y Caridad, en
São Manuel, en
los cuales no
ejerce cargo
administrativo,
pero trabaja
como
conferencista y
enseña cursos de
Espiritismo.
|
Habiendo lanzado
recientemente el
libo
Alimentación y
Evolución
Espiritual,
abrodando temas
sobre los
animales,
inclusive sobre
al alimentación
humana, sus
lúcidas
respuestas abren
una enorme
perspectiva de
estudio.
¿De dónde surgió
su interés por
el tema de los
animales y su
consecuente
estudio del
consumo de carne
y sus
desarrollos?
En mi área
profesional, me
especialicé en
la producción de
carne de ovinos,
habiendo
realizado
incluso un curso
de post
doctorado sobre
el tema en
España. Trabajé
cerca de 20 años
en investigación
y enseñanza en
el área de
producción de
carnes. En 1994
inicié los
estudios
espíritas, ya
que aquel año
fui invitado a
ofrecer mis
primeras
conferencias. En
la Universidad,
dos años
después, asumí
la disciplina de
Comportamiento
Animal, que
impartí cerca de
20 años. Mi
vivencia con los
animales desde
la infancia, ya
que nací y crecí
en el medio
rural, asociada
a los estudios
espíritas y del
comportamiento,
así como la
triste realidad
de la frecuente
visita a los
mataderos que mi
profesión
exigía, me
despertó hacia
una realidad
otrora
inimaginable:
los animales no
conviven con
nosotros para
ser matados y
que sus cuerpos
nos sirvan de
alimento.
Entonces, inicié
un proceso
reflexivo más
profundo y, hace
aproximadamente
4 años, empecé a
elaborar el
libro
Alimentación y
Evolución
Espiritual,
publicado en
abril del 2015
por la Editorial
Solidum .
De su formación
académica y
profesional,
¿qué experiencia
principal le
quedó para
desarrollar el
tema en el libro
lanzado y en las
conferencias?
En mi trabajo
profesional, la
principal
experiencia fue
el agudizar la
percepción para
entender que los
otros animales
son sensibles,
sí, como el ser
humano. La
sensibilidad es
la capacidad de
sentir placer,
dolor, alegría,
tristeza, etc.,
y la ciencia
moderna ha
comprobado que
todos los
animales la
tienen. Lo más
intrigante, como
hallazgo
científico muy
reciente: los
demás animales
también tienen
conciencia.
Concomitantemente,
aprendí en la
literatura
espírita que el
espíritu se
origina simple e
ignorante,
encarnando en
los más simples
instrumentos
físicos, que
caracteriza a
los animales
ubicados en los
primeros
peldaños de la
escala
zoológica; y el
destino de todos
es la angelitud.
Por lo tanto,
ellos son
nuestros
hermanos
menores. Ingerir
sus restos
mortales es uno
de los hábitos
más primitivos
que el hombre
terrenal aún
carga. Es un
tema cultural
enraizado en
nuestro
subconsciente,
pero que deberá
ser cambiado,
pues en Planetas
de Regeneración
es algo
impensable.
¿Cómo encarar el
estado actual de
la mentalidad
humana con
relación a los
animales,
incluso en
cuanto al
consumo de carne
en la
alimentación?
Precisamente,
aquellos que ya
han despertado
al
vegetarianismo
no deben
criticar a los
que todavía
consumen carne.
La sociedad
humana está
bombardeada con
informaciones
con respecto a
la necesidad de
la carne para la
perfecta salud
física
(paradigma que
puede ser
cambiado, pues
la Ciencia
Médica y la
Nutrición
comprobaron que
eso no es
verdad). La
conmovedora
propaganda en
los medios de
comunicación da
a entender que
ese alimento
proviene de
cantaros de
flores. Y la
Humanidad
ingenua continúa
siendo engañada.
Hay algunos que
afirman que los
animales existen
para eso y que
la misma Biblia
autoriza su
matanza para
nuestra
alimentación, lo
que tampoco es
verdad.
