Doctrina de los
Espíritus.
Encontró el
consuelo en los
primeros libros
que llegaron a
sus manos: El
Libro de los
Espíritus,
de Allan
Kardec, y El
problema del
Ser, del Destino
y del Dolor
de León Denis.
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Junto a su
esposo,
João
Cury Nasser,
fundó en 1967 la
SEAE (Sociedad
Espírita de
Asistencia y
Estudio), en
Cruzeiro Novo,
un barrio que
recién nacía, y
en 1978 fundó la
SODEC (Sociedad
Divulgadora del
Espiritismo
Cristiano), en
la cual es la
actual
presidenta,
además de
trabajar junto
al PAE (Puesto
de Asistencia
Espírita), donde
ha realizado
proyectos
educativos y
asistenciales
atendiendo a las
comunidades de
Ceilândia, Sol
Naciente y
asentamientos
vecinos.
Siempre dedicada
a la educación,
se graduó en la
Facultad de
Filosofía,
Ciencias y
Letras de la
Universidad de
Goiás, en las
disciplinas de
Geografía e
Historia, y fue
una de las
pioneras en el
área de
educación en
Brasilia, donde
ejerció el cargo
de profesora en
el CASEB y en el
Gimnasio del
Sector Este,
escuelas
públicas
tradicionales de
Brasilia.
A continuación,
la entrevista
que ella
gentilmente nos
concedió
Háblenos sobre
la SODEC. ¿Cómo
nació? ¿Cuál es
su propósito?
¿Cómo funciona y
cómo está
organizada?
La SODEC fue
fundada en 1978,
a partir de la
orientación de
los benefactores
espirituales, en
el sentido de
orientar
nuestros
esfuerzos en el
movimiento
espírita, que en
ese entonces
estaban
limitados a
reuniones
mediúmnicas y
actividades
benéficas, para
la divulgación
de la Doctrina
Espírita. Así,
iniciamos la
publicación de
la revista “O
Espírita”,
además de otras
actividades de
divulgación, y
nos sumamos a
los esfuerzos de
la FEB y de
otras entidades
federadas, en la
medida de
nuestra
capacidad, para
fortalecer la
divulgación de
la Doctrina
Espírita en
Brasil.
¿Qué la motivó a
publicar el
libro Boletos
Fraternales?
¿Cuál es la
intención del
grupo?
Además de la
orientación de
los benefactores
y de la madurez
de nuestros
trabajos, que
nos dió la
seguridad en
cuanto a la
calidad del
contenido,
decidimos
compartir con
los cofrades las
perlas que nos
son ofrecidas
durante nuestras
reuniones
mediúmnicas,
teniendo como
inspiración la
recomendación
del Maestro de
“no colocar la
candela debajo
del celemín”.
Aprovechamos la
conmemoración de
los 35 años de
la fundación de
la SODEC para
editar el libro,
con el objetivo
de que los
mensajes
contendidos en
él fuesen un
bálsamo más de
esperanza y
consuelo, para
la ayuda en el
crecimiento
espiritual y
humano de
aquellos a
quienes alcance.
¿Cuál es la gran
contribución de
esa obra para la
Doctrina
Espírita?
Nuestra
intención fue
ofrecer una
sencilla
contribución a
la divulgación
de la Doctrina
Espírita,
esparciendo
consuelo y
esclarecimiento,
sobre preguntas
existenciales
que emergen en
lo cotidiano de
nuestras vidas.
Los mensajes son
un regalo que
recibimos de la
Espiritualidad y
el libro es
nuestra manera
de compartir ese
regalo con
todos.
¿Qué método
utilizaron y
cuánto tiempo
emplearon en la
elaboración
literaria?
El método fue
bastante simple,
a pesar de la
inmensa
colección de
mensajes que
tenemos a lo
largo de más de
tres décadas de
trabajo. Se
definió la
selección de
mensajes de
consuelo y
esclarecimiento,
organizados de
tal manera que
permitan un
énfasis
creciente en los
pilares
doctrinarios:
Fe, Esperanza y
Caridad,
culminando con
un mensaje final
de exhortación
al Maestro
Jesús, en la
forma de un
mensaje de
Navidad,
sugiriendo una
secuencia de
lecturas que
culmine con las
celebraciones
navideñas.
¿Fue
influenciado por
la práctica de
alguna
institución o es
fruto de una
iniciativa
propia?
Ninguna en
particular, sino
en el
Movimiento
Espírita como un
todo. Nuestra
inspiración fue
y será siempre
el Evangelio de
Jesús y la Obra
de Allan Kardec.
¿El grupo
encontró
dificultades en
la publicación
de esa obra?
Sí. Además de la
dificultad de
seleccionar los
menajes – perlas
entre perlas -,
hay que
considerar las
dificultades
inherentes al
tiempo, por
tratarse de un
trabajo
voluntario, y el
costo de
publicar una
obra, en la que
fuimos
favorecidos por
la generosidad
de los
propietarios de
la hoy extinta
Charbel Grafica
y Editora, que
cobró un valor
simbólico para
la ejecución
tanto del
proyecto gráfico
como de la
impresión de los
seis mil
ejemplares que
componen la
primera edición.
¿Cómo ve usted
la recepción del
público espírita
con relación a
los libros que
se vienen
publicando?
En nuestra
actividad de
divulgación,
además de poner
a disposición
una pequeña
biblioteca en
nuestras
reuniones
públicas,
realizamos cada
mes una feria de
Intercambio de
Libros
Espíritas. Esas
dos actividades
nos permiten
afirmar que, a
pesar de nuestro
empeño en
estimular la
lectura del
Pentateuco de
Kardec, el
público que
asiste a las
Casas Espíritas
prioriza las
novelas, y los
libros con
contenido de
orientación
espiritual,
percibidos por
muchos como
autoayuda, sobre
todo las obras
psicografiadas
por Chico Xavier
e Yvonne A.
Pereira. A
continuación,
prefieren los
libros de
carácter
histórico que
traten sobre la
evolución de la
Humanidad
terrestre. Las
obras de
carácter más
filosófico y
científico son,
en general,
menos buscadas.
Así, entendemos
que la inserción
de contendidos
doctrinarios de
evangelización
en las novelas y
textos con sesgo
psicológico o de
autoayuda, puede
ser una buena
estrategia para
orientar el
interés de los
neófitos a
profundizar en
los temas
doctrinarios y
en la moral
evangélica.
¿Cuál es el
papel de los
escritores,
dirigentes y
líderes
espíritas en la
mejoría y
preservación de
la calidad de
los contenidos
literarios
espíritas?
Es fundamental,
pues de ellos
depende toda la
integridad y
credibilidad de
la Doctrina
Espírita. Así,
además de ser un
ejemplo de vida
que ratifique su
actuación
religiosa, los
conocimientos
profundos de la
obra de Kardec y
de los textos
evangélicos,
además de una
buena base
cultural, se
constituyen,
junto con la
humildad, la
paciencia y el
método
científico
preconizado por
el propio
Kardec, en las
herramientas
esenciales para
asegurar el
equilibrio entre
la pureza y la
contemporaneidad
de los mensajes
y contenidos
literarios
relacionados a
la Doctrina,
vis a vis
con la evolución
de la ciencia y
la sociedad
humana.
En su
percepción, ¿qué
se requiere y
puede mejorar en
la publicación
de contenidos
mediúmnicos
espíritas?
De una manera
general, un
compromiso con
la Doctrina y no
con grupos o
personas;
juzgando cada
obra por el
valor de su
contenido y no
por la
consideración
que tengamos por
ese o aquel
médium o Grupo
Espírita. Se
debe asegurar,
siempre, la
ausencia de
prejuicios,
censura previa o
cualquier
restricción a la
libertad de
creación y
producción, a la
par de una
profunda
responsabilidad,
calma y madurez
en la
ratificación de
aquello que se
acepta como
doctrinario,
evitando
radicalismos o
condenas
precipitadas a
lo que desafíe
nuestra
comprensión o
aceptación
inmediata.
Acoger siempre,
conocer,
reflejar y
contribuir para
corregir
eventuales
desvíos o
equívocos,
usando el
tiempo, Kardec,
Cristo y el
progreso
intelectual y
científico como
aliados.
¿Cuáles son los
planes de la
SODEC en
relación al
futuro?
¿Pretende
continuar
publicando?
Por ahora
estamos
satisfechos con
los resultados
de “Boletos
Fraternales”.
Obviamente que
en principio,
abrigamos el
deseo de obtener
medios para
producir una
nueva edición de
“Boletos
Fraternales”
o, en caso haya
una
recomendación de
la
espiritualidad
que nos tutela,
extenderemos la
obra en nuevos
volúmenes, o
innovar con
otras
publicaciones a
nuestro alcance.
Mientras tanto,
todo eso está en
estado
embrionario.
Además, es
nuestra
intención buscar
ampliar nuestra
colaboración,
preferentemente
de manera
impersonal, con
otras vías de
divulgación
tradicionales,
que ya se
consolidan como
medios seguros
de divulgación
doctrinaria.
Nuestro enfoque
es destacar el
mensaje y no a
los mensajeros.
Su mensaje final
a nuestros
lectores.
Nuestro mensaje
no puede ser
otro que no sea
el de agradecer
la benevolencia
de aquellos que
conocen nuestro
trabajo e
invitar a
aquellos que no
lo conocen a
unirse a
nosotros, en el
esfuerzo de
divulgar el
mensaje
cristiano, que
es el propósito
de la Doctrina
Espírita,
organizada por
Allan Kardec, a
partir de la
orientación del
Espíritu de
Verdad,
anunciado por el
propio Cristo,
como registra el
Evangelio y
ratificado por
las luces que se
encendieron en
todo el globo
terrestre, a
partir de
mediados del
siglo XIX y que
sirvieron de
faro a la
jornada del
Codificador, que
nos legó un mapa
seguro del
terreno sobre la
cual debemos
construir
nuestra fe y su
divulgación.
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