Nada sucede por
casualidad
Toda vez que se
registra algo
inusitado,
imprevisible,
inesperado,
tenemos la
costumbre de
atribuirlo a la
llamada
casualidad, un
tema que ya fue
analizado en
esta revista en
diversas
oportunidades.
(¹)
Hicieron a
Emmanuel la
siguiente
pregunta: - ¿La
“casualidad”
debe entrar en
las
consideraciones
de la vida de un
espiritista
cristiano?
Emmanuel
contestó: “La
casualidad,
propiamente
estimada no
puede entrar en
las
consideraciones
del sincero
discípulo de la
verdad
evangélica. En
el capítulo del
trabajo y del
sufrimiento, su
alma esclarecida
conoce la
necesidad de la
propia
redención, con
relación al
pasado
delictuoso y, en
lo que se
refiere a los
desvíos y
errores del
presente, mejor
que nadie, su
conciencia debe
saber de la
intervención
indebida llevada
a efecto sobre
la ley del amor,
establecida por
Dios,
cumpliéndole
aguardar,
conscientemente,
sin cualquier
noción de
casualidad, los
rescates y
reparaciones
dolorosas del
futuro”.
(El
Consolador,
obra
psicografada por
el médium Chico
Xavier, pregunta
186.)
Leemos en el
libro
Conducta
Espírita, de
André Luiz,
estas dos
recomendaciones:
“Usar con
prudencia o
substituir toda
expresión verbal
que indique
costumbres,
prácticas, ideas
políticas,
sociales o
religiosas,
contrarias al
pensamiento
espírita, cuáles
sean suerte,
casualidad,
sobrenatural,
milagro y
otras,
prefiriéndose,
en cualquier
circunstancia,
el uso de la
terminología
doctrinaria
pura.”
(Conducta
Espírita,
obra
psicografada por
el médium Waldo
Vieira, capítulo
13.)
“Libertarse de
las cadenas
mentales
oriundas del uso
de talismanes y
votos, pactos y
apuestas,
artificios y
juegos de
cualquier
naturaleza,
engañosos y
prescindibles.
El espírita está
informado de que
la casualidad no
existe.”
(Obra citada,
cap. 18.)
El escritor J.
Herculano Pires,
en la obra En
la Era del
Espíritu,
escrita en
colaboración con
Chico Xavier y
Espíritus
diversos,
apuntó:
“Los familiares
desagradables
son hoy los que
a ellos hicimos
ayer. Nada
ocurre por
casualidad, sin
razón, en
nuestras vidas.”
(En la Era
del Espíritu,
cap. 2.)
“Nada ocurre por
casualidad. Todo
resulta de la
ley de causa y
efecto. Y todo
efecto tiene un
sentido: lo de
la evolución.
Todos somos
Espíritus
imperfectos y
sufrimos las
pruebas que
pedimos antes de
encarnar.
Tenemos deudas
colectivas a
rescatar. Pero
además del
rescate nos
espera la
libertad, la
paz, el
progreso.”
(Obra citada,
cap. 3.)
Los hechos que
nos rodean, las
pruebas que nos
acometen, los
sucesos y los
fracasos de la
vida, nada de
eso debe ser
atribuido a la
casualidad, a la
suerte o al
azar, porque
tales cosas son
fruto de la
llamada ley de
causa y efecto,
que es retratada
en el caso
Letil, narrado
por Kardec en el
cap. VIII de la
2ª Parte del
libro Cielo e
Infierno,
que adelante
resumimos:
Letil fue un
industrial que
residía en los
alrededores de
Paris y tuvo, en
abril de 1864,
una muerte
horrible: se
incendió una
caldera de
barniz herviente
y él, en un
abrir y cerrar
de ojos, fue
atingido por la
materia
candente. Letil,
aunque viendo
que estaba
perdido, aún
tuvo ánimo de
caminar hasta su
domicilio, a la
distancia de más
de 300 metros.
Cuando le
prestaron los
primeros
socorros, sus
carnes
dilaceradas
caían a los
pedazos,
desnudando los
huesos de una
parte del cuerpo
y de la faz. Aun
así, sobrevivió
por doce horas,
en medio a
martirizantes
sufrimientos,
conservando, sin
embargo, hasta
el fin perfecta
lucidez.
Debidamente
asistido en el
mundo
espiritual,
Letil narró en
la Sociedad
Espírita de
Paris como
ocurrió su
desencarne y la
causa de su
expiación. “Va
para dos siglos
– dijo él –
mandé quemar una
muchacha,
inocente como se
puede ser en su
edad – 12 a 14
años. ¿Cuál la
acusación que le
pesaba? La
complicidad en
una conspiración
contra la
política
clerical. Yo era
entonces
italiano y juez
inquisidor; como
los verdugos no
osasen palpar el
cuerpo de la
pobre niña, fui
yo mismo el juez
y el verdugo.”
Dirigiéndose a
todos los que
deploran el
olvido de las
vidas pasadas,
Letil exclamó:
“Oh! Vosotros,
adeptos de la
nueva doctrina,
que
frecuentemente
decís no poder
evitar los males
por la ineptitud
del pasado! Oh!
Hermanos míos!
Bendecís antes
el Padre,
porque, si el
recuerdo os
acompañase a la
Tierra, no más
habría ahí
reposo en
vuestros
corazones”.
“¿Cómo podríais
vosotros,
constantemente
asediados por la
vergüenza, por
el
remordimiento,
fruir un solo
momento de paz?
El olvido ahí es
un beneficio,
porque el
recuerdo aquí es
una tortura.”
(Cielo e
Infierno,
2ª Parte, cap.
VIII, Letil.)
*
(¹)
Lea
también sobre el
asunto los
textos abajo
publicados en
esta revista:
La casualidad en
la visión del
Espiritismo
http://www.oconsolador.com.br/3/editorial.html
Las
transformaciones
de nuestro
tiempo no son
fruto de la
casualidad
http://www.oconsolador.com.br/ano3/135/editorial.html
¿Qué dice el
Espiritismo
acerca de la
casualidad?
http://www.oconsolador.com.br/ano3/103/oespiritismoresponde.html
La casualidad no
existe; la vida
es causal, no
casual
http://www.oconsolador.com.br/ano3/122/especial.html
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