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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 8 - N° 402 - 22 de Febrero de 2015

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 
 

La Génesis

Allan Kardec

(Parte 41)
 

Damos continuidad al estudio metódico del libro La Génesis, los Milagros y las Profecías según el Espiritismo, de Allan Kardec, cuya primera edición fue publicada el 6 de enero de 1868.  Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al  final del presente texto.

Preguntas para debatir

A. ¿Qué debemos entender por fluido cósmico universal?

B. ¿Por qué Kardec adoptó la expresión fenómeno psíquico, en vez de fenómeno espiritual?

C. ¿Hay fluidos que pertenecen al medio terrestre?

Texto para la lectura

794. Los sueños propiamente dichos presentan los tres tipos de visiones a las que nos hemos referido anteriormente. Las dos primeras categorías de esas visiones pertenecen a los sueños proféticos, presentimientos y avisos. En la tercera, es decir, en las creaciones fluídicas del pensamiento, se puede encontrar la causa de ciertas imágenes fantásticas que no tienen nada de real en relación a la vida corporal, pero que a veces presentan al Espíritu tal autenticidad que el cuerpo siente el golpe, existiendo casos en que el cabello encanece bajo la impresión de un sueño.

795. Catalepsia. Resurrecciones – La materia inerte es insensible; el fluido periespiritual también lo es, pero transmite la sensación al centro sensitivo que es el Espíritu. Las lesiones dolorosas del cuerpo repercuten, pues, en el Espíritu como un choque eléctrico por medio del fluido periespiritual, y los nervios parecen ser los hilos conductores. Es el influjo nervioso que los fisiólogos, al no conocer las relaciones de ese fluido con el principio espiritual, aún no han podido encontrar la explicación para todos sus efectos.

796. La interrupción se puede dar por la separación de un miembro o por el seccionamiento de un nervio, pero también se puede dar de manera parcial o general y sin ninguna lesión en los momentos de emancipación, de una gran sobreexcitación o preocupación del Espíritu. En ese estado el Espíritu no se preocupa del cuerpo y, en su actividad febril, atrae hacia sí, por así decirlo, al fluido periespiritual que, retirándose de la superficie, produce una insensibilidad momentánea.

797. Se podría admitir también que, en ciertas circunstancias, en el mismo fluido periespiritual se produce una modificación molecular que quita temporalmente la propiedad de transmisión. Es por ello que muchas veces, en el ardor del combate, un militar no percibe que está herido y que una persona, cuya atención se encuentra concentrada en un trabajo, no oye el ruido que se hace en su entorno. Un efecto análogo, aunque más pronunciado, se comprueba en algunos sonámbulos, en la letargia y en la catalepsia. Finalmente, del mismo modo también se puede explicar la insensibilidad de los   convulsionarios y de muchos mártires.

798. La parálisis no tiene absolutamente la misma causa: aquí el efecto es puramente orgánico; son los mismos nervios, los hilos conductores, que ya no son aptos para la circulación fluídica; son las cuerdas del instrumento que se han alterado.

799. En ciertos estados patológicos, cuando el Espíritu ha dejado el cuerpo y el periespíritu se encuentra adherido a él sólo en algunos puntos, el cuerpo presenta todas las apariencias de la muerte y se afirma una verdad absoluta cuando se dice que la vida pende de un hilo. Este estado puede durar un tiempo más o menos prolongado; incluso, ciertas partes del cuerpo pueden empezar a descomponerse sin que la vida se haya extinguido definitivamente.

800. Mientras no se haya cortado el último hilo, el Espíritu puede, ya sea por una acción enérgica de su propia voluntad o por un influjo fluídico extraño igualmente poderoso, ser llamado a volver al cuerpo. Es así como se explican ciertos casos de prolongación de la vida, contrarios a todas las probabilidades y ciertas supuestas resurrecciones.

801. Pero cuando las últimas moléculas del cuerpo fluídico se han desprendido del cuerpo carnal, o cuando este último ha llegado a un estado de degradación irreparable, todo regreso a la vida se vuelve imposible.

802. Curaciones – Como se ha visto, el fluido universal es el elemento primitivo del cuerpo carnal y del periespíritu, los cuales son sus simples transformaciones. Por la identidad de su naturaleza, este fluido condensado en el periespíritu, puede suministrar al cuerpo principios reparadores. El Espíritu, encarnado o desencarnado, es el agente propulsor que infiltra en un cuerpo deteriorado una parte de la sustancia de su envoltura fluídica.

803. La curación se opera mediante la sustitución de una molécula enferma por una molécula sana. El poder curativo estará, pues, en razón directa a la pureza de la sustancia inoculada. Pero depende también de la energía de la voluntad que, mientras más grande, provocará una emisión fluídica abundante, y mayor será la fuerza de penetración que dará al fluido. Depende incluso de las intenciones de aquél que desee realizar la curación, ya sea hombre o Espíritu. Los fluidos que emanan de una fuente impura son como las sustancias medicinales alteradas.

804. Los efectos de la acción fluídica sobre los enfermos son extremadamente variados, según las circunstancias. Algunas veces es lenta y requiere un tratamiento prolongado, como en el magnetismo común; otras veces es rápida, como una corriente eléctrica. Hay personas dotadas de un poder tal, que operan curaciones instantáneas en ciertos enfermos, con sólo la imposición de las manos o incluso exclusivamente por acto de la voluntad. Entre los dos polos extremos de esa facultad, hay infinidad de matices.

805. Todas las curaciones de este género son variedades del magnetismo y sólo difieren por la intensidad y rapidez de la acción. El principio es siempre el mismo: el fluido desempeña el papel de agente terapéutico, cuyo efecto se encuentra subordinado a su calidad y a circunstancias especiales.

806. La acción magnética puede producirse de varias maneras:

1ª) por el propio fluido del magnetizador; es el magnetismo propiamente dicho, o magnetismo humano, cuya acción se encuentra subordinada a la potencia y, sobre todo, a la calidad del fluido;

2ª) por el fluido de los Espíritus que actúan directamente y sin intermediarios sobre un encarnado, ya sea para curar o calmar un sufrimiento, para provocar el sueño sonambúlico espontáneo, o para ejercer sobre el individuo una influencia física o moral cualquiera. Es el magnetismo espiritual, cuya calidad está en razón directa de las cualidades del Espíritu;

3ª) por los fluidos que los Espíritus derraman sobre el magnetizador, que sirve de conductor de esos fluidos. Es el magnetismo mixto, semiespiritual o, si se prefiere, humano-espiritual. Combinado con el fluido humano, el fluido espiritual le imprime cualidades que le faltan. En tales circunstancias, el concurso de los Espíritu es a veces espontáneo, pero la mayoría de las veces, provocado por una evocación del magnetizador.

807. Es muy común la facultad de curar por influencia fluídica y puede desarrollarse por medio del ejercicio; pero la de curar instantáneamente por medio de la imposición de las manos, es más rara y su grado máximo se debe considerar excepcional. No obstante, en épocas diversas y en el seno de casi todos los pueblos, han surgido individuos que la poseían en grado eminente.

808. Apariciones. Transfiguraciones – Para nosotros, el periespíritu es invisible en su estado normal; pero como está formado por sustancia etérea, el Espíritu puede, en ciertos casos, por acto de su voluntad, hacerlo pasar por una modificación molecular que lo haga momentáneamente visible. Así es como se producen las apariciones que, al igual que los otros fenómenos, no suceden fuera de las leyes de la Naturaleza. No es más extraordinario que el del vapor, que es invisible cuando está muy rarificado, pero se vuelve visible cuando se condensa.

809. Según el grado de condensación del fluido periespiritual, la aparición es a veces vaga y vaporosa; otras veces, es más nítidamente definida; otras, finalmente, tiene todas las apariencias de la materia tangible. Puede incluso llegar hasta la tangibilidad real, al punto de engañar al observador sobre la naturaleza del ser que tiene delante suyo.

810. Las apariciones vaporosas son frecuentes, y es la forma bajo la cual muchos individuos después de su muerte se presentan a las personas que han querido mucho. Las apariciones tangibles son más raras, aunque hay numerosos casos de este tipo, perfectamente auténticos. Si el Espíritu quiere que lo reconozcan, imprime a su envoltura todos los signos exteriores que tenía en vida.

811. Se debe notar que las apariciones tangibles sólo tienen la apariencia de la materia carnal; pero no podrían tener sus cualidades. Debido a su naturaleza fluídica, no pueden tener la cohesión de la materia, porque en realidad, no hay carne en ellas. Se forman instantáneamente e instantáneamente desaparecen, o se evaporan por la desagregación de las moléculas fluídicas. Los seres que se presentan en estas condiciones no nacen ni mueren como los otros hombres. Son vistos y dejan de ser vistos, sin que se sepa de dónde vienen, cómo llegaron ni adónde van. Nadie los podría matar, ni encadenar, ni encarcelar, puesto que no tienen cuerpo carnal. Ta es el carácter de los agéneres, con quienes se puede conversar, sin sospechar lo que son, pero que no permanecen mucho tiempo entre los humanos, ni pueden convertirse en huéspedes de una casa, ni figurar entre los miembros de una familia. 

812. Al ser lo mismo el periespíritu de los encarnados que el de los desencarnados, un Espíritu encarnado puede, por un efecto completamente idéntico, en un momento de libertad, aparecer en un punto distinto del que su cuerpo reposa, con sus rasgos habituales y con todos los signos de su identidad. Este fenómeno, del cual se conocen muchos casos auténticos, dio lugar a la creencia en los hombres dobles.

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿Qué debemos entender por fluido cósmico universal?

El fluido cósmico universal es la materia elemental primitiva, cuyas modificaciones y transformaciones constituyen la innumerable variedad de los cuerpos de la Naturaleza. Como principio elemental del Universo, asume dos estados distintos: el de eterización o imponderabilidad, que se puede considerar como su estado normal primitivo, y el de materialización o de ponderabilidad que es,  de cierta manera, consecutivo del primero. Cada uno de esos dos estados da lugar, naturalmente, a fenómenos especiales: al segundo pertenecen los del mundo visible y al primero los del mundo invisible. Unos,  llamados fenómenos materiales, son del dominio de la Ciencia propiamente dicha; los otros, calificados como fenómenos psíquicos, porque se relacionan de manera especial con la existencia de los Espíritus, son de la competencia del Espiritismo. (La Génesis, cap. XIV, ítem 2.)

B. ¿Por qué Kardec adoptó la expresión fenómeno psíquico, en vez de fenómeno espiritual?

El Codificador del Espiritismo afirma que la denominación de fenómeno psíquico expresa con más exactitud la idea, que la de fenómeno espiritual, debido a que esos fenómenos se basan en las propiedades y los atributos del alma o, mejor dicho, de los fluidos periespirituales que son inseparables del alma. Esta calificación los vincula más estrechamente al orden de los hechos naturales regidos por leyes; se los puede, pues, admitir como efectos psíquicos, sin aceptarlos con el título de milagros. (La Génesis, cap. XIV, ítem 2, y “Nota” de Kardec al pie de la página.)

C. ¿Hay fluidos que pertenecen al medio terrestre?

Sí. Además de los elementos fluídicos del mundo espiritual, que escapan a nuestros instrumentos de análisis y a la percepción de nuestros sentidos, hechos para percibir la materia tangible y no  la materia etérea, existen fluidos tan estrechamente ligados a la vida corporal que en cierta forma pertenecen al medio terrestre. A falta de observación directa, se pueden observar sus efectos como se observan los del fluido del imán, fluido que jamás se ha visto, y adquirir un conocimiento sobre su naturaleza con cierta precisión. Este estudio es esencial, porque en él está la clave de innumerables fenómenos que no se pueden explicar sólo con las leyes de la materia. (La Génesis, cap. XIV, ítem 4.)

 

 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita