Las sesiones
mediúmnicas y su
utilidad
Hace algún
tiempo, un
dedicado
trabajador de la
divulgación
espirita se
empeñó en un
movimiento sin
reconocimiento y
equivocado en
ciudades del
interior
paulista, donde
intentó difundir
la idea de la no
necesidad de las
sesiones
mediúmnicas. Al
final y al cabo,
decía él, Allan
Kardec no las
realizaba y
nuestro
compromiso debe
ser con los
encarnados,
orientándolos,
evangelizándolos,
amparándolos,
para que no
tengan después,
al desencarnar,
de buscar ayuda
en los Centros
Espiritas.
Esa idea ha sido
recurrente en el
movimiento
espirita
brasileño. Según
Dr. Bezerra de
Menezes, de
tantos en tantos
años, propuesta
semejante surge
en el medio
espirita.
Sin duda,
nuestro
compromiso con
los encarnados
no se discute.
Tenemos
efectivamente de
empeñarnos en
orientar, en
amparar, en
instruir todos
aquellos que
pueden obtener
en la doctrina
espirita el
recurso y el
entendimiento
que no lograron
encontrar en
otros lugares.
Ocurre que una
actividad no
excluye la otra.
Efectivamente,
encarnados y
desencarnados
son todos ellos
Espíritus
inmortales, en
busca de la
misma meta, que
es el
perfeccionamiento
moral e
intelectual,
fruto de los
esfuerzos en
favor de sí
mismos y de la
comunidad donde
actúan.
El espiritista
compenetrado de
sus deberes
trabaja, pues,
en los dos
campos posibles
de actuación
espirita – junto
a los encarnados
de todas las
edades y también
junto de
aquellos que,
aunque situados
en la esfera
espiritual,
necesiten de
orientación y
amparo.
En el cap. 16
del libro “En
las Fronteras de
la Locura”,
de autoría de
Manoel Philomeno
de Miranda,
psicografado por
Divaldo Franco,
Dr. Bezerra de
Menezes habla
acerca de la
importancia de
las sesiones
prácticas o
mediúmnicas del
Espiritismo y su
función
consoladora, las
cuales, además
de servir de
medicación para
los Espíritus de
los dos lados de
la vida,
constituyen
prueba cabal de
la
supervivencia.
“Nunca – dice
Dr. Bezerra –
estarán
ultrapasadas las
realizaciones
mediúmnicas de
provecho
incontestable,
además del poder
que ejercen para
hacer nuevos
adeptos que
entonces pasan a
interesarse por
el estudio de la
Doctrina y su
profundización.”
En la obra
citada, después
de explicar que
el conocimiento,
la preparación
doctrinaria y
las condiciones
morales de los
participantes de
la sesión son
los factores
predominantes
para la
obtención de los
resultados, Dr.
Bezerra dice:
“Respetamos
todas las
criaturas en los
peldaños donde
estén, en su
proceso de
evolución
espiritual. Sin
embargo,
valoramos los
trabajadores
anónimos de la
mediumnidad, los
que forman los
círculos
espirituales de
asistencia a los
desencarnados y
de intercambio
con nosotros por
el sacrificio,
abnegación y
fidelidad con
que se dedican
al fanal de la
consolación y de
la caridad que
fluye y refluye
en las sesiones
mediúmnicas de
todas las
expresiones
serias: de
‘curaciones’ o
fluido terapia,
de desobsesión,
de desarrollo o
de educación de
la mediumnidad,
de
materialización
con objetivos
serios y
superiores,
favoreciendo el
ejercicio de las
varias
facultades
mediúmnicas para
la edificación y
vivencia del
bien”. “Esos
trabajadores
incomprendidos,
muchas veces
fatigados, están
cooperando
eficazmente, en
el olvido a que
muchos los
relegan, con los
Bienhechores de
la Humanidad, en
la construcción
del Mundo Nuevo
de mañana por lo
cual todos
objetivamos.”
(En las
fronteras de la
Locura, cap. 16,
pp.120 a 122.)
A propósito del
asunto,
recordemos lo
que Efigênio S.
Vítor (Espíritu)
dice
oportunamente,
valiéndose de la
facultad
psicofónica de
Francisco
Cândido Xavier:
“La sesión
mediúmnica para
el socorro a
desencarnados
que padecen
puede ser
comparada a una
clínica
psiquiátrica,
funcionando en
nombre de la
bondad de
Nuestro Señor
Jesucristo. El
doctrinador o
los
doctrinadores
son médicos y
enfermeros con
obligaciones muy
graves para con
los necesitados
y pacientes que
los buscan”.
(Voces del
Grande Más Allá,
obra dictada por
Espíritus
diversos, ed.
FEB.)
Tengamos siempre
en mente las
lecciones ora
reproducidas y
no dejemos que
propuestas
equivocadas,
como la citada
en el preámbulo,
tomen cuerpo en
las
instituciones
espiritas donde
servimos.
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