El bien que
hacemos jamás
será olvidado
Tema del
Especial “Las
diversas
Colonias y
Puestos de
Auxilio en el
mundo
espiritual”,
de Gerson Simões
Monteiro, uno de
los relieves de
esta edición, el
conocimiento de
las condiciones
donde se
presentan las
llamadas
Colonias
espirituales y
de las
actividades en
ellas realizadas
nos dan
informaciones
importantes
pertinentes a
los programas de
Servicio Social
que
desarrollamos o
que intentamos
desarrollar en
nuestras
comunidades.
De las
experiencias y
de los relatos
recogidos en las
diferentes obras
espíritas que
tratan del
asunto, cinco
puntos nos
llaman la
atención, porque
nos parecen
fundamentales en
semejante
trabajo:
1°) La
práctica del
bien es mero
deber.
“El Evangelio de
Jesús (dice a
André Luiz
aquélla que fue
su madre
terrena) nos
acuerda que hay
mayor alegría en
dar que en
recibir. (…) Da
siempre, hijo
mío. Sobre todo,
jamás olvides
dar de ti mismo,
en tolerancia
constructiva, en
amor fraternal y
divina
comprensión. La
práctica del
bien exterior es
una enseñanza y
un llamado, para
que lleguemos a
la práctica del
bien interior.
Jesús dio más de
sí, para el
engrandecimiento
de los hombres,
que todos los
millonarios de
la Tierra
congregados en
el trabajo,
aunque sublime,
de la caridad
material. No te
avergüences de
amparar los que
tienen llagas y
esclarecer los
locos que
penetren las
Cámaras de
Rectificación
(…). Trabaja,
hijo mío,
haciendo el
bien. Siempre
que puedas,
olvida el
entretenimiento
y busca el
servicio útil.”
(Nuestro
Hogar, cap. 36,
pág.198.)
2°) El bien
que hacemos
jamás será
olvidado.
“En los círculos
inferiores, hijo
mío (le dice su
madre), el plato
de sopa al
hambriento, el
bálsamo al
leproso, el
gesto de amor al
desilusionado,
son tareas
divinas que
nunca se
quedarán sin ser
acordados en la
Casa de Nuestro
Padre.”
(Ídem, pág.
197.)
3°) No se
concibe el
trabajo de ayuda
al prójimo sin
el espíritu de
fraternidad.
“Aún hace poco
tiempo (le
dice Laura,
madre de Lísias)
oí un gran
instructor en el
Ministerio de la
Elevación
asegurar que, si
pudiese, iría
materializarse
en las esferas
carnales, a fin
de decir a los
religiosos, en
general, que
toda caridad,
para ser divina,
necesita
apoyarse en la
fraternidad.”
(Nuestro Hogar,
cap. 39, pág.
218.)
4°) El modelo
de la obra
socorrista en el
mundo será
siempre Jesús.
“Jesús (le dice
Vicente, que
también fuera
médico en la
Tierra) no fue
solamente el
Maestro, fue
Médico también.
Dejó en el mundo
el modelo de la
cura para el
Reino de Dios.
Él proporcionaba
socorro al
cuerpo y
ministraba fe
para el alma.
Nosotros, sin
embargo, mi caro
André, en muchos
casos
terrestres, ni
siempre
aliviamos el
cuerpo y casi
siempre matamos
la fe.” (Los
Mensajeros, cap.
13, pág. 74.)
5°) Debemos
dar el pan que
alimente el
cuerpo, sin
olvidar la luz
que ilumine el
espíritu.
“En los orígenes
del Cristianismo
(le dice Irene),
la mayoría de
los necesitados
entraría en
contacto con
Jesús a través
de la sopa
humilde o del
techo acogedor.
Lavando
leprosos,
tratando locos,
asistiendo
huérfanos y
ancianos
desamparados,
los
continuadores
del Cristo,
daban trabajo a
sí propios, se
dedicaban a los
infelices,
esclareciéndoles
la mente, y
ofrecían
lecciones de
substancial
interés a los
legos de la fe
viva. Como no
ignoran, estamos
haciendo en el
Espiritismo
evangélico la
recapitulación
del
Cristianismo.”
(Trabajadores
de la Vida
Eterna, cap. XII,
pág. 190.)
Que este
sencillo
registro pueda
contribuir con
todos los que
actúan en el
sector o
pretenden un día
dedicarse a ese
trabajo tan caro
a nosotros y al
prójimo.
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