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Año 9 - N° 437 - 25 de Octubre de 2015 
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 

La ciencia, la filosofía
y el amor


Hay los que apenas se dicen médicos; hay los que cuidan del cuerpo físico; hay los que hacen de la medicina un negocio rentable; hay los que ven el paciente como fardo o un ser menospreciado – pobres corazones, aún no comprendieron nada; hay los que, por medio de la medicina, alcanzaron una posición social privilegiada; hay los buenos médicos y hay los que entendieron la grandeza de la oportunidad recibida y aman la vida y a sus semejantes. De estos últimos, un conocido ejemplo: Adolfo Bezerra de Menezes.

No se puede ser un buen profesional si el interés es sólo monetario, y mucho menos tener un buen corazón si no es capaz de reconocer el dolor de quien le pide auxilio.

Sin duda, no sería posible caminar en la atmosfera terrena si no hubiera los nobles Espíritus a fortalecernos y ser, bien próximos, notables ejemplos para nuestros días.

Dr. Bezerra de Menezes fue para todos nosotros, cuando en el cuerpo físico, no solamente bendito médico, pero eminente profesor cuanto a la más relevante lección que Jesús nos legó: “Amad a su prójimo como a sí mismo.” (Mateos 22:39).

Tal vez Bezerra de Menezes tenga hecho aún más, tenga amado a su prójimo arriba de sí propio.

Cuando la nobleza de la vida es asimilada, es natural que el objetivo también sea elevado y generoso. Y cuando el corazón entiende que esta tenue ramificación, que es una existencia, está unida al curso de un universo perfecto y completo, creado por Dios, las irrelevantes situaciones tienden a disiparse, para dar lugar a la bondad, a la comprensión, a la caridad, a la ayuda, a la enseñanza, al amparo, a la ternura, a la generosidad, a la tranquilidad y, consecuentemente, al sentimiento más grande y más noble: el amor.

Dr. Bezerra de Menezes consolidó la base de su vivencia en tres edificantes baluartes: la filosofía, la ciencia y el amor.

Cuanto a esta última, leemos en El Evangelio según el Espiritismo, cap. XV, el mensaje que el apóstol Paulo escribió teniendo por título: “Fuera de la caridad no hay salvación”. Y esa enseñanza fue seguida conformemente por Bezerra de Menezes, que ya asimilara las bondadosas e imprescindibles cualidades que caracterizan los Espíritus nobles y, de esta manera, pudo ofrecer a innúmeras personas no solamente la ayuda para el cuerpo físico, pero el amparo bendito para el alma.

Comprendiendo que la Tierra es escuela para nuestro desarrollo y los Espíritus, alumnos en esta importante etapa, cuya necesidad de asistencia es demasiado evidente, se torna bastante natural que quien más tiene para donar así lo haga para los compañeros con mayor necesidad de auxilio.

Fue lo que hizo ese bendito hermano que, mediante una respetable existencia, vivió la simplicidad de un corazón amoroso y nos dejó un legado de enseñanza de cómo puede un Espíritu desarrollarse valiéndose de los conocimientos conquistados y practicando, de manera extraordinaria, la caridad para con los hermanos desproveídos, sea físicamente, sea espiritualmente – los llamados necesitados del amparo del alma, sobre todo los carentes de ese alimento notable llamado  amor.

Dr. Bezerra de Menezes es el tema del Especial que integra esta misma edición y constituye uno de sus realces.



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita