista que
gentilmente nos
concedió. |
¿Cómo y cuándo
se involucró en
la Doctrina
Espírita?
Conocí la
Doctrina
Espírita en
Araquara en
1980, cuando aún
enamoraba a mi
actual esposa
Fátima. Teniendo
ella
mediumnidad,
comenzaron a
aparecer las
primeras señales
y por
orientación de
amigos fuimos a
la Sociedad
Espírita Obreros
del Bien para
que ella
recibiese
tratamiento
espiritual. No
tuvimos
continuidad. Tal
vez no estábamos
preparados para
absorber las
enseñanzas de la
Doctrina
Espírita. En
octubre de 1981
entré a la Casa
Editora O Clarim
para trabajar
como
compaginador y
la obligada
lectura de los
textos me
comenzó a
encantar, sobre
todo los de
Cairbar Schutel.
Comencé a
frecuentar las
reuniones del
Centro Espírita
Amantes de la
Pobreza (hoy
Centro Espírita
O Clarim), sin
asumir mayores
compromisos,
pero en 1989 el
llamado apareció
nuevamente, con
la mediumnidad
de mi esposa
invitándonos al
trabajo.
Apoyándola a
ella, y por la
necesidad de mi
esposa de
trabajar en el
área de la
mediumnidad, me
involucré de una
vez con la
Doctrina
Espírita. A
menudo digo que
debo a la
mediumnidad de
ella el hecho de
haber conocido
el Espiritismo
con más
profundidad.
¿Qué experiencia
considera la más
importante
después de
trabajar tantos
años en la
editora fundad
por Cairbar
Schutel?
La posibilidad
de conocer de
cerca el trabajo
del “Embanderado
del
Espiritismo”, el
contacto con sus
obras, las
dificultades de
su época y el
emprendimiento
de ese Espíritu
de vanguardia.
Eso es lo que
nos motiva al
trabajo de
divulgación de
la Doctrina
Espírita, dentro
de nuestras
posibilidades y
limitaciones.
¿Cuál ha sido la
experiencia más
resaltante en
todos estos años
vividos en la
Casa Editora O
Clarim?
Fue el acompañar
de cerca los
esfuerzos hechos
por los
directores de la
institución para
mantener la Casa
Editora fiel a
los conceptos de
su fundador,
Cairbar Schutel.
Hoy, son
lanzados casi a
diario, por el
conjunto de
editoras, libros
que no siempre
tienen
compromisos con
la fidelidad
doctrinaria, con
la defensa de
los conceptos
establecidos en
la
codificación,
sino sólo con
objetivos
comerciales.
Mantenerse
“vivo” en un
panorama como
éste, teniendo
que acompañar a
las evoluciones
tecnológicas
necesarias y
competir con las
“novedades que
fascinan” no es
fácil. Se
necesita mucha
perseverancia y
mucho trabajo.
Sin necesidad de
citar nombres,
esos esfuerzos
siempre me han
incentivado a
estar atento a
lo que ocurre en
el movimiento
espírita.
En la vivencia
con el
movimiento
espírita local,
regional y
estatal ¿qué es
lo usted
considera de
gran utilidad?
Creo que la
oportunidad para
adquirir lo
aprendido,
intercambiar
experiencias y
hacer amistades
son el punto
fuerte de esta
convivencia.
Como el
movimiento
espírita es
hecho por
idealistas que
dedican parte de
su tiempo
disponible a las
actividades
doctrinarias,
sin contar con
profesionales
para eso, el
estar juntos, el
ir más allá de
las paredes del
Centro Espírita,
es por demás
gratificante.
En las reuniones
de los órganos
de unificación,
¿cuál es la
lección más
provechosa que
puede ser usada
en favor del
movimiento
espírita?
Los órganos de
unificación,
aunque no tengan
por parte de los
dirigentes
espíritas la
consideración
debida, ejecutan
un trabajo de
suma
importancia.
Hace 21 años
participando de
esas reuniones,
pude ver de
cerca el
esfuerzo de
abnegados
compañeros que
sueñan con un
movimiento
espírita más
unido. La
lección que
puedo sacar de
eso es que
siempre podemos
hacer un poco
más, aun con
dificultades, o
incluso
distantes de lo
que deseamos.
