En los últimos
tiempos, la
sociedad
brasileña de un
modo general
viene siendo
atormentada por
el fantasma de
la dependencia
química.
Infelizmente, el
asunto de
importancia en
los vehículos
comunicativos en
todo el país.
En todas las
ciudades, en
mayor o más
pequeño grado,
es posible
encontrar
dependientes
químicos
padeciendo por
la adicción en
las calles,
plazas y
callejones. Son
personas de
variadas clases
sociales,
niveles de
formación y
rango relativo a
la edad. La
dependencia
química no es
selectiva, al
contrario, es
epidémica.
El número de
usuarios de
substancias
tóxicas es
creciente y
llega a índices
preocupantes. Se
estima que en
Brasil cerca de
9 millones de
personas hacen
uso de
substancias
ilícitas y, si
mencionáramos
los etílicos y
tabaquistas,
debemos añadir a
las estadísticas
más de 9
millones de
personas. La
impresión que
tenemos es que
la situación
huye del
control.
El problema del
uso de
substancias
tóxicas es
semejante a un
cáncer de alta
malignidad. Se
esparce
rápidamente y
genera otras
temidas
consecuencias,
como homicidios,
hurtos, robos y
otras
modalidades del
crimen, en el
cual decenas de
personas todos
los días pierden
la guerra para
el tráfico de
drogas y son
víctimas
cobardemente.
Mientras
familias enteras
son destruidas,
los traficantes
se enriquecen a
costa del
sufrimiento
ajeno.
¿Qué es la
dependencia
química?
La dependencia
química o
síndrome de la
dependencia es
definida por la
ciencia como la
pérdida del
control del
organismo sobre
el uso de
substancias
químicas (drogas
ilícitas,
etilismo,
tabaquismo,
medicaciones), o
sea, el cuerpo
pasa a depender
de esas
substancias para
realizar sus
funciones. En la
ausencia de
ellas,
manifiesta
síntomas
conocidos como
síndrome de
abstinencia.
Es una
enfermedad
crónica de
acción rápida y
difícil control,
que puede llevar
al individuo a
la muerte. Hoy
es considerado
un problema de
salud pública.
El concepto de
“Droga”
Las drogas son
substancias
tóxicas de
origen natural o
sintética, de
efectos nocivos
para el
organismo.
Pueden ser
ingeridas,
inhaladas,
inyectadas o
absorbidas por
la piel y tienen
acción
específica en el
cerebro,
estimulando las
áreas
responsables por
el placer, lo
que provoca una
ligera sensación
de bienestar.
Para sostener
ese falso
placer, el
usuario necesita
de dosis cada
vez mayores, con
eso viciando el
cuerpo físico y
el espíritu.
Esas substancias
pueden causar
atrofia en el
tejido cerebral,
resultando en un
déficit de
aprendizaje,
disturbios
cognitivos,
demencia y
esquizofrenia.
Causas de la
dependencia
química
Diversos
factores son
apuntados por la
ciencia como
causas de la
dependencia
química. Los
principales
estudios apuntan
para las
cuestiones
psicológicas,
sociales,
congénitas
(madres usuarias
transmiten la
adicción para
los hijos aún en
la gestación) y
genéticas.
Científicamente,
no hay respuesta
definitiva para
la causa de la
dependencia
química en las
personas.
La explicación
del Espiritismo
Según Joanna de
Ângelis, el
individuo debe
ser analizado de
forma holística.
La organización
del ser
comprende
espíritu, cuerpo
y mente,
considerando la
inmortalidad del
alma y la
pluralidad de
las existencias.