Entonces, el
Poder Económico
junto con la fe
ciega, crea la
normosis (la
patología de la
normalidad), que
se enraíza aún
más, algo que ya
está arraigado
hace milenios.
Los cambios para
la Regeneración
están
ocurriendo, de
manera muy lenta
y casi
imperceptible.
Solo la
Educación es
capaz de
emprender la
evolución; ni
las críticas, ni
el radicalismo
de cualquier
naturaleza. El
Espiritismo
tiene un papel
fundamental en
ese proceso
educativo, ya
que nos enseña
claramente, la
dinámica de la
evolución
espiritual,
desde el origen
hasta la
Divinidad. El
tema requiere
ser más abordado
en las Casas
Espíritas y
estudiado por
los hermanos de
Doctrina, ya que
ella es clara en
relación a la
realidad
espiritual de
los animales.
Eliminar la
carne de la
alimentación es
un acto de no
violencia; en
consecuencia, un
perfeccionamiento
moral.
De sus estudios
e
investigaciones
en el
Espiritismo
sobre esta
temática, ¿qué
es lo que más le
llamó la
atención?
Muchos hermanos
afirman que el
Espiritismo no
contiene nada
objetivo sobre
el uso de la
carne en la
alimentación. Lo
que más me llamó
la atención, al
realizar la
investigación de
literatura que
sirva de base
del libro, fue
haber encontrado
informaciones
concretas sobre
los animales,
oriundas de los
principales
autores
espirituales ,
desde la obra de
Kardec (El
Libro de los
Espíritus y
La Génesis
principalmente).
Cabe señalar,
sin embargo, en
el caso del
Codificador, que
muchas
informaciones
están escritas
de manera
velada; y no
podría ser
diferente, ya
que en esa época
en que fue
publicado El
Libro de los
Espíritus la
duda era si las
mujeres tenían
alma. ¿Cómo
querríamos que
Kardec explique
la cuestión del
alma de los
animales? Si
determinadas
verdades, que
hoy ya estamos
en condiciones
de entender,
fuesen escritas
en aquella
ocasión,
ciertamente el
Espiritismo
habría nacido
muerto. Al
consultar La
Revista Espírita
de enero de 1866
(nueve años
después del
lanzamiento de
la primera
edición de El
Libro de los
Espíritus),
encontramos un
artículo escrito
por Allan Kardec
cuyo título es:
“¿Las mujeres
tienen alma?”
Por lo tanto,
todo tiene su
momento. Pero no
tengamos dudas:
por lo menos el
proceso
reflexivo sobre
el significado
de la carne en
la alimentación
tiene que ser
iniciado
urgentemente.
¿Cómo ha sido la
receptividad de
estos enfoques
en las
conferencias?
En abril del
2015 iniciamos
las conferencias
de lanzamiento
del libro en las
Casas Espíritas.
Hasta el último
día de octubre,
38 Centros
recibieron la
presentación del
tema. Si antes
de la primera
conferencia,
flotaba la
incertidumbre
sobre la
repercusión con
nuestros
hermanos, hoy
nos sentimos
positivamente
sorprendidos y
contentos, pues
la receptividad
superó, en
mucho, nuestras
expectativas
iniciales. En el
cien por ciento
de los casos, el
interés por el
tema fue
bastante
elevado. Creo
que esa
constatación es
un indicador de
que estamos en
el momento
exacto para que
trabajemos con
más intensidad
sobre este tema
en el medio
espírita.
Siendo un tema
poco tratado,
¿cuáles han sido
las principales
fuentes de
investigación,
para indicar al
lector?
El libro
Alimentación y
Evolución
Espiritual
se basó en 158
referencias
bibliográficas,
como el lector
puede verificar
en la misma
obra.
De todo ese
proceso de
evolución
espiritual, ¿qué
sobresale de los
razonamientos
sobre este tema?
