Falta de
atención y
pereza mental,
he aquí dos
serios problemas
Daniel Goleman,
PhD en
psicología por
Harvard, que
lanzó en 1996 el
libro
Inteligencia
Emocional,
best-séller en
el mundo entero,
lanzó
recientemente
una nueva obra –
titulada Foco
– que defiende
la importancia
de la atención y
alerta para el
desafío que
consiste hoy en
mantener el
enfoque en
nuestras tareas
rutineras y en
nuestros
proyectos. El
libro se
encuentra
disponible en el
idioma portugués
desde enero de
este año.
Sin academicismo
y de lectura
fácil, la obra
se basa en una
tríada de
enfoques: el
enfoque interno
y el enfoque
externo y el
enfoque en el
otro, y tiene
como propósito
enseñar como
juntar los tres
para sacar el
máximo de
nuestra
capacidad de
atención.
“El nuestro
enfoque está
continuamente
luchando contra
distracciones,
tanto internas
cuanto externas.
La cuestión es:
¿Lo qué nuestras
distracciones
están
costándonos?”,
cuestiona
Goleman. “La
atención
funciona como un
músculo: poco
utilizada, ella
enflaquece; bien
utilizada ella
mejora y se
expande”.
Con la
revolución de
los medios de
comunicación, la
consolidación de
internet como
herramienta, los
laptops, los
smartphones, los
tablets y la
inmensa
cuantidad de
información que
nos es ofrecida
diariamente, es
difícil
realmente a casi
todas las
personas
mantener el
enfoque. “La
gran cantidad de
datos que nos
atinge lleva a
atajos
descuidados,
como seleccionar
e-mails por
asunto, saltar
muchos mensajes
de voz, leer sin
atención
mensajes y
memorandos”,
dice Goleman.
“No es apenas
que tengamos
desarrollado
hábitos de
atención que nos
tornan menos
eficientes, pero
que el peso de
los mensajes nos
deja muy poco
tiempo para
simplemente
reflexionar a
respecto de lo
que ellas
realmente
significan”.
En el libro él
afirma algo que
muchos ya habían
percibido: la
generación que
nació delante de
la computadora
tiene poca
capacidad de
concentración y,
consecuentemente,
tiene dificultad
de mantener el
enfoque en lo
que es
esencial.
Delante de
tantas
oportunidades de
información,
educación y
entretenimiento,
se queda difícil
pensar y
reflexionar
acerca de todo
que nos salta la
vista, lo que
restringe
nuestra visión y
torna nuestras
mentes cada vez
más estrechas e
incapaces de los
saltos que sólo
ocurren después
de momentos de
reflexión y
análisis
profundo.
Como ejemplo de
esa dificultad,
el libro
menciona el
relato hecho por
una profesora de
la octava serie
que durante años
adoptó el libro
“Mitología”, de
Edith Hamilton.
Según ella, hace
aproximadamente
cinco años los
alumnos
empezaron a
perder el
interés por la
obra. “Ellos
dicen que la
lectura es
demasiada
difícil, que las
frases son muy
complicadas, que
es necesario
mucho tiempo
para leer una
página”, contó
la educadora.
El problema, sin
embargo, no
atinge sólo los
más jóvenes.
Existe también
la disminución
de la atención
entre los
adultos. Un
profesor de cine
oído por el
autor dijo que
se vio incapaz
de leer más de
dos páginas por
vez de la
biografía del
director francés
François
Truffaut, uno
de sus
cineastas
favoritos.
Goleman alía sus
conocimientos de
psicólogo a sus
investigaciones
en el área de
neurociencia
para explicar
cómo nuestro
cerebro
funciona, cuales
son los momentos
en los cuales
permitimos que
nuestro enfoque
se disperse y
como evitar
eso.
Es probable que
el exceso de
informaciones
contribuya
también para la
expansión de la
llamada
pereza mental,
a que J.
Herculano Pires
se refirió en
el libro
Pedagogía
Espírita.
La pereza
mental, que
según Herculano
Pires tiene
perjudicado la
marcha del
Espiritismo en
la Tierra, es
mencionada en el
libro
Trabajadores del
bien de Vuelta,
obra mediúmnica
donde Ignácio
Bittencourt
(Espíritu)
informa que una
investigación
realizada por
Excelsos
Dirigentes del
Espiritismo en
las esferas
superiores,
intrigados con
las dificultades
del avance de la
Doctrina en
nuestra esfera,
ha revelado que,
entre todas las
causas que
dificultan la
marcha de la
Nueva Revelación
en el mundo, se
destaca, en
posición de
relieve, la
pereza mental.
La conclusión de
la investigación
confiere
visiblemente con
lo que se ve en
el medio
espírita,
dominado por la
comodidad, por
la búsqueda de
provechos
personales, por
la indiferencia
cultural y por
el desinterés
de las personas
en aplicarse al
estudio serio y
perseverante de
la Doctrina,
algo que es,
como sabemos,
profundamente
lamentable.
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