Recuerdo siempre
de una frase de
nuestro querido
José Antonio
Castilho, quien
ideó las Ferias
del Libro
Espírita del
Brasil, en las
reuniones de la
USE: “Lo poco ya
es mejor que la
nada”.
En todos estos
años de su
participación en
el movimiento
espírita en
Matão, ¿qué
hecho considera
usted como el
más
sobresaliente?
Muchos fueron
los hechos que
nos marcaron,
pero destaco los
homenajes que se
le hicieron a
Cairbar Schutel
en el centenario
del municipio de
Matão, el 29 y
30 de agosto de
1998, con la
presencia de
líderes
espíritas de
todo el Estado
de São Paulo, en
un evento
organizado por
la Unión de
Sociedades
Espíritas del
Estado de São
Paulo. Ese
respeto que el
movimiento
espírita tiene
por Cairbar
Schutel es muy
interesante,
puesto que en
todos los
lugares a los
que vamos y
citamos a Matão,
inmediatamente
viene el
recuerdo del
Embanderado del
Espiritismo.
Toda iniciativa
que rescate
estas figuras
del Espiritismo
es loable y
merece nuestro
respeto.
Háblenos de su
experiencia de
coordinar con
los
conferencistas
en el Centro
Espírita O
Clarim y en el
Centro Espírita
Allan Kardec.
Es un trabajo
muy placentero
porque
proporciona dos
posibilidades:
conocer
conferencistas
de otras
ciudades, de
otros Estados, y
al mismo tiempo
adquirir
conocimientos.
Hoy tenemos
condiciones de
ofrecer
oportunidades a
los trabajadores
de la casa, en
el sentido de
desarrollar las
conferencias,
así como actuar
con oradores
conocidos y con
una vivencia
mayor en la
Doctrina
Espírita, que
están dispuestos
a colaborar con
las Casas
Espíritas. Al
hacer esto, la
intención no es
tener la casa
llena, lo que
muchas veces
ocurre de
acuerdo al
nombre del
conferencista,
sino demostrar
la grandeza de
la Doctrina
Espírita y, al
mismo tiempo,
motivar a los
que se inician a
prepararse mejor
para la noble
tarea de la
divulgación.
¿Qué visión
tiene de la
actualidad del
movimiento
espírita en
nuestro país?
¿Cuál sería, en
su opinión,
nuestra mayor
necesidad?
Veo al
movimiento
espírita
creciendo en
cantidad y en
calidad en los
eventos. Son
muchos los
congresos,
seminarios,
simposios y
encuentros donde
la Doctrina
Espírita es
discutida de
manera amplia.
Eso está muy
bien; sin
embargo pienso
que esas
discusiones
requieren ser
compartidas con
aquellos que no
tienen la
posibilidad de
participar de
esos eventos,
por varios
motivos.
Aquellos que
asisten
necesitan
reproducir esos
trabajos en sus
casas de origen
para que la
“candela no
quede debajo del
celemín”. En mi
opinión, esa es
una necesidad,
es decir,
colocar la luz
al alcance de
todos.
Como
conferencista,
¿cómo ha sentido
usted al público
y a las
instituciones
que ha visitado?
¿Qué impresiones
guarda de esos
contactos?
Siento un
público cada vez
más atento en
las conferencias
y con un retorno
muy positivo en
relación a los
temas abordados.
Las
instituciones se
han esforzado en
el sentido de
ofrecer las
mejores
condiciones a
los
conferencistas
para que el
mensaje logre
sus objetivos,
con recursos
audiovisuales,
sonido de
calidad, etc. En
mi opinión, las
personas ya no
frecuentan las
conferencias
sólo por los
pases sino para
buscar
informaciones
que las ayuden a
enfrentar las
dificultades del
día a día con
más
tranquilidad.
¿Algo más que le
gustaría
agregar?
El movimiento
espírita, como
dijimos, es
hecho por
idealistas. No
vamos a dejar
que este ideal
se enfríe por
las
dificultades, y
ante las
posibles
diferencias
existentes entre
los
trabajadores,
juntémonos en
los puntos en
común y
respetémonos en
las diferencias.
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