Que pensamos
acerca de
polémicas
Siempre que se
establece alguna
polémica en el
medio espírita,
se nota en las
personas,
lectores o no de
nuestra revista,
dos órdenes de
ideas.
Hay quien
entienda que
toda polémica en
un periódico
espírita se debe
repeler, porque
las polémicas,
según ese
pensamiento, no
nos llevan a
ningún lugar y
pueden causar un
cierto
desaliento y
mismo
animadversión
entre los
polemistas.
Aunque
minoritaria, la
otra corriente
de pensamiento
ve, sí,
relevancia en
las polémicas,
cuando
constructivas,
siguiendo
entonces el
ejemplo de Allan
Kardec, que
afirmó que había
un género de
polémica a que
jamás
retrocedería: la
discusión con
seriedad de los
principios
espíritas. Nos
aliamos,
evidentemente, a
este grupo, con
la expresa
condición de que
la discusión no
se resbale para
la agresión o la
ofensa a
instituciones o
personas.
Recientemente,
como el lector
ciertamente
sabe, se
discutió en esta
revista la
cuestión de la
evolución del
principio
espiritual y la
participación
del reino
mineral en ese
proceso. Se
enseñó en la
ocasión que no
existe consenso
entre los
estudiosos
espíritas y fue
exactamente por
eso que la
revista acogió,
en fechas
diversas, la
publicación de
textos que
evidenciaron
claramente el
antagonismo de
las ideas con
relación al
tema, dejando al
lector que saque
sus
conclusiones,
entendiendo que
existen en la
literatura
espírita
subsidios
incuestionables
para tanto.
Un colaborador
de esta revista
suscitó, días
atrás, una
cuestión
interesante:
-¿Por qué dar
énfasis a un
tema claramente
polémico cuando
hay tantos otros
que requieren
nuestra
atención?
Efectivamente;
no hay como
discordar de esa
observación, una
vez que, en el
caso aludido,
nos encontramos
delante de una
discusión que no
presenta
realmente
prioridad
ninguna, muy
parecida, a
propósito, con
la que envuelve
la identidad del
Espíritu de
Verdad, que no
tiene, de la
misma manera, la
importancia que
algunos le dan.
En el episodio
reciente, es
bueno que el
lector sepa que
la discusión
pertinente a la
participación
del reino
mineral en el
proceso
evolutivo fue
suscitada por
una lectora.
Al redactar el
texto que fue
publicado en
respuesta a la
pregunta de la
lectora,
consciente de la
divergencia de
pensamiento en
lo que se
refiere al
asunto, nos
apoyamos en
aquello donde
existe consenso
entre los
autores
espíritas que
trataron del
asunto, consenso
ése que –
repetimos – no
se averigua en
lo que se
refiere a la
participación
del reino
mineral en el
proceso
evolutivo.
Creemos que, con
lo que fue
publicado,
estamos delante
de un asunto
acabado, por lo
menos en lo que
se refiere a
esta revista,
aunque
reconozcamos
que, del punto
de vista
doctrinario, la
cuestión no esté
finalizada.
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