¿Hay vida
después
de la
muerte?
Aunque para
muchos el
problema de la
muerte no esté
debidamente
esclarecido, es
bueno recordar
al lector que
tal no es el
pensamiento de
los espíritas.
Al final y al
cabo, la obra de
Allan Kardec, el
codificador de
la doctrina
espírita, es
fruto del
diálogo con los
llamados
muertos, o
Espíritus, en la
terminología
espírita.
Las obras de
nuestros médium
más respetables
fueron escritas
también por
Espíritus, y en
ese sentido la
colección André
Luiz,
psicografada por
el médium Chico
Xavier, es un
testimonio
elocuente de que
hay, sí, vida
después de la
muerte, porque
la muerte sólo
atinge el cuerpo
físico y nada
causa al alma
que lo habitaba
antes de su
regreso al
llamado mundo
espiritual.
Cuando alguien
partidario de la
doctrina
espírita afirma
que el problema
de la muerte no
está
esclarecido, es
obvio que se
refiere al
entendimiento
general, ajeno
al Espiritismo,
un hecho que
todos nosotros,
espíritas,
conocemos,
teniendo en
cuenta que las
religiones más
expresivas
cuanto al número
de adeptos no
tratan en sus
libros del tema
muerte, ni de lo
que le sucede.
Los adeptos de
tales religiones
no disponen
también de
informaciones
acerca del
origen, de la
naturaleza y del
destino del
Espíritu humano.
¡Y, no obstante,
dicen profesar
ideas
espiritualistas!...
Si el individuo
se dice cético
con relación a
las cuestiones
espiritualistas,
su incertidumbre
con relación a
la supervivencia
del alma será
aún mayor. ¿No
admitiendo la
existencia del
alma, cómo podrá
admitir la
existencia de
los Espíritus?
En razón de eso,
no hay lo que
extrañar cuando
se dice que el
problema de la
muerte, en la
visión de las
personas a que
nos referimos,
no se encuentra
esclarecido.
La diferencia de
la concepción
espírita,
comparativamente
con lo que es
profesado por
las otras
doctrinas
espiritualistas,
está en que el
Espiritismo, no
fundamentándose
en dogmas o en
teorías
preconcebidas,
no inventó el
alma, para así
explicar los
llamados
fenómenos
inhabituales.
Fueron las almas
de los llamados
muertos que se
presentaron y
eso ocurrió ya
en la etapa
inicial del
Moderno
Espiritismo, en
Hydesville,
cuando el
Espíritu de
Charles Rosma se
presentó a la
familia Fox.
Conforme leemos
en Historia
del Espiritismo,
de Arthur
Conan Doyle,
traducción de
Júlio Abreu
Filho, Margareth
Fox, la madre de
las niñas
médium, así
relató lo que
ocurrió en la
noche de
31-3-1848,
cuando el agente
invisible que
causaba las
manifestaciones
en su residencia
se identificó:
“Entonces pensé
en hacer un test
que nadie sería
capaz de
responder. Pedí
que fuesen
indicadas las
edades de mis
hijos,
sucesivamente.
Instantáneamente
fue dada la
exacta edad de
cada uno,
haciendo una
pausa de uno
para el otro, al
fin de
separarlos hasta
el séptimo,
después se hizo
una pausa mayor
y tres golpes
más fuertes
fueron dados,
correspondiendo
la edad de la
menor, que había
muerto.
Entonces
pregunté: ‘¿Es
un ser humano
que me responde
tan
correctamente?’
No hubo
respuesta.
Pregunté: ‘¿Es
un Espíritu? Si
fuese, de dos
golpes’. Dos
golpes fueron
oídos así que
hice el pedido.
Entonces yo
dije: ‘Si fuese
un Espíritu
asesinado que
diese dos
golpes’. Éstos
fueron dados
instantáneamente,
produciendo un
temblor en la
casa. Pregunté:
‘¿Fuiste
asesinado en
esta casa?’ La
respuesta fue
como la
precedente. ‘¿La
persona que lo
asesinó aún
vive?’ Respuesta
idéntica, por
dos golpes. Por
el mismo proceso
verifiqué que
fuera un hombre
que lo asesinara
en esta casa y
sus despojos
enterrados en la
bodega; que su
familia era
constituida de
esposa y cinco
hijos, dos
muchachos y tres
niñas, todos
vivos al tiempo
de su muerte,
pero que después
la esposa
muriera.
Entonces
pregunté:
‘¿Continuará a
golpe y así
llamaremos a los
vecinos para que
también
escuchen?’. La
respuesta
afirmativa fue
alta.”
Como los
espíritas saben
perfectamente,
nacía con los
fenómenos
ocurridos en la
residencia de la
familia Fox el
Moderno
Espiritismo,
cuya parte
teórica o
doctrinaria
sería
desarrollada
nueve años más
tarde en
Francia,
nuevamente por
medio del
diálogo con el
mundo
espiritual,
razón por la
cual Kardec
afirmó que el
resultado de su
trabajo, la
doctrina
espírita, es la
codificación de
las enseñanzas
dadas por los
Espíritus, que
son sus
verdaderos
autores.
(1)
(1)
Sobre el asunto,
sugerimos la
lectura del
texto “Las
Hermanas Fox,
Conan Doyle y el
Espiritismo
brasileño”, de
Jáder Sampaio,
publicado en la
edición 179 de
esta revista. He
aquí el enlace:
http://www.oconsolador.com.br/ano4/179/especial.html
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