A través de esas
consideraciones,
se puede
comprender que
los orígenes de
varias
patologías
físicas y
psicológicas
están
relacionadas a
la enfermedad
del espíritu,
adquirida en el
pasado o fruto
de la inmadurez
y de su grado de
adelantamiento
aún limitado. De
manera general,
se debe observar
la búsqueda
incesante por la
comprensión del
"yo"; las
consecuencias de
los propios
actos, las
cuales resultan
en problemas
aparentemente
infinitos para
el ser humano;
las inquietudes
del espíritu
atormentado por
la conciencia
culpable; la
preocupación
excesiva con el
cuerpo físico y
la negación del
espíritu; el
inmediatismo
existencial y la
falta de
confianza en el
Creador. Cuando
no hay
comprensión para
esas cuestiones,
el ser humano
puede bucear en
una crisis
existencial,
caracterizada
por el vacío, la
soledad y graves
conflictos
psicológicos que
llevan a la
depresión y a
otros trastornos
comportamentales,
que acaban por
inducir a esos
espíritus menos
preparados a
buscar un
refugio en las
sustancias
entorpecedoras.
Dice Joanna de
Ângelis, en
“Psicología de
la Gratitud”:
"En esa búsqueda
de realización
personal, base
de sustentación
para una
existencia
feliz, surge el
desafío del
significado
existencial, en
el momento en
que la sociedad
experimenta la
pandemia
psicopatológica
de las vidas
vacías”.
Por otro lado,
durante la
jornada
evolutiva, el
espíritu
imperfecto es
invitado a
desnudarse de
las tendencias
viciosas
adquiridas a lo
largo de
existencias
pasadas. Esas
intenciones
negativas pueden
permanecer
grabadas en el
periespíritu por
un largo tiempo,
lo que acaba
siendo
exteriorizado
para la materia,
explicando de
esa forma la
predisposición
genética para el
desarrollo de la
dependencia
química en
algunos
individuos. Un
espíritu que
tuvo contacto
con substancias
químicas en
existencias
anteriores
puede, por
ejemplo,
presentar una
probabilidad
mayor de
desarrollar la
enfermedad en la
reencarnación
subsiguiente. El
espíritu de
Manoel Philomeno
de Miranda
también
esclarece la
cuestión en el
libro "En las
Fronteras de la
Locura":
"Espiritualmente
atrasado, sin
las fijaciones
de los valores
morales que dan
resistencia para
la lucha, el
hombre moderno,
que conquistó la
luna y avanza en
el estudio de
los orígenes del
Sistema Solar
que le sirve de
cuna,
incursionando
por los otros
planetas, no
consiguió
conquistarse a
sí mismo. Logró
expresivas
victorias, sin
alcanzar la paz
íntima,
padeciendo los
efectos de los
intentos
tecnológicos sin
los
correspondientes
valores de
soporte moral.
Creció en la
horizontal de la
inteligencia sin
desarrollar la
vertical del
sentimiento
elevado. Como
efecto, no
resiste a las
presiones, se
desequilibra con
facilidad y
huye, en la
búsqueda de
alcohólicos, de
tabacos, de
drogas
alucinógenas de
naturaleza
tóxica...”
Dependencia
química y
obsesión
Es sabido que el
plano espiritual
ejerce
influencia
directa sobre el
plano material y
viceversa.
Nuestros
pensamientos
funcionan como
transmisores y
receptores de
vibraciones, con
lo que somos
capaces de
influenciar y
seamos
influenciados.
Basta un
pensamiento fijo
para atraer
junto a nosotros
espíritus que
comulgan con las
mismas ideas. Si
pensáramos
positivamente,
las vibraciones
recibidas del
plano espiritual
también serán
provechosas; si
ocurre lo
contrario,
tendremos
aproximación de
espíritus menos
desarrollados,
con intención a
acciones
perturbadoras.
A través de ese
mecanismo,
algunos
espíritus
reencarnados son
influenciados a
la práctica de
acciones nocivas
para él mismo y
para otros. No
son raro los
casos de
dependencia
química
originadas por
la obsesión. Si
hay un grado más
acentuado de
mediumnidad no
adoctrinada por
parte del
obsesado, la
influencia puede
ser mayor.
