Todo lo que es creado
existe. Sale del
territorio nebuloso de
lo metafórico, de la
nada, para la
manifestación. Sí, no
importa aquí si la
creación reside
temporalmente en el área
del pensamiento o de la
idealización para tomar
forma, poco o mucho
después. Cada objeto,
casa, puente, en este
mundo, ocluye de uno o
más de
un pensamiento que los
proyectó. Así, es lógico
que su existencia puede
ser admitida a partir
del instante en que el
hecho se delineó en la
mente de sus
idealizadores.
Confirmación para esta
afirmación, de hecho, se
verifica en la
constatación de que todo
en el universo
constituye energía,
movimiento y
manipulación de estas
mismas energías. El
pensamiento, por lo
tanto, es energía. Posee
consistencia propia,
color, brillo, e
influencia positiva en
todos los más variados
aspectos de la
existencia, como
nos demuestran los
estudios de valor de C.
W. Leadbeater y otros
científicos de
vanguardia. ¡Sobre todo,
el pensamiento, fuente
creadora por excelencia,
interacciona con
nosotros! Actúa en
nuestro propio campo
mental, y, por lo tanto,
es factible de
modificarlo o
robustecerlo, obediente
a las leyes de la
sintonía. Experimente
expresar pensamientos
agresivos entre medio de
una pelea ya acalorada,
y confirmará fácilmente
que lo que se proyectó
en instantes de su campo
emocional y mental para
un ambiente de sí ya
turbulento sólo servirá
para robustecer el campo
energético hostil de
aquel ambiente, con
consecuencias múltiples,
y ciertamente
desagradables para todos
los envueltos.
De otro modo, con
conciencia e intención,
hagamos lo inverso. En
alguna oportunidad
propicia, experimentemos
intervenir en contienda
desagradable en un
sentido conciliador,
armonizador. Y también,
es casi cierto, en la
dependencia de las
resistencias
individuales o del calor
del momento, podremos
verificar que la
emisión intencional de
un patrón mental
saneador en el ambiente
ha de, como no, enfriar
los ánimos; o inducir a
los circunstantes a
algún desvío saludable
de actitudes en el
sentido de un consenso
pacífico.
Es un equivoco afirmar
que no existen
las
ciudades espirituales
Toda esta digresión para
introducir el tema de
las manifestaciones de
vida en otros niveles,
imperceptibles a los
sentidos carnales,
cuestión aún ahora tan
factible de polémicas y
de debates acalorados
entre espiritualistas o
interesados en esta
realidad palpitante,
porque se acostumbra,
con alguna frecuencia, a
lanzar la
afirmación equivocada de
que las aludidas
ciudades, colonias o
estaciones provisionales
de vida, en la cual
estacionan los Espíritus
desencarnados, "no
existen". ¡Es, pues, más
que tiempo de corregirse
esta noción, por amor de
las realidades que la
propia ciencia en avance
ya va desvelando! O
incurriremos,
infelizmente, y tal vez
que en muy poco tiempo,
en las situaciones
habidas en el pasado
secular con religiones
institucionalizadas, que
se vuelven obligadas a
admitir en público sus
errores de visión al
condenar exponentes del
pensamiento que sólo, y
no más que eso, iban
desvelando leyes y
misterios de las leyes
naturales, hasta
entonces no
comprendidos.
¡Y, convengamos, se
trataría de un
acontecimiento de
contexto desmoralizador
que, pienso, una
Doctrina de grandeza
como la Codificación de
Allan Kardec no merece
sufrir!
Aún esta semana leía en
un ejemplar de la
revista Vea las
novedades de la
tecnología para los
aparatos de TV de un
futuro ni tan distante.
Algo, de hecho, que en
reflexiones conjuntas
con las inspiraciones de
los mentores, más de un
golpe intuíamos, con el
pasar de los años: ¡los
próximos televisores
habrán de ser
holográficos!
Impensable, hace sólo
algunos pocos años,
durante los cuales tales
maravillas sólo nos
surgían en el territorio
fantástico de las
películas de ficción,
¿no? ¡Pues, amigos
lectores, prepárense!
¡Es lo que el porvenir
de la tecnología del
confort doméstico está
reservándonos para
pronto!
¡Tomemos para ejemplo,
entonces, el universo de
las imágenes
holográficas, para un
breve análisis y
comparación útil! A
ejemplo de lo que ocurre
hoy con la TV a la cual
estamos habituados, las
imágenes proyectadas en
el aire a nuestro frente
con todo el realismo nos
provocarán las mismas
reacciones a que nos
acostumbramos al asistir
a una película de
acción, o drama, o a los
documentales o
entrevistas. Viendo, en
el espacio de nuestra
sala doméstica, actores,
entrevistadores o
individuos emitiendo
opiniones o viviendo
situaciones exhibidas en
informativos,
inevitablemente no
pararemos para
considerar que ¡"esas
imágenes no existen, por
tanto no me afectan”!
¡Improbable!
Pude presenciar un
ambiente específico de
la colonia Nuestro Hogar
Habremos, sí, de
conmovernos delante de
la noticia triste, en
arrastrarnos frente al
espectáculo musical
grandioso, tal como nos
ocurriría si
estuviéramos presentes,
en tiempo real, en el
lugar donde ocurre lo
que es exhibido, porque,
en verdad, las imágenes
nos remiten, aunque
cuando se traten de
hechos
grabados un tiempo
anterior, a personas y a
escenarios reales! ¡Las
imágenes delante de
nosotros, por lo tanto,
no poseerán consistencia
sólida, pero serán un
puente para los
participantes palpables
de las situaciones!
La realidad de las
ciudades y colonias para
donde nos encaminamos
después de nuestro
periodo en la esfera
material de
manifestación no
difieren, en esencia, de
lo que arriba es
expuesto. ¡Una vez hubo
en que ya las visité,
por desprendimiento, y
sorprendiendo monumental
movimiento de vida, en
todos los niveles! Pude
presenciar, a título de
estudio y colaboración,
y guiada por mis
mentores, un ambiente
específico de la colonia
Nuestro Hogar, donde se
realizan atenciones a
recién venidos. Conversé
con personas, en medio
de un auténtico tumulto
de ir y venir de quien
acogía a los recién
llegados, de quienes por
ellos era recibido, y de
gente en situación de
reencarnada aún, que
allí comparecía también
en desprendimiento
nocturno para visitar a
los suyos. Acompañada
de una mentora gentil,
en un ambiente amplio,
campestre, del lado de
fuera de la Institución
socorrista, pude,
inclusive, en apoyo a lo
que allí era realizado,
confortar a un joven
padre inconsolable por
la pérdida de un hijo
aún en fase infantil. Le
decía que buscara
observar a su alrededor,
y comprender que
finalmente su hijo sólo
continuaba en un otro
lugar. No se acabara, de
hecho. ¡Y, allí, podía
él constate que,
matemáticamente, un día
tendría el reencuentro!
El muchacho, expresando
cierto alivio, nos oía.
Y aguardaba el momento
en que podría visitar al
hijo. ¡Todo con riqueza
de detalles físicos y
circunstanciales,
nítidos! El muchacho era
un individuo blanco y
pelirrojo. La mentora
que me acompañaba tenía
un aspecto joven y
personalidad simpática,
de estatura algo baja y
cabellos castaños
alcanzando los hombros.
No solo al
entretenimiento se
dedica
el ejercicio
artístico musical
Otras ocasiones hubo en
que visitamos esos
lugares en
circunstancias
diferentes, siempre
activas de vida – de
esta misma vida a la
cual nos vemos todos
ambientados, regidas por
actividades múltiples en
compatibilidad con cada
iniciativa propia, con
cada intención y
propensión. Una vez hubo
en que Iohan, el amigo
espiritual querido con
quien hoy realizo una
deliciosa asociación en
el trabajo de los
romances psicografiados,
me condujo a una visita
a la estancia de lo
invisible donde habita,
donde prosigue en el
trabajo grato que le
caracteriza índole y
tendencias, como músico.
Me vi en una sala
grande, de
compartimentos unidos,
donde
varios músicos ensayaban
para una presentación
futura. Una coral, en
medio de la cual fui a
tener con la misma
mentora atenta y
paciente de la
experiencia anterior,
aguardando las
instrucciones del
regente dedicado.
Más tarde, me explicaba
el autor de nuestras
actuales obras que no
sólo al entretenimiento
se dedica el ejercicio
artístico y, en su caso
específico, musical, en
estas esferas más
depuradas de la vida.
También es herramienta
terapéutica poderosa en
el restablecimiento y
readaptación de las
decenas de personas que
diariamente vuelven a
estas dimensiones de la
Creación divina, de modo
que no hay un único
departamento de estos
lugares que no
contribuya para la
magnetización propicia
de las energías de cura,
de restablecimiento, las
expresiones más elevadas
de las producciones
musicales, ¡inclusive de
las ya realizadas en el
ámbito de la esfera
física por los grandes
maestros que nos
visitaron el orbe hace
largos dos siglos!
Puede con facilidad, a
partir de esas
indicaciones, el lector
interesado en analizar
el asunto – desde que
sea despojado de
limitaciones de
comprensión
auto-impuestas, o de
prejuicios formados a
partir de una
cristalización
inadecuada de conceptos
a partir del estudio de
la Doctrina Kardecista
–, comprender que tal
riqueza de escenarios y
de realizaciones
ocurriendo
simultáneamente en otras
dimensiones de la vida,
a las cuales todos
estamos destinados a
volver, no es factible
de endosar la afirmación
simple de que "¡las
colonias espirituales no
existen porque son
creación de Espíritus
inferiores!".
No se enseña al niño lo
que se enseña al adulto;
cada cosa tiene su
tiempo
Al contrario de lo que
se pretende con tal
análisis superficial,
precipitada de los
hechos, en el propio
cuerpo doctrinario del
Espiritismo, es dicho,
imparcialmente, en el
cap. IV de El Libro
de los Espíritus:
Pregunta 182: ¿Podemos
conocer exactamente el
estado físico y moral de
los diferentes mundos?
Respuesta: "Nosotros,
Espíritus, no podemos
responder sino en la
medida de vuestro grado
de evolución. Quiere
decir que no debemos
revelar estas cosas a
todos, porque ni todos
están en condiciones de
comprenderlas, y ellas
los perturbarían."
Pregunta 801: ¿Por qué
los Espíritus no
enseñaron desde todos
los tiempos lo que
enseñan hoy?
Respuesta: "No enseñáis
a los niños lo que
enseñáis a los adultos y
no dais al recién nacido
un alimento que él no
pueda digerir. Cada cosa
tiene su tiempo. Ellos
enseñaron muchas cosas
que los hombres no
comprendieron o
desfiguraron, pero que
actualmente pueden
comprender. Por su
enseñanza, incluso
incompleta, prepararon
el terreno para recibir
la simiente que ahora va
a fructificar.
Pregunta 81: ¿Los seres
que habitan los
diferentes mundos tienen
cuerpos semejantes a los
nuestros?
Respuesta: "A buen
seguro que tienen
cuerpos, porque es
necesario que el
Espíritu se revista de
materia para actuar
sobre ella; pero este
envoltorio es más o
menos material, según el
grado de pureza a que
llegaron los Espíritus y
es esto que determina
las diferencias entre
los mundos que tenemos
que recorrer. Porque hay
muchas moradas en la
Casa de nuestro Padre, y
muchos grados, por lo
tanto. Algunos lo saben
y tienen conciencia de
eso aquí en la Tierra,
pero otros nada saben."
Nos basta, entonces, un
análisis crítico y
estudio serio de la
propia Codificación para
el preciso reajuste de
comprensión. Porque si
todo es vida y
evolución, y el mismo
Cristo nos adelantó,
para nuestro grado aún
restringido de
comprensión de tiempos
pasados, que "En la Casa
de mi Padre hay muchas
moradas", el lanzarse
sin pensar, y en
público, la afirmación
apenas reflejada de que
"los mundos y colonias
espirituales no existen
y son creaciones de
Espíritus inferiores"
refleja, antes de todo,
profundo e invigilante
aprecio, primero para
con lo que los mismos
Espíritus tutelares de
la humanidad nos vienen
revelando, en proceso
didáctico, gradual, y
concomitante con nuestro
grado evolutivo en las
diversas etapas de
oscurecimiento
conciencial en la
materia. ¿Entonces,
Espíritus inferiores
crearían lugares tan
perfectos para nuestra
evolución?
¡Y, en segundo, tal
serpenteante de
comprensión refleja
fallo más grave de
aclaración espiritual
para con lo que nos
reveló el mismo Jesús,
Gobernador planetario en
misión divina de amparo
y dirección de nuestra
humanidad aún sumergidas
en las consecuencias
lastimosas de estos y de
otros
errores de visión,
responsables por nuestro
retraso y extrema
desorientación en los
escenarios del mundo en
razón de esta ausencia
de convicción definitiva
de la mera continuidad
de la vida, proporcional
a nuestros hechos! ¡Pues
sólo esta certeza nos
situará con mayor
determinación los pasos
en el rumbo correcto
para los progresos
mayores de la evolución
del Espíritu!
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