Isabel,
cuéntenos un
poco de su
vivencia
espírita y como
ella cruzó los
caminos de la
educación
especial. |
Me inicié en el
Espiritismo por
el dolor,
encaminada por
un señor que me
prestó El
Libro de los
Espíritus.
En esa época yo
era umbandista
y, después de
algunos años de
lecturas
individuales,
percibí que el
Espiritismo me
ofrecía otras
respuestas, me
permitía avanzar
en los
cuestionamientos
y me traía un
gran bienestar.
Opté por este
último,
manteniendo un
gran cariño y
respeto por el
Umbanba. En el
movimiento
Espírita, conocí
el Centro
Espírita de
Jacarepaguá (Rio
de Janeiro-RJ),
en la cual
inicié los
estudios, y el
Centro Espírita
Eurípedes
Barsanulfo
(también en
Jacarepaguá).
Esas dos
instituciones de
trabajo en el
bien hicieron
posible que
conozca el
trabajo de la
Evangelización
de la infancia y
la juventud, que
se extendieron
en la
participación en
lo que
actualmente se
denomina SAPSE
en las
comunidades Vila
Sapê y Anil,
ambas en
Jacarepaguá, Rio
de Janeiro. Como
profesora, un
día fui invitada
a trabajar en
las clases
especiales/DM
(como se llamaba
en esa época). A
pesar de no
tener formación
especializada,
acepté el
desafío e inicié
estudios para
adecuarme a la
nueva demanda.
Noté una
identificación
casi inmediata y
un bienestar
evidente con
este trabajo. La
clase fue
creciendo en
calidad gracias
al apoyo
recibido por la
dirección de la
escuela y del
Instituto
Helena Antipoff,
de Rio de
Janeiro, al cual
siempre estaré
siempre
agradecida. En
los años
ochenta, la
USEERJ invitó a
las comunidades
ligadas al tema
del compañero
especial para un
encuentro en el
que serían
discutidos
asuntos
relacionados con
él, según la
visión espírita.
Aquél día fue
memorable.
Regresamos a
Jacarepaguá
animados y,
cuando llegamos,
ya habíamos
definido un
encuentro en
Eurípides para
el día siguiente
y a partir de
allí se inició
un grupo de
estudios, que
recuerdo con
nostalgia, que
resultó en el
Grupo Dona Meca
(http://www.osdm.org.br/quem_somos.htm)
y GAPEB
(http://gapeb.com.br/),
activos hasta la
actualidad.
Aun cuando las
últimas tres
décadas nos
hayan traído
avances
inestimables en
las discusiones
relacionadas a
la inclusión y
la educación
especial en el
campo de la
educación formal
en el Brasil,
esa discusión
parece caminar a
pasos lentos en
el movimiento
espírita, como
lo comprueban
sus actividades
(cursos, libros,
eventos,
seminarios).
¿Qué factores,
en su opinión,
contribuyeron a
este escenario?
Es un tema
bastante
complejo y
delicado el que
usted me
propone. Uno de
los aspectos que
me llama la
atención es que,
independiente de
estar en las
filas espíritas,
el hombre está
aún preso a los
temas que unen
la deficiencia
al castigo en
sus más diversos
matices. Aun
conscientes los
espíritas de que
Jesús nos
presentó a Dios
como Padre de
Justicia y, por
encima de todo,
de Amor y de
Misericordia, el
primer
calificativo
vinculado al
castigo parece
hablar aún mucho
más alto en
nuestras mentes.
Todavía se tiene
la cultura de
diversos pueblos
que refuerza las
causas ligadas
al castigo
divino. Todo
eso, a mi modo
de ver,
atraviesa los
movimientos
religiosos. La
resistencia para
la accesibilidad
en las Casas
Espíritas es aún
grande. Pocas
Casas tienen
traducción
simultánea para
Libras (*)
(Lengua
brasileña de
señales) en
sus reuniones
públicas y las
justificaciones
carecen de
consistencia.
Los libros
espíritas en
Braille aún son
muy pocos
(felizmente ya
contamos con los
audiolibros, que
satisfacen de
manera razonable
a los compañeros
con dificultades
visuales).
Rampas en los
edificios,
reflexiones
sobre las
posibilidades de
niños y jóvenes
con deficiencias
intelectuales y
con trastornos
de desarrollo
(TGD) que
frecuenten los
encuentros de
evangelización
infantil y
juvenil de forma
efectiva y real
- esas son
cuestiones que
el movimiento
espírita
necesita
reflexionar y
discutir. Los
Espíritus
superiores
dejaron temas de
inclusión en el
Pentateuco.
