les todo tipo de
asistencia, tal
como lo cuenta
nuestro cofrade
en la siguiente
entrevista.
|
Ronaldo,
háblenos un poco
sobre usted.
Nací aquí en
Juiz de Fora, en
abril de 1955.
Me hice espírita
a los cuales 15
años de edad.
Trabajé en la
Casa Espírita,
una institución
que queda en el
centro de la
ciudad de Juiz
de Fora,
dirigiendo
reuniones, y
luego empecé un
trabajo
voluntario aquí
en la Fundación
y de eso ya hace
un buen tiempo.
¿Cómo llegó a la
presidencia de
la institución?
Estábamos
haciendo un
trabajo sobre
una persona que
debería asumir
la presidencia.
Después, por un
contratiempo, él
no pudo. Y, en
la necesidad de
encontrar a
alguien para el
cargo, acabé
asumiéndolo.
Todo esto con
mucho cariño,
pues me gusta
mucho la
Fundación. Desde
niño me apasiona
la Fundación. Es
un trabajo que
hago con el
corazón. Estamos
en la dirección
desde marzo de
2012 y nuestro
mandato
terminará en
marzo del 2014.
¿Pretende
continuar?
Pienso que no,
pues existen
muchas personas
interesadas en
hacer este
trabajo.
Como presidente,
¿qué nos puede
decir hoy sobre
la institución?
Acostumbro decir
que es mi
segunda casa.
Considero a
todos aquí como
mis familiares,
amigos de
corazón. El
trabajo que aquí
realizamos es
como una
continuación de
nuestro propio
hogar. Llegué
aquí cuando
tenía 18 años y
fue a través de
uno de sus
presidentes
anteriores, el
Sr. Romeu de
Oliveira, que
conocí la Casa.
Él trabajo aquí
durante 30 años,
siempre al
frente de la
dirección.
¿Es una
institución
espírita o
cuenta con la
participación de
otros segmentos
religiosos?
Es estrictamente
espírita y no
recibe ayuda de
órganos públicos
como municipal,
estatal o
federal, para su
mantenimiento
diario. Ella se
mantiene a
través de
donaciones y
alquileres de
algunos
inmuebles que
están a nombre
de la
institución.
Recibimos
también
contribuciones
de algunos
residentes.
Ellos colaboran
con el 60% del
salario mínimo,
un aproximado de
R$ 420.00. Esto
es cuando
pueden. En el
caso contrario,
les damos todo
tipo de confort
sin la menor
participación
financiera de
los residentes.
¿Cómo es el
proceso de
admisión de los
residentes?
Deben tener más
de 60 años,
tener una renta
de dos salarios
mínimos como
máximo, y pasar
por la asistenta
social, que
evalúa cada caso
con más detalle.
Son encaminados
o pueden buscar
a la Institución
por libre
voluntad.
¿Cuantos
ancianos están
actualmente
amparados por la
institución?
La Fundación
tiene la
capacidad de
amparar a 80
ancianos, entre
hombres y
mujeres.
Actualmente tenemos
78.
¿Cómo es el día
a día de los
ancianos?
Aquí existe un
centro de
convivencia con
un área de
juegos, charlas,
TV por cable,
piano y mesas,
donde pueden
revisar sus
lecturas.
También existen
trabajos de
fisioterapia,
artesanía,
clases de
computación a
cargo de la
voluntaria
Leandra,
biblioteca y
algunos otros
trabajos
voluntarios,
como clases de
danza, momentos
musicales y
otras más que
los voluntarios
nos traen.
Existe también
el Grupo
Espírita Manoel
Philomeno de
Miranda que no
los obliga a
volverse
espíritas, pero
les ofrecen
información
sobre el
Espiritismo. El
grupo promueve
muchas fiestas
con los
residentes, cosa
que a ellos les
gusta mucho.
También hay las
visitas
dominicales de
grupos de amigos
que vienen a
conversar con
los ancianos y
les traen una
merienda
abundante. Ello
ocurre en los
domingos a las
17 horas, y los
grupos programan
sus visitas.
¿Percibe en
ellos el deseo
de regresar a
sus casas y a
sus familias?
Normalmente no
sienten la
necesidad de
regresar a sus
hogares, porque
sus hogares son
ahora la
Fundación
Espírita João de
Freitas. Hay un
caso atípico:
una de nuestras
residentes, de
nombre
Aparecida,
regresará a su
hogar porque su
hijo tiene
problemas de
alcoholismo.
Entonces ella va
a cuidar a ese
hijo de 45 años.
Pero la mayoría
viene a la
Fundación y se
queda.
Por lo que
reciben de la
institución,
¿qué es lo más
gratificante que
la dirección
considera que
recibe de ellos?
Cuando llegamos
a la Institución
somos recibidos
por todos ellos
con mucho
cariño. En mi
caso, cuando
entro aquí, mi
auto está
rodeado de ellos
para conversar,
hablar y hasta
reclamar alguna
cosa, pero todo
con un inmenso
cariño, como si
fuera familia.
Los residentes
son personas que
ya vivieron una
vida. Tienen
experiencias,
talentos,
afectos. ¿Cómo
pueden demostrar
eso aquí
dentro?
La mayoría tiene
entre 75 y 80
años. Entonces,
ellos traen sus
historias y las
cuentan,
intercambiando
informaciones.
Esto enriquece a
la convivencia.
Y tanto los
directores como
los voluntarios
siempre buscan a
uno u otro para
saber de sus
experiencias.
Las historias
que cuentan
siempre aumentan
algo a nuestras
vivencias.
Tenemos aquí una
cantante y ella
se presenta en
nuestras fiestas
que realizamos
una vez al mes.
Tenemos
artesanas de
tejido a
crochet, a
tricot y otros
que tocan
guitarra, etc.
Entonces, ellos
involucran en
esas vivencias y
están encantados
con ellas.
Existe un taller
de artesanía a
cargo de la
voluntaria
Márcia
Menegatte. Se
realizan
diversas
artesanías que
son
comercializadas
los días de las
reuniones
públicas o de
los eventos en
los que la
comunidad
participa.
¿Los residentes
ayudan en la
cocina, limpieza
u otras
actividades?
No. Todo ese
trabajo es
realizado por
empleados. No se
le permite al
residente
participar en
esas
actividades.
¿La institución
promueve eventos
para ayudar en
su
mantenimiento?
Sí, hacemos el
festival de
junio, bailes y
ventas de
productos
artesanales. Hay
casos poco
frecuentes en
que alguien nos
busca y hace una
donación
generosa que
ayuda mucho a
nuestra caja. El
trabajo que se
realiza aquí es
muy conocido en
Juiz de que
Fora. Hubo un
caso en que
necesitamos
hacer una
reforma urgente
de una parte del
tejado y un
Sindicato nos
donó R$
20,000.00.
¿Cómo enfrenta
la institución
las enfermedades
que contraen los
residentes?
Existe el sector
de cuidados
especiales. Los
residentes son
como nuestros
parientes y no
podemos dejarlos
sin la atención
necesaria. Por
ello, tenemos
aquí un sector
de cuidados
especiales con
personal
capacitado
conformado por
médicos y
enfermeros que
los atienden con
mucho cariño.
Cuando nuestros
recursos no son
suficientes, nos
encaminamos a
los hospitales
de la ciudad.
Ahí son
atendidos a
través del SUS o
de sus planes de
salud
personales. La
mayoría es
atendido por el
SUS. Ahí los
atienden y los
internan si es
necesario,
conscientes de
que quedamos
siempre atentos
con los equipos
que los visitan.
¿Cuándo el
residente
fallece, la
familia
participa o la
institución toma
todas las
providencias?
La institución
comunica a la
familia y juntos
hacemos el
itinerario
necesario para
la obtención de
la certificación
y el entierro.
Hay casos en que
la familia no
responde a
nuestro llamado,
entonces
proveemos todo.
¿Los notarios,
el ayuntamiento
o algún otro
organismo ayudan
a pagar los
costos?
No.
¿Cómo se realiza
el trabajo de
mantenimiento,
portería,
limpieza de las
casas, toda vez
que los
residentes no
pueden
participar en
ello?
Se realiza a
través de
empleados. No
siempre podemos
contar con los
voluntarios para
esas actividades
físicas.
Actualmente
tenemos 36
empleados en
nuestra planilla
mensual de
pagos. Tenemos
alrededor de 100
voluntarios que
prestan ayuda
aquí, pero en
pequeños
horarios
semanales. Hay
casos en que
algunos
residentes se
vuelven
voluntarios.
Pero son casos
raros y lo hacen
porque quieren
ayudar. Así,
mientras la
salud les
permita, ellos
contribuyen con
sus parcelas y
dentro de
aquellas
actividades
donde mejor se
adecuan.
¿Cómo es el
horario de
funcionamiento
de la
institución y
cuáles son los
horarios en que
los residentes
pueden salir y
regresar?
El anciano debe
respetar las
normas de salida
y retorno entre
las siete de la
mañana y las
siete de la
noche. Estamos
ahora
implementando un
registro de
salida y entrada
del anciano, así
como su destino
de salida. El
año pasado
tuvimos algunos
sustos con
personas que
cruzaron mal la
calle, otro que
casi fue
atropellado. Con
ello, sabemos a
dónde va la
persona y, si se
demora, sabemos
dónde
encontrarla.
¿Los ancianos
sufren de alguna
restricción
cuando salen
durante el día?
La única
restricción es
la familia o su
estado de salud.
Pero, no
existiendo esos
impedimentos, el
anciano sale y
regresa
tranquilamente
sin ningún
problema.
¿Hay aún algunos
que trabajen
fuera?
No. Todos son
retirados o
reciben ayuda de
la familia.
¿La Fundación
Espírita João de
Freitas hace un
trabajo de
divulgación del
Espiritismo en
la sociedad?
Tenemos una
reunión pública
los domingos, a
las 10 de la
mañana, en la
que atiende al
público en
general, con una
asistencia
aproximada de
100 personas. En
el mismo horario
tenemos la
Escuela de
Evangelización
para niños y la
Escuela para la
Juventud,
atendiendo a
cerca de 50
niños y 30
jóvenes. Ahora
empezaremos otra
tarea que serán
los seminarios
periódicos a
partir del
segundo
semestre, además
del ya citado
grupo Manoel
Philomeno de
Miranda, que
funciona los
miércoles, de 3
pm a 4 pm., en
el centro
comunitario y
con las pautas
de una reunión
pública. Es un
debate, porque
la mayoría son
ancianos. La
dirigente del
trabajo,
Margarida, trae
historias al
nivel del
entendimiento de
los
participantes.
¿Existen
reuniones
mediúmnicas o
grupos de
estudios
espíritas?
En el centro
comunitario
funcionan además
dos grupos de
estudios los
domingos, uno de
9 a 10 am y
otro de 10 a 11
am, pero no
realizamos
reuniones
mediúmnicas.
¿Existe el
contacto del
anciano con los
niños de la
evangelización?
Sí. Una vez al
mes los niños de
la
evangelización
les hacen una
visita. Así, al
revés del aula
de
evangelización,
los
evangelizadores
recorren toda la
institución
presentando los
ancianos a los
niños.
Le agradecemos
su gentileza y
le pedimos que
nos deje sus
palabras
finales.
Cuando hablamos
de la Fundación,
lo hacemos con
emoción. En mi
caso, aquí estoy
por pura
emoción, de puro
corazón. Hoy,
para administrar
una casa como
ésta, debería
ser un
Administrador de
Empresas, con
estudios, porque
el trabajo es
muy desgastante
y requiere
providencias que
no siempre son
resueltas sólo
con la emoción.
Pero aquí
estamos y vamos
a trabajar. En
cuanto al
futuro, no lo
puedo decir. La
dirección actual
aún tiene
algunos meses
por delante. Por
el entusiasmo
hablamos de
continuar, y en
otro momento
pensamos que es
mejor dejárselo
a otro. Aquí
todo es muy
importante y le
digo a todos que
el trabajo es
agotador, sí,
pero
gratificante en
extremo y lo que
recibimos de
beneficio con
esto sólo la
espiritualidad
lo puede decir.
Es mucha la
alegría el
ingresar a una
casa de estas y
saber que cerca
de 80 personas
conviven aquí
adentro
esperando
nuestras
acciones,
decisiones en
favor de ellos.
A veces son
cosas pequeñas,
pequeñas
donaciones
nuestras, pero
de gran valor
para ellos. Todo
está muy bien y
les digo a
aquellos que no
han tenido aún
el coraje de
asumir una tarea
como éstas, que
la asuman. Es
tranquilo, y
basta sólo saber
dividir las
tareas, las
etapas, para que
resulte fácil
dirigir una Casa
igual a ésta.
Como nos dijo
Kardec, debemos
amarnos más aún,
ésta es la única
manera de
realizar un buen
trabajo. Vamos a
evolucionar a
través del amor,
todos nosotros.
Nota:
Para saber más
sobre la
Fundación
Espírita João de
Freitas, lea el
reportaje
publicado en la
edición 323 de
esta revista. El
link es:
http://www.oconsolador.com.br/ano7/323/especial2.html
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