El planeta donde
vivimos:
una
casa en reforma
En el cuadro
general del
tiempo, el
pasado, el
presente y el
futuro expresan
momentos
importantes en
la vida de las
personas y de
los pueblos.
Definido como el
momento donde se
dio determinado
acontecimiento,
es en el pasado
que vamos a
encontrar las
razones y las
causas de las
peripecias de
los días que
vivenciamos.
Comprendido
entre el pasado
y el futuro, el
presente es el
tiempo actual,
es el momento en
que es posible
hacer de manera
diferente lo que
no logramos en
el pasado.
Cuanto al
futuro, definido
como el tiempo
que hay de
venir, he aquí
para muchos el
objetivo, la
meta, la razón
que nos impele a
corregir los
errores que
cometimos a lo
largo de la
vida, una vez
que, como nos es
enseñado en la
doctrina
espírita,
nuestras
múltiples
existencias
están
interconectadas.
En testimonio
transcrito en
esta misma
revista, el
conocido orador
José Raul
Teixeira,
hablando acerca
de las
consecuencias de
la esclavitud
que vigoró en
Brasil por tres
siglos y medio,
declaró:
“No podemos
olvidar que
múltiples
señores y
señoras de
esclavos, además
de tantos que
sacaron provecho
de esta práctica
cruel, se
encuentran
reencarnados de
nuevo sobre el
suelo de Brasil,
a fin de quitar,
por medios
diversos, las
penosas
obligaciones de
lesa fraternidad
y de la lesa
humanidad de los
periodos de
esclavitud de
nuestro
País.”(Raul
Teixeira
responde,
edición 124.)
He aquí el
enlace que
remite a la
materia:
http://www.oconsolador.com.br/ano3/124/raulteixeiraresponde.html
Un importante
escritor
espírita dijo
cierta vez –
hablando al
respecto del
futuro – que, si
las dificultades
que deparamos en
el presente
tienen raíces en
el pasado, es
bueno tener en
mente que el
nuestro futuro
dependerá del
momento que
ahora
vivenciamos – y
ese será
entonces el
nuestro pasado.
¿Deseamos una
mejor condición
mañana?
¡Hagamos desde
ahora por
merecerla!
¿Erramos mucho
en las
existencias
pasadas?
¡Busquemos
corregir esos
errores,
haciendo lo
mejor que esté
ahora al nuestro
alcance!
En un planeta
como el nuestro
– “una casa en
reforma”, según
conocida
expresión de
Emmanuel – no
nos debe
sorprender lo
que la prensa
nos tiene
enseñado a cada
momento.
Crisis
políticas,
crisis
económicas,
corrupción
generalizada,
conflictos
armados,
acciones
terroristas,
multitudes de
personas huyendo
de la miseria y
de la violencia,
adultos y hasta
niños victimados
en esa lucha por
la busca de
mejores
condiciones de
vida, he aquí un
triste cuadro de
difícil
comprensión y de
solución
compleja, que
compone el
escenario de un
planeta que
tendría todo
para ser feliz
y, no obstante,
no lo es.
Estos desafíos
nos invitan a
todos para que,
en conjunto,
busquemos
resolverlos.
Como propone
Claudia
Gelernter en su
artículo
Superación,
según Jesús,uno
de los relieves
de la presente
edición, seamos
humildes delante
de las
propuestas de la
vida y fuertes
delante de los
problemas,
superando, a
través del amor
y de la
confianza en
Dios, todos los
obstáculos que
impiden que
nuestro mundo
progrese y
pueda, de hecho,
ascender a una
nueva condición
en que la vida
en la Tierra sea
la expresión de
la paz y de la
felicidad.
¿Tal objetivo es
posible?
Sí, claro obvio
que es posible
y, más de que
posible, fue
predicho por el
propio Jesús, a
saber:
“Y oiréis de
guerras y de
rumores de
guerras; mirad,
no os asustéis,
porque es
necesario que
eso todo ocurra,
pero aún no es
el fin. Sin
embargo, se
levantará nación
contra nación, y
reino contra
reino, y habrá
hambres y
pestes, y
terremotos, en
varios lugares.
Pero todas estas
cosas son el
principio de
dolores.
Entonces os han
de entregar para
que sean
atormentados, y
los matarán; y
seréis odiados
de todas las
naciones por
causa de mi
nombre. En ese
tiempo muchos
serán
escandalizados,
y se
traicionarán
unos a los
otros, y unos a
los otros se
odiarán. Y
surgirán muchos
falsos profetas,
y engañarán a
muchos. Y, por
multiplicarse la
iniquidad, el
amor de muchos
enfriará. Pero
aquél que
perseverar hasta
el fin, ése será
salvo. Y este
evangelio del
reino será
pregonado en
todo el mundo,
en testimonio a
todas las
naciones, y
entonces vendrá
el fin.” (Mateo
24:6-14.)
|