Continuamos el estudio
metódico de “El
Evangelio según el
Espiritismo”, de Allan
Kardec, la tercera de
las obras que componen
el Pentateuco
Kardeciano, cuya primera
edición fue publicada en
abril de 1864. Las
respuestas a las
preguntas sugeridas para
debatir se encuentran al
final del texto.
Preguntas para debatir
A. ¿Cuál
es, según el
Espiritismo, la
principal tarea de los
padres con sus hijos?
B. En la
descripción que hace del
Juicio Final, Jesús
destaca una virtud.
¿Cuál es?
C. La
moral de Jesús puede ser
resumida en dos virtudes
principales. ¿Cuáles
son?
D. ¿Cuál
es la frase escrita por
Kardec que sintetiza los
deberes del hombre en la
Tierra?
Texto para la lectura
208.
Vosotras, mujeres que os
consagrasteis a Dios,
trabajad también en su
obra; pero que vuestros
trabajos no sean
únicamente para adornar
vuestras capillas, para
llamar la atención sobre
vuestra habilidad y
paciencia. Trabajad,
hijas mías, y que el
producto de vuestras
obras se destine a
socorrer a vuestros
hermanos en Dios. Los
pobres son sus hijos
bienamados; trabajar
para ellos es glorificar
a Dios. (Cap. XIII, ítem
16, Juan)
209.
Todos vosotros que
podéis producir, dad;
dad vuestro talento, dad
vuestras inspiraciones,
dad vuestro corazón, que
Dios os bendecirá. (Cap.
XIII, ítem 16, Juan)
210.
Todos vosotros podéis
dar. Cualquiera que sea
la clase social a la que
pertenezcáis, de algo
disponéis que podáis
compartir. Vuestros
tesoros de la Tierra
disminuirán un poco;
pero vuestros tesoros
del cielo crecerán. Allá
cosecharéis el céntuplo
de lo que hubiereis
sembrado en beneficios
en este mundo.
(Cap.
XIII, ítem 16, Juan)
211. La
piedad es la virtud que
más os acerca a los
ángeles; es la hermana
de la caridad que os
conduce a Dios. ¡Ah!
Dejad que vuestro
corazón se enternezca
ante la contemplación de
las miserias y de los
sufrimientos de vuestros
semejantes. Vuestras
lágrimas son un bálsamo
que derramáis sobre sus
heridas. (Cap. XIII,
ítem 17, Miguel)
212. La
piedad, la piedad bien
sentida, es amor; el
amor es consagración; la
consagración es el
olvido de sí mismo, y
este olvido, esta
abnegación en favor de
los desdichados es la
virtud por excelencia,
la que toda su vida
practicó el divino
Mesías y enseñó en su
doctrina tan santa y tan
sublime. Cuando esta
doctrina sea
restablecida en su
pureza primitiva, cuando
todos los pueblos se
sometan a ella, hará
feliz a la Tierra,
haciendo que allí reinen
la concordia, la paz y
el amor. (Cap. XIII,
ítem 17, Miguel)
213.
Hermanos míos, amad a
los huérfanos. ¡Si
supieseis cuán triste es
estar solo y abandonado,
sobre todo en la
infancia! Dios permite
que haya huérfanos para
exhortarnos a servirles
de padres. ¡Que divina
caridad es amparar a una
pobre criatura
abandonada, evitar que
sufra hambre y frío,
orientar su alma a fin
de que no se extravíe en
el vicio! (Cap. XIII,
ítem 18, un Espíritu
familiar)
214.
“¿Qué se debe pensar de
los que, habiendo
recibido ingratitud en
pago por los beneficios
que hicieron, dejan de
practicar el bien para
no encontrarse con los
ingratos? En éstos
hay más egoísmo que
caridad, porque hacer el
bien sólo para recibir
demostraciones de
reconocimiento, es no
hacerlo con desinterés,
y el bien hecho
desinteresadamente es el
único agradable a Dios.
Si Dios permite que
algunas veces seáis
pagados con la
ingratitud, es para
probar vuestra
perseverancia en
practicar el bien.
(Cap. XIII, ítem 19,
Guía protector)
215.
“¿Es acertada la
beneficencia cuando es
practicada
exclusivamente entre
personas de la misma
opinión, la misma
creencia, o el mismo
partido?” No,
porque precisamente es
el espíritu de secta y
de partido el que
necesita ser abolido,
puesto que todos los
hombres son hermanos. El
verdadero cristiano sólo
ve hermanos en sus
semejantes y antes de
socorrer al necesitado,
no le pregunta su
creencia ni su opinión.
(Cap. XIII, ítem 20, San
Luis)
216.
Jesús les preguntó:
“¿Quién es mi madre y
quiénes son mis
hermanos?” Y pasando la
mirada por los que
estaban sentados a su
alrededor, dijo: “He
aquí mi madre y mis
hermanos; pues todo
aquél que hace la
voluntad de Dios, ése es
mi hermano, mi hermana y
mi madre”. Algunas
palabras de Jesús
parecen extrañas, porque
contrastan con su bondad
y su inalterable
benevolencia para con
todos. Ahora bien, no es
posible que destruyese
por un lado lo que por
otro establecía, de
donde se extrae esta
consecuencia rigurosa:
si ciertas propuestas
suyas se hallan en
contradicción con el
principio básico, es
porque las palabras que
se le atribuyen ha sido
mal reproducidas, mal
comprendidas, o no son
suyas. (Cap. XIV, ítems
5 y 6)
217.
Suponer que Jesús haya
renegado de su madre
sería desconocer su
carácter. Semejante idea
no podría encontrar
morada en aquél que
dijo: Honrad a
vuestro padre y a
vuestra madre. Es
necesario, pues, buscar
otro sentido a sus
palabras, casi siempre
envueltas en el velo de
la forma alegórica. Él
no desestimaba ninguna
ocasión para dar una
enseñanza; aprovechó,
pues, la que le ofreció
la llegada de su familia
para precisar la
diferencia que existe
entre el parentesco
corporal y el
espiritual.
(Cap.
XIV, ítem 7)
218. Los
lazos de sangre no crean
necesariamente los lazos
entre los Espíritus. El
cuerpo procede del
cuerpo, pero el Espíritu
no procede del Espíritu,
porque el Espíritu ya
existía antes de la
formación del cuerpo.
(Cap. XIV, ítem 8)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A. ¿Cuál
es, según el
Espiritismo, la
principal tarea de los
padres con sus hijos?
Según el
mensaje firmado por el
Espíritu San Agustín, el
deber de los padres es
dar todas las
condiciones para que sus
hijos progresen y poner
todo su amor para
acercarlos a Dios. Esta
es la misión que se les
ha confiado y cuya
recompensa recibirán si
la cumplen fielmente.
“Recordad –dice San
Agustín- que a cada
padre y a cada madre
Dios preguntará: ¿Qué
hicisteis del hijo que
confié a vuestro
cuidado? Si quedó
atrasado por vuestra
culpa, tendréis como
castigo el verle entre
los Espíritus que
sufren, puesto que de
vosotros dependía que
fuese dichoso.”
(El
Evangelio según el
Espiritismo, capítulo
XIV, ítem 9.)
B. En la
descripción que hace del
Juicio Final, Jesús
destaca una virtud.
¿Cuál es?
La virtud
se llama caridad, que Él
no considera tan sólo
como una de las
condiciones para la
salvación, sino como la
única condición. Si
hubiese otras que
cumplir, las habría
mencionado. Puesto que
coloca la caridad en
primer lugar, es porque
ella comprende de manera
implícita a todas las
demás: la humildad, la
dulzura, la
benevolencia, la
indulgencia, la
justicia, etc., y porque
ella es la negación
absoluta del orgullo y
el egoísmo.
(Obra
citada, capítulo XV,
ítems 1,2 y 3.)
C. La
moral de Jesús puede ser
resumida en dos virtudes
principales. ¿Cuáles
son?
Caridad y
humildad, virtudes que
son lo opuesto,
respectivamente, al
egoísmo y al orgullo.
(Obra
citada, capítulo XV,
ítems 1 a 3.)
D. ¿Cuál
es la frase escrita por
Kardec que sintetiza los
deberes del hombre en la
Tierra?
Fuera de
la caridad no hay
salvación.
(Obra
citada, capítulo XV,
ítems 4 y 5)
|