Recientes estudios en el
área de la Genética del
comportamiento han
traído cuestiones
nuevas, con
implicaciones
importantes en la
comprensión de la
Doctrina Espírita.
Buscando traer a la
superficie esas
cuestiones, escribimos
este artículo.
La encarnación coloca al
Espíritu en una
condición especial, que
le impone restricciones
y de la cual es blanco
de profundas
influencias. Kardec
reconoce la importancia
de ese estado cuando
afirma que el Espíritu
encarnado está bajo la
influencia de la
materia. (LE,
Introducción, ítem VI.)
¿A qué influencias se
refiere el codificador?
Creemos que esas
influencias se dan en
dos niveles: cultural y
biológico.
Influencias culturales
Son notables las
influencias que el
ambiente ejerce sobre la
Individualidad
reencarnada, sean en el
ambiente compartido y el
no compartido. El
ambiente compartido es
aquel que ejerce
influencia sobre
nosotros y nuestros
hermanos igualmente:
nuestros padres, nuestra
vida doméstica y nuestra
vecindad. El ambiente
no compartido o
único es todo el
resto: cualquier cosa
que influya a un
hermano, pero no al
otro, incluyendo el
favoritismo de los
padres, la presencia de
otros hermanos,
experiencias únicas cómo
caer de una bicicleta o
ser infectado por un
virus, y, en verdad,
cualquier cosa que nos
ocurra en el transcurrir
de la vida que no
necesariamente ocurra a
nuestros hermanos.
Estudios en diferentes
áreas del conocimiento
humano han mostrado que,
casi invariablemente,
las personas se moldean
conforme sus iguales en
los ambientes en que
viven o se desarrollan
dentro de las
posibilidades que el
medio que las cercan les
ofrecen.
La relevancia de las
influencias del medio en
la formación de la
personalidad humana es
notada en el pensamiento
de Allan Kardec.
Recuerda él que, aunque
el Espíritu conserve, en
sus nuevas existencias,
los trazos del carácter
moral de las existencias
anteriores, eso no
siempre es evidente,
pues su posición social
también puede no ser la
misma. Si de señor él se
hace esclavo, sus
inclinaciones serán muy
diferentes y tendríamos
dificultades en
reconocerlo. El Espíritu
siendo el mismo, en las
diversas encarnaciones,
sus manifestaciones
pueden tener, de una
para otra, ciertas
semejanzas. Estas, sin
embargo, serán
modificadas por las
costumbres de la nueva
posición, hasta que un
perfeccionamiento
notable venga a cambiar
completamente su
carácter. LE, ítem
216.)
Influencias biológicas
El proceso
reencarnatorio coloca al
Espíritu también bajo
importantes influencias
biológicas, vinculadas,
especialmente a los
genes responsables por
la organización y
funcionamiento de su
cuerpo, principalmente
del cerebro, donde
significativa parte del
genoma es expresada.
El cerebro es el órgano
de manifestación del
pensamiento, a través
del cual el Espíritu
interacciona con el
medio y con las personas
que lo cercan. El
funciona a partir de
impulsos eléctricos que
conectan sus cerca de 85
mil millones de
neuronas. Esas
conexiones, denominadas
sinapsis, dependen de la
interacción de
centenares de proteínas
y neurotransmisores. Los
genes especifican las
proteínas que participan
de todo el proceso de
construcción y
funcionamiento del
cerebro. Genes
diferentes van a
construir cerebros
diferentes, de ahí su
importancia.
Los estudios en el área
de la genética
comportamental han
mostrado que los genes
desempeñan un papel
importante en el
comportamiento (“cómo
alguien es”). Hasta
cierto punto, las
personas crean sus
propias experiencias por
razones genéticas. La
investigación genética
sobre la personalidad es
extensa y está descrita
en varios libros. El
mensaje básico es el
siguiente: los genes
tienen una contribución
importante para las
diferencias individuales
en la personalidad.
Trazos de personalidad
como comportamientos de
riesgo, frecuentemente
llamados de búsqueda de
sensaciones, uso y abuso
de drogas, timidez,
obesidad, comportamiento
antisocial, inteligencia
y habilidades de
aprendizaje tienen
consistentemente
sustancial influencia
genética. (Genética
comportamental, Plomin.)
Estudios muestran como
pueden ser asombrosas
las semejanzas entre
gemelos idénticos, que
comparten las recetas
genéticas constructoras
de la mente. Sus mentes
son asombrosamente
semejantes, y no sólo en
medidas groseras como QI
y en trazos de
personalidad como
neurosis e introversión.
