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Entrevista Português Inglês    
Año 7 322 – 28 de Julio de 2013
MARCUS VINICIUS DE AZEVEDO BRAGA
acervobraga@gmail.com    
Brasília, DF (Brasil)
 
Traducción:
Ricardo Morante - rmorante3@yahoo.com
  

 
Isabel Cristina Melo:

 

 “La resistencia a la accesibilidad en la Casa Espírita es todavía grande”

 

La educadora fluminense nos dice que en el tema de la accesibilidad y del servicio a los especiales, hay mucho
por hacer en el medio espírita.
 

Isabel Cristina Melo (foto), radicada en Rio das Ostras-RJ, nos habla en esta entrevista sobre su larga experiencia en la educación de las llamadas clases especiales y también sobre el tema de la accesibilidad en las Casas Espíritas y otros aspectos pertinentes a la Educación Inclusiva que se observan en la sociedad en general.


Isabel, cuéntenos un poco de su vivencia espírita y como ella cruzó los caminos de la educación especial.


Me inicié en el Espiritismo por el dolor, encaminada por un señor que me prestó El Libro de los Espíritus. En esa época yo era umbandista y, después de algunos años de lecturas individuales, percibí que el Espiritismo me ofrecía otras respuestas, me permitía avanzar en los cuestionamientos y me traía un gran bienestar. Opté por este último, manteniendo un gran  cariño y respeto por el Umbanba. En el movimiento Espírita, conocí el Centro Espírita de Jacarepaguá (Rio de Janeiro-RJ), en la cual inicié los estudios, y el Centro Espírita Eurípedes Barsanulfo (también en Jacarepaguá). Esas dos instituciones de trabajo en el bien hicieron posible que conozca el trabajo de la Evangelización de la infancia y la juventud, que se extendieron en la participación en lo que actualmente se denomina SAPSE en las comunidades Vila Sapê y Anil, ambas en Jacarepaguá, Rio de Janeiro. Como profesora, un día fui invitada a trabajar en las clases especiales/DM (como se llamaba en esa época). A pesar de no tener formación especializada, acepté el desafío e inicié estudios para adecuarme a la nueva demanda. Noté una identificación casi inmediata y un bienestar evidente con este trabajo. La clase fue creciendo en calidad gracias al apoyo recibido por la dirección de la escuela y del Instituto Helena Antipoff, de Rio de Janeiro, al cual siempre estaré siempre agradecida. En los años ochenta, la USEERJ invitó a las comunidades  ligadas al tema del compañero especial para un encuentro en el que serían discutidos asuntos relacionados con él, según la visión espírita. Aquél día fue memorable. Regresamos a Jacarepaguá animados y, cuando llegamos, ya habíamos definido un encuentro en  Eurípides para el día siguiente y a partir de allí se inició un grupo de estudios, que recuerdo con nostalgia, que resultó en el Grupo Dona Meca (http://www.osdm.org.br/quem_somos.htm) y GAPEB (http://gapeb.com.br/),  activos hasta la actualidad.

Aun cuando las últimas tres décadas nos hayan traído avances inestimables en las discusiones relacionadas a la inclusión y la educación especial en el campo de la educación formal en el Brasil, esa discusión parece caminar a pasos lentos en el movimiento espírita, como lo comprueban sus actividades (cursos, libros, eventos, seminarios). ¿Qué factores, en su opinión, contribuyeron a este escenario?

Es un tema bastante complejo y delicado el que usted me propone. Uno de los aspectos que me llama la atención es que, independiente de estar en las filas espíritas, el hombre está aún preso a los temas que unen la deficiencia al castigo en sus más diversos matices. Aun conscientes los espíritas de que Jesús nos presentó a Dios como Padre de Justicia y,  por encima de todo, de Amor y de Misericordia, el primer calificativo vinculado al castigo parece hablar aún mucho más alto en nuestras mentes. Todavía se tiene la cultura de diversos pueblos que refuerza las causas ligadas al castigo divino. Todo eso, a mi modo de ver, atraviesa los movimientos religiosos. La resistencia para la accesibilidad en las Casas Espíritas es aún grande. Pocas Casas tienen traducción simultánea para Libras (*) (Lengua brasileña de señales) en sus reuniones públicas y las justificaciones carecen de consistencia. Los libros espíritas en Braille aún son muy pocos (felizmente ya contamos con los audiolibros, que satisfacen de manera razonable a los compañeros con dificultades visuales). Rampas en los edificios, reflexiones sobre las posibilidades de niños y jóvenes con deficiencias intelectuales y con trastornos de desarrollo (TGD) que frecuenten los encuentros de  evangelización infantil y juvenil de forma efectiva y real -  esas son cuestiones que el movimiento espírita necesita reflexionar y discutir. Los Espíritus superiores dejaron temas de inclusión en el Pentateuco. Necesitamos salir de las verdades parciales que nos mantienen en la zona de comodidad y avanzar. La Doctrina Espírita tiene una contribución notable que ofrecer, cuando el movimiento Espírita se abra a los avances de la Educación Inclusiva que se están observando en la sociedad en general.