Necesitamos
salir de las
verdades
parciales que
nos mantienen en
la zona de
comodidad y
avanzar. La
Doctrina
Espírita tiene
una contribución
notable que
ofrecer, cuando
el movimiento
Espírita se abra
a los avances de
la Educación
Inclusiva que se
están observando
en la sociedad
en general.
La discusión de
la accesibilidad
pasa por la
producción de
libros en
Braille (o
audiolibros), la
traducción de
las conferencias
para Libras,
además de baños
adaptados y
rampas, entre
otras prácticas.
En su opinión,
¿cómo estamos en
esos requisitos
en el movimiento
espírita
actualmente?
Hemos avanzado,
pero de manera
muy tímida, sólo
por encima. Hay
varias obras
auxiliares de
autores
autorizados
(como Nancy
Puhlmann Di
Girolamo) que
ofrecen
excelentes
oportunidades
para salir de
esa posición que
no es coherente
con las
enseñanzas
espíritas, lo
que nos pide
acción con
responsabilidad.
La idea de la
reencarnación,
que nos indica
un aspecto de
prueba en el
tema de la
deficiencia, ¿no
debería
traernos, a los
espíritas, un
enfoque
diferenciado del
tema del
especial?
Pienso que sí,
porque no
importa si el
compañero que se
encuentra así
con nosotros
está en prueba o
en expiación,
pero sí que
todos nosotros
estamos
reencarnados
para progresar.
No nos faltan
ejemplos de
trabajadores
que, cuando se
enfrentan a
pruebas amargas
de las más
diversas, sólo
apoyaron al
compañero y
siguieron
aprendiendo. El
compañero
reencarnado en
la condición de
deficiente
sensorial, del
intelecto o con
trastornos no
necesita de
análisis sobre
las causas de su
condición, sino
de oportunidades
de disfrutar de
aquello que la
Doctrina
Espírita trae y
que nos da
fuerzas para
caminar en este
mundo de pruebas
y expiaciones de
manera más o
menos
equilibrada.
¿Por qué aquello
que me consuela
y fortalece no
haría lo mismo
con ese
compañero,
involucrado en
esa prueba? Es
un tema
para pensar…
La convivencia
de la persona
con deficiencias
en la misma sala
de aula de
evangelización
con los niños y
jóvenes llamados
normales ¿es
suficiente para
que la inclusión
sea efectiva, o
es necesario
algo más en
términos
pedagógicos?
Pienso que es
necesario
comenzar
abriendo las
puertas de las
Casas Espíritas
para acoger a
ese hermano y
sus familias. Es
necesario vencer
las propias
barreras, dejar
de buscar
fundamentos en
palabras que se
dicen espíritas
que carecen de
sustento
doctrinario e
invitar a esas
familias, pues a
partir de ahí la
demanda llevará
al equipo de la
Casa a buscar
respuestas a las
innumerables
dudas que
llegarán. Si
Nancy Puhlmann
hubiera cerrado
las puertas a la
primera persona
que llegó a la
institución
benéfica Nosso
Lar en São
Paulo, por falta
de base teórica
a esa acogida,
probablemente no
sería hoy para
nosotros un
punto de luz que
nos señale las
posibilidades
para este
trabajo. Y, aun
mirando su
ejemplo, el
equipo de
trabajo no se
quedó en ese
primer paso;
buscó bases
teóricas siempre
y cada vez más
actuales en la
ciencia y en la
pedagogía. Veo
que después de
que el primer
paso, tanto para
la casa Espírita
como para el
compañero
especial que
llega, es
necesaria la
búsqueda junto
a la literatura
espírita y
académica para
cimentar cada
vez más esa
práctica, a fin
de que ésta no
quede sólo en un
acercamiento,
que en lo
cotidiano de la
Casa Espírita se
configuren
algunas
situaciones para
el niño o el
joven teniendo
sólo la
convivencia
social. La
Doctrina
Espírita nos
afirma que somos
todos Espíritus
inmortales, con
equipaje de
muchas vidas,
con
conocimientos
acumulados.
Vamos a hablar
al Espíritu en
los encuentros
de
Evangelización,
a la centella
que brilla allí
en aquel hermano
limitado en la
presente
encarnación, y
esos principios,
así como muchos
otros de la
doctrina, nos
ayudarán a
crecer dentro de
la decisión de
darle acceso a
él. En la
cuestión
pedagógica,
debemos prestar
atención a las
peculiaridades
de esa persona y
a la deficiencia
que lo
caracteriza en
ese momento y de
cómo la
pedagogía ha
contribuido para
crear canales de
comunicación
efectivos con
él. No se trata
de un deficiente
sino, en primer
lugar, de una
persona que trae
una deficiencia,
lo que determina
diferencias
considerables a
la vista.
La casa espírita
¿se debe
preparar para
lidiar con las
diferencias o se
debe estructurar
sólo ante los
casos concretos
que ingresen a
sus puertas?
Veo que cuando
la Casa Espírita
se prepara sólo
para los casos
concretos que
llegan estará
restringiendo la
accesibilidad y
trabajando a
manera de
"apagar
incendios". Hay
que planear para
recibir a esas
personas, así
como para todas
las
peculiaridades
humanas (al
anciano, al niño
y al joven
especial, a
aquél que sufre
limitaciones
sensoriales
durante la vida
física, al ciego
y sordo, a la
persona obesa o
tetrapléjica…)
Para eso hay que
buscar también
los principios
del Diseño
Universal,
tecnología que
prevé espacios
para todos. Se
entiende por
Diseño Inclusivo
o Universal un
conjunto de
preocupaciones,
conocimientos,
metodologías y
prácticas que
miran la
concepción de
los espacios,
productos y
servicios,
utilizables con
eficacia,
seguridad y
confort por el
mayor número de
personas
posibles,
independientemente
de sus
capacidades.
En las visitas
asistenciales a
las
instituciones
especializadas
en la atención a
personas con
deficiencias,
¿qué reflexiones
podemos provocar
en los
trabajadores que
participan de
esas visitas?
Lo que me
sucedió en
algunas visitas
que hice fue:
“¡Se trata de
personas en
primer lugar!",
"No tenga
intenciones de
descubrir su
pasado mirando
ese cuerpo",
"¿Qué es lo que
él (ella) espera
de mí? Si yo
viviese aquí,
¿qué me gustaría
recibir en esta
visita
fraterna?”. Me
ocurría que yo
estaba entrando
en el hogar que
muchos de
aquellos
compañeros
conocían en esta
reencarnación, y
ello limitaba
mis acciones
allí. Creo que
también es
necesario tratar
de orientar los
pensamientos de
forma positiva y
optimista,
intercambiar
unas cuantas
ideas con los
compañeras de
visita para
mirar y buscar
estar con ellos
(ellas) en
aquellos
momentos. En un
momento
posterior, si es
posible fuera de
la institución,
analizar el
trabajo junto al
equipo, evitando
especulaciones y
elevando un poco
más la calidad
de esa visita.
El prejuicio en
relación a la
persona con
deficiencia se
materializa en
palabras y
gestos. ¿De qué
forma la
enseñanza
cristiana nos
puede ayudar a
combatir ese
prejuicio? El
Evangelio no nos
dice que no
veamos, sino que
tengamos ojos de
ver. Cuando
dejamos de
estudiar en la
Casa Espírita y
de reflexionar
particularmente
en esa y otras
enseñanzas del
Maestro Jesús,
podemos caer en
la falacia de
ver la paja en
el ojo ajeno y
olvidarnos del
tronco en el
nuestro, de
apuntar con el
dedo en
dirección al
otro
permaneciendo
cómodos con
nuestros
defectos morales
¡que muchas
veces no son tan
agradables!
Convivir con el
hermano especial
de manera que
aprendamos con
él es encarar
(felizmente todo
el tiempo)
principios como
éstos.
Percibimos que
el compañero
está en pruebas
difíciles, pero
ese análisis no
puede enyesar
nuestro
pensamiento ni
la acción
buscando
justificaciones
que no se
sustentan con el
estudio
doctrinario,
reforzando
actitudes
puramente
prejuiciosas.
Cuando miramos
al otro,
perdemos la
oportunidad de
examinarnos
descubriendo
puntos que
necesitan ser
burilados a
través de esa y
de otras
actividades de
la Casa
Espírita, ¡que
necesita
trabajadores
contentos!
Como palabras
finales, ¿qué
mensaje le
gustaría dejar a
los que trabajan
con la educación
especial en la
mies espírita?
Que perseveren
en este campo
bellísimo de
trabajo,
buscando fuerzas
en Cristo, en
primer lugar,
que nos dio la
oportunidad de
esta encarnación
para que, a
través del libre
albedrío,
experimentemos
la bendición de
aprender con el
compañero que un
día se llenó de
coraje para
retornar al
suelo terreno y
sabe en el fondo
de su ser que
necesita de las
manos
trabajadoras,
pero también
tiene mucho que
enseñar. Somos
compañeros en
esta jornada. Él
no desistió.
Nosotros, de
nuestra parte,
pedimos a los
amigos
espirituales que
estén con
nosotros para
conducirnos en
esta bella labor
con todo el
equipo de
trabajo de la
Casa Espírita.
(*)Nota del
traductor
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