Ellos son semejantes en
talentos como deletrear
y matemática, en las
opiniones sobre
cuestiones como
apartheid, pena de
muerte y madres que
trabajan fuera, en la
elección de la carrera,
en los hobbies,
adicciones, devociones
religiosas y me gusto
para novias. Los gemelos
idénticos son mucho más
parecidos que los
gemelos fraternos, que
comparten sólo mitad de
las recetas genéticas y,
lo que es sorprendente,
los que son criados
separadamente son casi
tan parecidos como los
que son criados juntos.
Los gemelos idénticos
separados al nacer
tienen en común
características como
entrar en el agua de
espalda y sólo hasta las
rodillas, abstenerse de
votar en las elecciones
por sentirse
insuficientemente
informados, contar
obsesivamente todo lo
que está a la vista,
hacerse capitán de
brigada voluntaria de
incendio, dejar por la
casa notitas cariñosas
para la esposa, dar la
descarga antes y tras
usar el vaso o
estornudos por juegos en
ascensores llenos.
(Como la mente funciona,
Pinker.)
Es importante considerar
también los efectos
indirectos de los genes:
hombres altos, de media,
son promovidos en sus
empleos más rápidamente
que los bajos y personas
atractivas, de media,
son más autoconfiados
que los no atractivas.
En un experimento,
sujetos sometidos a una
falsa entrevista
tuvieron que quedar
esperando durante una
interrupción
escenificada cuando el
entrevistador fue
llamado fuera de la
sala. Los sujetos sin
atractivos físicos
aguardaron nueve minutos
antes de protestar; los
atractivos, tres minutos
y veinte segundos.
(Tabula rasa, Pinker.)
La influencia del cuerpo
en el comportamiento del
Espíritu encarnado es
ampliamente demostrada
en la obra de Kardec.
Veamos:
El Espíritu es
ciertamente influenciado
por la materia, que
puede trabar sus
manifestaciones.
(LE, ítem 846)
El Espíritu encarnado
sufriendo la influencia
del organismo, su
carácter se modifica
según las circunstancias
y se dobla a las
necesidades y a los
cuidados que le imponen
ese mismo organismo
(LE, enero de 1866)
[...] un Espíritu
pacífico, aunque en un
cuerpo bilioso, será
siempre pacífico, y que
un Espíritu violento,
aún en un cuerpo
linfático, no será
blando; solamente la
violencia tomará otro
carácter. No
disponiendo de un
organismo propio
para secundar la
violencia, la cólera se
volverá concentrada,
mientras en el otro caso
será expansiva. (ESE,
cap. IX, ítem 10)
La inteligencia depende
del estado del cuerpo
que adquiere.
(LE, ítem 180)
Con el cambio de los
cuerpos, pueden
perderse ciertas
facultades
intelectuales.
(LE, ítem 220)
Los órganos son los
instrumentos de la
manifestación de las
facultades del alma. Esa
manifestación está
subordinada al
desarrollo y al grado de
perfección de los
respectivos órganos.
(LE, ítem 369)
En la locura es siempre
el cuerpo y no el
Espíritu que está
desorganizado.
(LE, ítem 375-a)
Las dos naturalezas
existentes en el hombre
ofrecen a sus pasiones
dos fuentes diversas:
unas provienen de los
instintos de la
naturaleza animal, otras
de las impurezas del
Espíritu encarnado.
(LE, ítem 605-a)
En el hombre, solamente
existe del animal el
cuerpo, las pasiones
que nacen de la
influencia del cuerpo
y el instinto de
conservación inherente a
la materia […]
El temperamento es, al
menos en parte,
determinado por la
naturaleza del Espíritu,
que es causa y no
efecto. Decimos en
parte, porque hay casos
en que el físico
evidentemente influye
sobre lo moral: es
cuando un estado mórbido
o anormal es determinado
por una causa externa,
accidental,
independiente del
Espíritu, como la
temperatura, el clima,
las adicciones
hereditarias de
constitución, un
malestar pasajero, etc.
Lo moral del Espíritu
puede, entonces, ser
afectado en sus
manifestaciones por el
estado patológico,
sin que su naturaleza
intrínseca sea
modificada.
(RE, marzo de 1869)
Hay inclinaciones
viciosas que,
evidentemente, son
inherentes al Espíritu,
porque se deben más a lo
moral que al físico;
otras más parecen
consecuencia del
organismo.
(RE, marzo de 1869)
OBS.: todas las negritas
son nuestras.
(Continúa en la próxima
edición.)
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