La discusión de la accesibilidad pasa por la producción de libros en Braille (o audiolibros), la traducción de las conferencias para Libras, además de baños adaptados y rampas, entre otras prácticas. En su opinión, ¿cómo estamos en esos requisitos en el movimiento espírita actualmente?

Hemos avanzado, pero de manera muy tímida, sólo por encima. Hay varias obras auxiliares de autores autorizados (como Nancy Puhlmann Di Girolamo) que ofrecen excelentes oportunidades para salir de esa posición que no es coherente con las enseñanzas espíritas, lo que nos pide acción con responsabilidad.

La idea de la reencarnación, que nos indica un aspecto de prueba en el tema de la deficiencia, ¿no debería traernos, a los espíritas, un enfoque diferenciado del tema del especial?

Pienso que sí, porque no importa si el compañero que se encuentra así con nosotros está en prueba o en expiación, pero sí que todos nosotros estamos reencarnados para progresar. No nos faltan ejemplos de trabajadores que, cuando se enfrentan a pruebas amargas de las más diversas, sólo apoyaron al compañero y siguieron aprendiendo. El compañero reencarnado en la condición de deficiente sensorial, del intelecto o con trastornos no necesita de análisis sobre las causas de su condición, sino de oportunidades de disfrutar de aquello que la Doctrina Espírita trae y que nos da fuerzas para caminar en este mundo de pruebas y expiaciones de manera más o menos equilibrada. ¿Por qué aquello que me consuela y fortalece no haría lo mismo con ese compañero, involucrado en esa prueba? Es un tema para pensar…

La convivencia de la persona con deficiencias en la misma sala de aula de evangelización con los niños y jóvenes llamados normales ¿es suficiente para que la inclusión sea efectiva, o es necesario algo más en términos pedagógicos?

Pienso que es necesario  comenzar  abriendo las puertas de las Casas Espíritas para acoger a ese hermano y sus familias. Es necesario vencer las propias barreras, dejar de buscar fundamentos en palabras que se dicen espíritas que carecen de sustento doctrinario e invitar a esas familias, pues a partir de ahí la demanda llevará al equipo de la Casa a buscar respuestas a las innumerables dudas que llegarán. Si Nancy Puhlmann hubiera cerrado las puertas a la primera persona que llegó a la institución benéfica Nosso Lar en São Paulo, por falta de base teórica a esa acogida, probablemente no sería hoy para nosotros un punto de luz que nos señale las posibilidades para este trabajo. Y, aun mirando su ejemplo, el equipo de trabajo no se quedó en ese primer paso; buscó bases teóricas siempre y cada vez más actuales en la ciencia y en la pedagogía. Veo que después de que el primer paso, tanto para la casa Espírita como para el compañero especial que llega, es necesaria la búsqueda junto  a la literatura espírita y académica para cimentar cada vez más esa práctica, a fin de que ésta no quede sólo en un acercamiento, que en lo cotidiano de la Casa Espírita se configuren algunas situaciones para el niño o el joven teniendo sólo la convivencia social. La Doctrina Espírita nos afirma que somos todos Espíritus inmortales, con equipaje de muchas vidas, con conocimientos acumulados. Vamos a hablar al Espíritu en los encuentros de Evangelización, a la centella que brilla allí en aquel hermano limitado en la presente encarnación, y esos principios, así como muchos otros de la doctrina, nos ayudarán a crecer dentro de la decisión de darle acceso a él. En la cuestión pedagógica, debemos prestar atención a las peculiaridades de esa persona y a la deficiencia que lo caracteriza en ese momento y de cómo la pedagogía ha contribuido para crear canales de comunicación efectivos con él. No se trata de un deficiente sino, en primer lugar, de una persona que trae una deficiencia, lo que determina diferencias considerables a la vista.

