Cuéntenos sus
primeros
contactos con la
Doctrina
Espírita. |
La familia de mi
abuela materna
era espírita.
Ella hablaba de
Espiritismo con
sus hijos pero
no lo seguían
porque mi abuelo
tenía otra
creencia. De oír
a mi madre
hablar de esto,
y de ir con mi
padre a los
“caboclos”, era
a mi entender lo
que tenía más
lógica, pero no
le daba mucha
importancia a
esto ni a mi
religión de
bautismo,
metodista.
Cuando algunos
acontecimientos
me hicieron
pensar que era
hora de colocar
a Dios en mi
vida, busqué lo
que parecía más
cierto. Pero no
tenía noción de
la diferencia
entre Centro
Espírita y
“centro
espírita”. Fui
al que conocía,
venciendo el
gran temor que
adquirí, sin
saber por qué, a
los Espíritus.
La entidad que
se manifestaba
por intermedio
de la persona
que busqué, me
recomendó una
Casa Espírita
diciéndome: “tú
necesitas
entender el
sentido de la
palabra
Espiritismo.
Tienes que
estudiar. Busca
una casa
Espírita, pero
debe ser
Kardec”. Esta es
la instrucción
que recibí, y de
una persona
analfabeta. Mi
esposa,
Beatriz, ya
frecuentaba la
Sociedad
Espírita
Fraternidad,
invitada por mi
madre, mis hijos
ya se
interesaban y
leían algunos
libros.
Entonces, bajo
la conducción de
Beatriz,
hacíamos el
Evangelio en el
Hogar. Fue así
que busqué a la
Sociedad
Espírita de
Auxilio
Fraternidad,
donde me
encuentro hasta
el día de hoy.
Feliz.
¿Qué significó
el Espiritismo
en su vida?
Un Sol para los
días, una Luna
para las noches,
un horizonte
para todo. Antes
vivía para el
mundo. Hoy vivo
en el mundo,
esforzándome
para no ser del
mundo. El
Espiritismo es
un camino
liberador. Esta
afirmación de
André Luiz es,
quien sabe, la
mejor forma de
definir lo que
significa para
mí el después.
Tengo la
convicción que
para todos podrá
ser así.
Usted es
invitado como
expositor y ha
visitado otras
ciudades. ¿Cómo
siente la
repercusión de
esas
actividades?
Sí, he visitado
algunas ciudades
de la región. Es
reconfortante,
me siento
valorado y con
una creciente
responsabilidad.
Hacer este
trabajo de la
mejor forma
posible, llevar
el mensaje que
ayude en las
reflexiones,
mías y de otras
personas
también, es la
mejor forma de
agradecer todo
lo que la
Doctrina hizo,
hace y aun va
hacer por mí.
¿Cómo evalúa la
evangelización
de niños y
jóvenes?
Quisiera haber
oído los
consejos de mi
madre y de mi
padre para que
asista a la
Iglesia, me
habría ayudado
mucho, ya que
lamento haber
comenzado mi
búsqueda de Dios
de adulto. Una
persona sin
noción de Dios
está siempre
lista para
cometer errores
en sus
decisiones.
Porque el mundo
en el que
vivimos está
lleno de
desafíos, que
nos hacen crecer
o nos
comprometen aún
más. La
comprensión de
las leyes
divinas, de la
moral que Cristo
predicó y dio
ejemplo, nos da
un rumbo
verdadero si
queremos
realmente
progresar como
Espíritus
inmortales. La
evangelización
es la
“salvación”, no
solamente de los
niños y jóvenes,
sino también de
las familias, lo
que en
consecuencia va
a crear el mundo
mejor al que
todos aspiramos.
Nuestras casas
se deben
dedicar, y
mucho, a una
evangelización
de calidad, que
creará el
terreno fértil
para el
florecimiento de
las leyes de
Dios que están
grabadas en la
conciencia y de
los buenos
sentimientos en
germen de los
corazones.
¿Cómo se
desarrollan las
acciones de
solidaridad en
la Sociedad
Espírita de
Auxilio
Fraternidad?
Los
departamentos
responsables de
las actividades
que implican la
atención a las
personas tienen
como
coordinadores a
hermanos con
conocimiento
doctrinario y
disposición para
hacer todo lo
que está a su
alcance y de la
Casa, tratando
de atender de la
mejor manera a
las personas
asistidas.
Destacan entre
esas acciones la
entrega de sopa
en algunos
barrios, tres
días a la
semana, y los
encuentros
semanales con
madres para el
Evangelio y los
talleres. Estas
madres reciben
un “rancho”
mensual, dentro
de las
posibilidades de
la Casa,
actividad que es
costeada por las
donaciones
recibidas,
principalmente
de parte de los
asistentes a los
grupos de
estudio.
Considero como
solidaridad las
atenciones
fraternas,
siempre en
aumento, y del
DIJ. Las
acciones que
involucran a los
niños y a las
familias son,
verdaderamente,
lo que mejor
podemos hacer.
