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Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 7 352 – 2 de Marzo de 2014

Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 

 

El ejemplo convence


 

Olavo, de doce años, causaba siempre confusión entre los compañeros por sus palabras ásperas y agresivas.

Todos tenían miedo de él y, cuando él hablaba alguna cosa, quedaban callados o acataban sus palabras. No estar de acuerdo con Olavo era tener problemas, pues él partía inmediatamente para la pelea. Así, todos temían sus reacciones.
 

Cierto día, ellos estaban en una partida de fútbol, y Olavo cometió una falta, pero el balón fue directo para el gol. Él entonces dio un salto y gritó, conmemorando:

— ¡Gooool!... ¡Gooool!... ¡Viva! ¡Soy el mejor!...

Sin embargo, Nelinho, el capitán del equipo adversario, no lo aceptó y gritó para el juez:

— Él cometió una falta, señor juez. ¡El gol de él no valió!...

El juez había visto la falta y pitó inmediatamente, pero el balón fue directo para el gol, en la hora que sonaba el silbido del juez por la falta, y Olavo conmemoraba el gol.

La confusión se estableció en el campo.

Inconforme, Olavo, rojo de rabia, se puso a gritar palabrotas. No pudiendo ir contra la autoridad del juez, alcanzaba a los compañeros, que eran más débiles

Irritado, Olavo agarró a Nelinho por el cuello, amenazando darle una paliza:

— ¡Ahora yo te pego a ti, enano! ¡Vas a ver lo que es bueno! — y levantó el brazo para golpear al compañero.

Nelinho, sin embargo, más pequeño que él, lo enfrentó con calma:

— Olavo, quien está con la razón no necesita la violencia. ¡Tú cometiste una falta y todo el mundo la vio! ¡Tanto es que el juez pitó la falta!

Conforme el otro hablaba, sereno, Olavo quedó más furioso, sintiéndose injuriado. Derrumbó a Nelinho en el césped, listo para darle una patada, cuando el juez llegó corriendo y le mostró la tarjeta roja, expulsando a Olavo de la partida.

Rebelde, el jugador salió del campo amenazando coger a Nelinho después. La partida prosiguió, el equipo de Olavo ganó y los jugadores lo conmemoraron satisfechos.

Saliendo del campo, Nelinho se quitó la camisa y fue a coger la mochila. Sin embargo, con el orgullo herido, Olavo no perdonaba al compañero. Al verlo irritado, Nelinho sonrió y le extendió la mano:

— ¡Enhorabuena, Olavo! Tu equipo venció merecidamente. ¡Jugó mucho mejor que el nuestro!

— ¿Tú estás jugando conmigo, en voz baja? ¿No tienes miedo de lo que yo pueda hacerte? — dijo Olavo, rojo de rabia.

— No estoy jugando, Olavo. Lo que te dije es lo que siento. No quiero pelear contigo.

¡Al contrario, deseo que seamos amigos! No veo razón para pelear. Ganar o perder forma parte de la vida, mi padre siempre dice — Nelinho respondió sin perder la calma.

Olavo miraba al compañero pensando que él estuviera bromeando con él. Sin embargo, le notó la sinceridad en la mirada seria; sintió que Nelinho hablaba lo que sentía. Confuso, Olavo cogió su mochila y se fue para casa. Los amigos de Nelinho respiraron, aliviados. Temían que el amigo lo cogiera, obligándolos también a entrar en la pelea.

Una semana después, ellos aún estaban sin hablar. Nelinho notaba que el otro lo observaba a distancia, pero no se aproximaba. Cierto día, después de las clases, Nelinho vio a Olavo sentado en un banco en la placita enfrente de la escuela. Como era su camino para casa, tendría que pasar por él. Entonces, tranquilo, él llegó a la placita y viendo a Olavo sonrió. El otro se levantó del banco y pidió:

— Me gustaría conversar contigo, Nelinho.

— Claro, Olavo. ¡Tú eres mi amigo! — concordó Nelinho, sentándose.

El otro se acomodó también, mientras decía:

— Pues es exactamente eso que no entiendo, Nelinho. Hice de todo para pelear contigo, sin tener motivo. ¡No entiendo tu manera de actuar! ¿Por qué eres así diferente?

— No soy diferente, Olavo. Soy igual a todo el mundo, sólo que aprendí, con mis padres, que pelear no resuelve. Sólo aumentamos el problema. También aprendí, con Jesús, que tenemos que amarnos unos a los otros, pues sólo así seremos felices. Y que quién está bien y en paz consigo mismo no pelea con nadie. Así, nunca quedé con rabia por ti.

Al oír estas palabras dichas de corazón, Olavo cubrió el rostro con las manos, mientras los ojos se llenaron de lágrimas. Nelinho le dio un abrazo, y dijo:

— Olavo, nacemos para ser felices. Si algo no va bien, puedes contar conmigo. ¡Me gustas mucho tú y quiero que me consideres tu amigo!

— Gracias, Nelinho. ¡Me gustaría conocer a tus padres, que te hicieron ser tan especial!

Nelinho sonrió satisfecho y lo invitó para almorzar en su casa. En el camino, Olavo fue contando al amigo que ellos eran muy ricos, pero que sus padres no tenían tiempo para él. Cuando pedía atención, el padre metía la mano en el bolsillo y le daba dinero. Y la madre también no paraba en casa, siempre en reuniones con las amigas. Y concluyó diciendo:

— ¡De ese modo, crecí sintiéndome muy solo y abandonado, sin embargo creyendo que eso era lo normal en las familias!...

Llegando a la casa, los padres de Nelinho lo esperaban para almorzar. Él presentó a Olavo a sus padres, que lo recibieron con alegría, invitándolo a sentarse a la mesa con ellos.
 

Antes de la comida, tenían el hábito de orar. Nelinho pidió para hacer la plegaria aquel día.

— Amigo Jesús, nosotros te agradecemos por todo lo bueno que tenemos, por la familia, por nuestra casa, por el alimento. Pero hoy te agradecemos por la presencia de mi

amigo Olavo y pido tus bendiciones para la casa de él también. ¡Así sea!  

En aquel instante Olavo se sintió valorado y feliz. Quedó emocionado con la oración y pensó que quedaría contento si, un día, sus padres aceptaran tener ese hábito en casa. Pero él sabía que la convivencia con los padres de Nelinho podría tal vez llevar a sus padres a valorar más el amor y la familia.

Y decidió que, a partir de aquel día, haría todo para aproximar a las dos familias. Y decidió más: que, a ejemplo de Nelinho, sería una persona más pacífica.  


                                                        
MEIMEI
 

(Recebida por Célia X. de Camargo, em 16/12/2013.)

 


                                                                                   



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