Es necesario
esclarecer que
la obsesión sólo
ocurre cuando lo
permitimos; por
lo tanto, en la
mayoría de las
veces, no hay
atenuantes. El
espíritu de
André Luiz
relata algunos
casos de
dependencia
química por
obsesión en el
libro "En los
Dominios de la
Mediumnidad".
El dependiente
químico en el
Más Allá
El uso continuo
de drogas de las
más variadas
formas, cuando
no lleva al
individuo al
suicidio
consciente,
acaba por
aniquilar la
vida física por
sobrecarga de
tóxicos en la
materia (sobredosis).
La compulsión
viciosa no
termina con el
cerrar de los
ojos físicos. El
espíritu
permanece bajo
acción de las
substancias
nocivas
impregnadas a su
periespíritu. La
desesperación y
el sufrimiento
se hacen
presentes. El
espíritu
delincuente es
acometido por
los efectos de
la abstinencia y
entonces inicia
una búsqueda
incesante por
las substancias
entorpecedoras,
lo que lo hace,
en algunos
casos, un
obsesor o
esclavo de
legiones de
espíritus
inclinados al
mal, en
condiciones
semejantes, y
así permanece
hasta obtener el
merecimiento de
un rescate.
A veces, es
necesario el
internamiento
compulsivo en
instituciones
psiquiátricas
del plano
espiritual para
desintoxicar el
espíritu
envuelto por
substancias
nocivas y notar
los desajustes
de la
conciencia.
Cuando vuelven
al plano físico,
traen consigo
las lesiones en
el periespíritu
que pueden
imprimir en la
materia las
consecuencias
del abuso
pasado, además
de tener que
someterse a las
mismas pruebas
de antes.
¿Qué hacer para
combatir la
dependencia
química?
La respuesta es
dada por Joanna
de Ângelis por
medio de Divaldo
Franco, en el
libro “Después
de la
tempestad”.
Analicemos:
"La educación
moral a la luz
del Evangelio
sin disfraces ni
máscaras; la
concienciación
espiritual sin
alardes; la
libertad y la
orientación con
bases en la
responsabilidad;
las disciplinas
morales desde
pronto; la
vigilancia
cariñosa de los
padres y
maestros
cautelosos; la
asistencia
social y médica
en contribución
fraternal
constituyen
antídotos
eficaces para el
aberrante
problema de los
tóxicos
–autoflagelo que
la Humanidad
está sufriendo,
por haber
intercambiado
los valores
reales del amor
y de la verdad
por los
comportamientos
irrelevantes
cuan insensatos
en la
frivolidad. El
problema, por lo
tanto, es de
educación en la
familia
cristianizada,
en la escuela
ennoblecida, en
la comunidad
honrada y no de
represión
policial..."
La situación
exige compromiso
de diversas
instituciones, a
comenzar por la
familia, que
tiene un papel
preponderante en
la tutela de un
espíritu. El
seno familiar
constituye el
cimiento para
una
reencarnación
bien exitosa de
un espíritu.
Las
instituciones
religiosas
también ejercen
gran influencia
en el combate a
la dependencia
química, porque
toda y cualquier
religión que es
capaz de
transformar al
hombre en un ser
mejor es digna
de respeto y
valorización. La
formación
religiosa
contribuye para
el desarrollo
del carácter,
esculpiendo en
la personalidad
humana los
principios
éticos y
morales.
La sociedad
también debe
asumir su
responsabilidad
y no cerrar los
ojos delante de
la situación.
Cada individuo
debe cumplir con
su deber y tener
conciencia de
que todos
nosotros estamos
sujetos a vivir
el problema
dentro de
nuestros
hogares.
Es cierto que la
espiritualidad
también trabaja
en beneficio de
aquellos que
atraviesan esa
dolorosa
situación, pero
sin nuestra
colaboración
todos los
esfuerzos de los
espíritus
superiores serán
nulos. Dios nos
invita a
auxiliar en esta
tarea. "Toda
forma de servir
es una bendición."
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