La casa espírita ¿se debe preparar para lidiar con las diferencias o se debe estructurar sólo ante los casos concretos que ingresen a sus puertas?

Veo que cuando la Casa Espírita se prepara sólo para los casos concretos que llegan estará restringiendo la accesibilidad y trabajando a manera de "apagar incendios". Hay que planear para recibir a esas personas, así como para todas las peculiaridades humanas (al anciano, al niño y al joven especial, a aquél que sufre limitaciones sensoriales durante la vida física, al ciego y sordo, a la persona obesa o tetrapléjica…) Para eso hay que buscar también los principios del Diseño Universal, tecnología que prevé espacios para todos. Se entiende por Diseño Inclusivo o Universal un conjunto de preocupaciones, conocimientos, metodologías y prácticas que miran la concepción de los espacios, productos y servicios, utilizables con eficacia, seguridad y confort por el mayor número de personas posibles, independientemente de sus capacidades.

En las visitas asistenciales a las instituciones especializadas en la atención a personas con deficiencias, ¿qué reflexiones podemos provocar en los trabajadores que participan de esas visitas?

Lo que me sucedió en algunas visitas que hice fue: “¡Se trata de personas en primer lugar!", "No tenga intenciones de descubrir su pasado mirando ese cuerpo", "¿Qué es lo que él (ella) espera de mí? Si yo viviese aquí, ¿qué me gustaría recibir en esta visita fraterna?”. Me ocurría que yo estaba entrando en el hogar que muchos de aquellos compañeros conocían en esta reencarnación, y ello limitaba mis acciones allí. Creo que también es necesario tratar de orientar los pensamientos de forma positiva y optimista, intercambiar unas cuantas ideas con los compañeras de visita para mirar y buscar estar con ellos (ellas) en aquellos momentos. En un momento posterior, si es posible fuera de la institución, analizar el trabajo junto al equipo, evitando especulaciones y elevando un poco más la calidad de esa visita. El prejuicio en relación a la persona con deficiencia se materializa en palabras y gestos. ¿De qué forma la enseñanza cristiana nos puede ayudar a combatir ese prejuicio? El Evangelio no nos dice que no veamos, sino que tengamos ojos de ver. Cuando dejamos de estudiar en la Casa Espírita y de reflexionar particularmente en esa y otras enseñanzas del Maestro Jesús, podemos caer en la falacia de ver la paja en el ojo ajeno y olvidarnos del tronco en el nuestro, de apuntar con el dedo en dirección al otro permaneciendo cómodos con nuestros defectos morales ¡que muchas veces no son tan agradables!

Convivir con el hermano especial de manera que aprendamos con él es encarar (felizmente todo el tiempo) principios como éstos. Percibimos que el compañero está en pruebas difíciles, pero ese análisis no puede enyesar nuestro pensamiento ni la acción buscando justificaciones que no se sustentan con el estudio doctrinario, reforzando actitudes puramente prejuiciosas. Cuando miramos al otro, perdemos la oportunidad de examinarnos descubriendo puntos que necesitan ser burilados a través de esa y de otras actividades de la Casa Espírita, ¡que necesita trabajadores contentos!

Como palabras finales, ¿qué mensaje le gustaría dejar a los que trabajan con la educación especial en la mies espírita?

Que perseveren en este campo bellísimo de trabajo, buscando fuerzas en Cristo, en primer lugar, que nos dio la oportunidad de esta encarnación para que, a través del libre albedrío, experimentemos la bendición de aprender con el compañero que un día se llenó de coraje para retornar al suelo terreno y sabe en el fondo de su ser que necesita de las manos trabajadoras, pero también tiene mucho que enseñar. Somos compañeros en esta jornada. Él no desistió. Nosotros, de nuestra parte, pedimos a los amigos espirituales que estén con nosotros para conducirnos en esta bella labor con todo el equipo de trabajo de la Casa Espírita.

(*)Nota del traductor 



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita