Carlitos
estaba
preocupado.
Se
acercabael Día del Padre
y todavía no había
decidido qué regalo le
iba a dar a su papá.
Trató conseguir
información preguntando
de manera sutil:
-
Papá, ¿qué es lo que no
tienes y te gustaría
tener?
-
Tengo todo lo que
necesito, hijo mío.
Además, tengo una
familia maravillosa que
es mi tesoro. Me siento
realizado. No necesito
nada más.
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Carlitos se sintió
frustrado. Continuaba
con el mismo problema:
decidir el regalo que le
daría a su papá.
El
niño fue a la cocina y
conversó con su mamá,
preguntando lo que le
podría regalar a su papá
en el Día del Padre.
La
mamá sonrió mientras
revolvía las ollas y
respondió:
- Usa
tu imaginación,
Carlitos. Observa lo que
tu papá dice, lo que
hace, y tal vez
descubras lo que él
desea.
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El
niño salió de la cocina
con la cabecita
confundida. Quería que
alguien le dijera lo que
debía regalarCarlitos se
rascó la cabeza,
preocupado.
Después, salió desu casa
para mirar las vitrinas
de las tiendas. Había
muchas opciones, pero
todas costaban mucho
dinero y él, aunque
vaciara toda su
alcancía, no tendría lo
suficiente. Volvió
amargado a su casa. Solo
podía pensar en el
regalo que le daría a su
papáel domingo.
Al
día siguiente, llegando
a la escuela, Carlitos
se dio cuenta que todos
sus compañeros tenían la
misma duda.
Entonces, todos
preguntaron a la
profesora, quien les
sugirió:
-
¿Por qué no hacen algo
para darle a sus papás?
-
Está bien, profesora –
asintió Rogerio. - ¿Pero
qué?
-
Piensen. ¿Qué es lo que
a sus papás les gustaría
tener? ¿Qué les haría
feliz?
Los
alumnos se callaron,
pensativos. Otro niño
refunfuñó:
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- ¡Es
muy difícil saber esa
respuesta, profesora!
-
¿Por qué no comienzan
pensando en sus vidas,
cómo es su relación con
sus papás, con sus
hermanos, con los
vecinos? ¿Qué es lo que
sus papás hablan y
ustedes están cansados
de oír? ¿Cómo les
gustaría que ustedes
fueran? –sugirió con una
sonrisa.
-
Creo que entendí,
profesora. Lo que usted
quiere decir es que, tal
vez, lo que
nuestrospapás
deseanmáses algo que no
se compra en las
tiendas, ¿verdad? – dijo
Carlitos, sorprendido.
-
Exactamente,
Carlitos.Algo
en lo que ustedes no
necesitarán gastar
dinero para comprar y
que los dejará más
satisfechos. Nuestra
clase de hoy estará
dedicada a hacer esa
tarea.
Todos
intercambiaron una
mirada entre sí,
sorprendidos y
satisfechos. En seguida,
cada uno se puso a
anotar en una hoja de
cuaderno.
Carlitos volvió a su
casa con el pensamiento.
Él y su hermana Diana
siempre se peleaban y su
papá se enojaba y decía
que deseaba entrar a la
casa y tener paz.
Después, Carlitos se
acordó de que él dejaba
todo fuera de su sitio y
quesu papá tambiénse
quejabade eso. No le
gustaba que jugaran con
su equipo de sonido, ni
que desobedeciera cuando
su mamá lo
mandaba
a bañarse. Cuanto más
pensaba, se acordaba de
más cosas.
Entonces, Carlitos
escribió una carta a su
papá, hablando de cuánto
lo amaba y lo mucho que
quería verlo feliz. Por
eso, se comprometía a no
más ponerlo triste o
nervioso por hacer algo
equivocado.
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Después que todos
terminaron, la profesora
sugirió:
-
Ahora, ¡solo tienen que
hacer una tarjeta bien
bonita, colocar dentro
lo que escribieron y
entregársela a sus
papás!
Los
niños estaban contentos.
Habían resuelto el
problema que tanto los
inquietaba.
Así,
el domingo muy temprano,
Carlitos preparó
|
un
bien delicioso
desayuno para su
papá, con ayuda
de su mamá.
Colocó todo en
una bandeja,
junto a la linda
tarjeta que
había hecho, y
fue a llevárselo
a su papá, que
todavía estaba
acostado.
|
Lollamó:
-
¡Papá!
-
¿Qué pasa, Carlitos? –
preguntó el papá al
verlo.
-
Nada, papá. ¡Vine a
desearte un Feliz Día
del Padre!
¡Felicidades, papá!
Carlitos colocó la
bandeja en la mesita de
noche y dio abrazogrande
y cariñoso a su papá.
- Te
traje un delicioso
desayuno para ti, papá.
-
¡Gracias, hijo mío! ¡Me
encanta la idea!
¡Ah!... ¡Qué linda
tarjeta!
El
papá tomó la carta y la
leyó, emocionándose
mucho. Después, abrazó a
su hijo con inmenso amor
y, con la voz ahogada
por las lágrimas, dijo:
-
¡Estoy orgulloso de ti,
Carlitos! ¡Eres el mejor
hijo del mundo!
La
hermana, que también
venía a saludar al papá,
vio la escena y se les
unió. Todos se unieron
en un gran abrazo.
Carlitos sonrió
satisfecho, hinchando el
pecho y pensando:
“¡Este es el mejor Día
del Padre que hemos
tenido hasta ahora!”
MEIMEI
(Recibida por Célia X.
de Camargo, el
29/07/2013.)
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