Tenemos personas
preparadas para
las visitas a
los hogares,
ayudando en la
implantación del
Evangelio en el
Hogar, el
Círculo de la
Gestante y, en
proyecto, el
Círculo del
Anciano. Estos
últimos son
programas
incipientes, que
deberán dar
mayores
resultados con
el paso del
tiempo.
¿Cuál es su
análisis sobre
el Estudio
Sistematizado de
la Doctrina
Espírita (ESDE)
en los Centros
Espíritas?
Creo que tenemos
dificultades en
mantener a las
personas
motivadas para
el estudio y la
profundización
de los
conocimientos. A
medida en que el
tiempo pasa, se
va transformando
en rutina. Se
percibe que
muchos no
estudiarían si
no fuese
requisito básico
para trabajar en
las actividades
de las casas.
Este es un
desafío que debe
ser enfrentado,
para que el
Estudio
Sistematizado
mejore su tarea
de seguir
liberando
consciencias.
¿Cómo analiza
las actividades
de divulgación
del Espiritismo?
¿Qué están
haciendo
ustedes?
Veo con mucho
optimismo la
forma en que la
Doctrina está
siendo
divulgada, en la
mayoría de los
casos. Las
federaciones
vienen
trabajando
mucho, con
seriedad, para
que las buenas
informaciones
lleguen a todas
las personas.
Vemos muchos
periódicos,
páginas en
internet de
casas serias,
cumpliendo con
su papel de
divulgación.
Tenemos varias
películas de
mucho éxito.
Nuestro Hogar
es un gran
ejemplo.
Asimismo las
novelas, muy de
moda, han sido
sembradoras. Por
mi parte vengo
apoyando la
divulgación a
través de
nuestro
periódico Jornal
Verdad y Luz,
que va a varias
casas de la
Región y para
suscriptores de
varios Estados
del Brasil.
Tenemos la
página en
internet con un
promedio de
6,500 accesos
por mes, también
tenemos
Facebook. En la
cuestión
personal, vuelvo
a citar a André
Luiz, cuando
dice que la
mejor propaganda
es la propia
transformación.
Con esto me
mantengo
ocupado.
En tiempos de
transición
planetaria, ¿qué
es lo que aún le
falta a muchos?
Yo pienso que
esta transición,
en su verdadero
contenido, es
vista casi
exclusivamente
por nosotros los
espíritas, por
las
informaciones
que nos son
traídas por los
benefactores
espirituales.
Para los no
creyentes y
aquellos ligados
a las religiones
tradicionales,
tiene mucho más
de fantástico,
de tremendo, de
creencia en el
fin del mundo
producido con
destrucción y
muertes
violentas. Por
ello, cuando
notamos que la
ética está
siendo olvidada
por nosotros los
espíritas,
incluso
permitiendo que
el orgullo y su
hijo predilecto
el egoísmo guíen
nuestros
comportamientos,
además de
preocupante es
lamentable.
Dejamos pasar
una vez más la
oportunidad que
nos da el Padre.
Parece que el
conocimiento de
que Él jamás nos
quita estas
oportunidades
nos hace ir
posponiendo la
firme decisión
de seguir
adelante y hacia
arriba sin mirar
atrás. Mientras
que a los que
creen en el
cielo y el
infierno, es
impresionante
ver cómo, por la
elección de su
comportamiento,
se conducen
voluntariamente
al infierno. La
creencia en el
arrepentimiento
de última hora y
el culto
exterior, para
mí, no explica
esos
comportamientos,
sino sólo la
información
grabada en lo
recóndito del
alma: la
reencarnación.
Por esto también
van posponiendo
la verdadera
reforma. Nos
corresponde a
los espíritas,
además de los
esfuerzos por
nuestra
transformación
definitiva,
llevar también
el mensaje
liberador a
todos los que,
de alguna
manera, podemos
llegar e
influenciar. Por
esto la
divulgación
seria, sin
proselitismo del
momento, ayuda
mucho por las
reflexiones que
propone.
Contrariamente
al dicho popular
que dice “de
buenas
intenciones está
lleno el
infierno”, son
las buenas
intenciones las
que nos
mantendrán en el
planeta
renovado, de
regeneración.
Aunque aún
vacilantes, gran
parte de la
población de la
Tierra tiene
buenas
intenciones. En
un ambiente
“saludable”, el
progreso se hará
sin retrocesos
ocasionales.
Sus palabras
finales.
Todos aspiramos
a la felicidad y
a la paz
interior, pero
pocos invertimos
en que lo que
decimos querer.
Si fuese nuestra
mayor prioridad,
renunciaríamos a
muchas cosas, no
le
daríamos
importancia a
muchos
acontecimientos
que nos
perturban, pues
atienden al
orgullo y al
egoísmo. Si
hiciéramos una
reflexión sobre
lo que nos es
propuesto en
esta vida,
percibiríamos
que sólo la
propuesta de
Jesús nos
garantiza la
felicidad
posible en este
mundo. Esta
propuesta es
simple: perdonar
y amar,
incondicionalmente.
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