De todo el
proceso de
evolución
espiritual, lo
que sobresale,
en mi opinión,
es el profundo
desconocimiento,
por parte de la
mayoría absoluta
de la Humanidad,
sobre el
mecanismo del
origen y de la
evolución del
Espíritu y su
relación con el
origen y
evolución de la
vida biológica
en la Tierra. La
ciencia aún no
logra integrar
los factores que
explican la
naturaleza de la
verdadera vida,
que es la del
espíritu,
tampoco en su
trayectoria, que
incluye
múltiples
procesos
reencarnatorios.
No entiende que
el cuerpo físico
es un mero
instrumento
pedagógico para
que aprendamos
en esta estadía
en la corteza
planetaria. No
se imagina que
bastaría
integrar las
enseñanzas de la
obra de Allan
Kardec a los
hallazgos
científicos de
Charles Darwin,
espíritus
preparados por
la
Espiritualidad
Mayor para
cumplir misiones
complementarias,
es decir,
proporcionarnos
los
conocimientos de
la vida bajo la
visión holística,
y no sólo
limitados a la
materia
palpable, densa.
Siendo así, se
infiere que no
será posible
enseñar las
verdades de la
vida de manera
masiva tan
temprano. Una
minoría tiene
condiciones para
comprender qué
es la vida; y
los espíritas
forman parte de
esa minoría. Ya
no es posible
decir que no
sabíamos que la
trayectoria
evolutiva del
Espíritu
comienza en los
animales más
simples,
atraviesa toda
la escala
zoológica hasta
llegar al ser
humano que,
gradualmente, se
perfecciona
moral e
intelectualmente,
hasta alcanzar
la Divinidad.
¿Algo resaltante
de sus
experiencias que
le gustaría
relatar?
Ya me referí a
las coordenadas
que me ubicaron
para trabajar el
tema del
vegetarianismo
en el proceso de
evolución
espiritual: el
estudio de la
Doctrina
Espírita,
concomitantemente
al profundizar
los temas
inherentes al
comportamiento
animal, esto en
la esfera
profesional.
Pero otro
aspecto
profesional
determinante fue
el hecho de
haber
frecuentado
mataderos,
donde pude
sentir de cerca
lo inhumano del
proceso de
sacrificio, el
sufrimiento de
nuestros
hermanos
menores, así
como la energía
extremadamente
pesada que
circula en esos
ambientes
lúgubres, fruto
de la acción de
Espíritus de
bajo patrón
vibratorio, en
mecanismo de
vampirización
del fluido vital
liberado por la
matanza en
serie, en
aquello que
André Luiz
(Chico Xavier)
denominó la
industria de la
muerte. Por lo
tanto, cuando
escribo o hablo
sobre el tema,
traduzco una
triste realidad
que pude sentir
personalmente.
Sus palabras
finales.
Sabemos que
Tierra se
encuentra en la
fase de
transición para
la Regeneración.
Esa transición
implica la
necesidad de
profundas
modificaciones
espirituales,
que involucran
acentuados
cambios
comportamentales,
en todos los
sentidos
imaginables.
Necesitamos
emerger de las
profundidades
del océano de
las ilusiones, y
abrir corazones
y mentes para la
realidad de la
vida del
Espíritu en el
Universo. Ya no
cabe más la
inercia
espiritual para
aquellos que ya
tienen acceso a
las
informaciones
objetivas y
concretas que
pone a nuestra
disposición la
literatura
espírita y por
los
conocimientos
científicos
generados en
este planeta.
Dentro de los
comportamientos
que deben ser
modificados
urgentemente, se
destaca la
eliminación de
las carnes de
nuestros menús.
Amar al prójimo
como a sí mismo
no supone la
eliminación de
vidas para
atender nuestros
arcaicos deseos
gastronómicos.
No debemos
cargar
sentimiento de
culpa, pues la
inclusión de la
carne en nuestra
dieta es
cultural y
milenaria. Pero
ha llegado el
momento de una
reflexión
profunda para
que los cambio
sean naturales
y,
consecuentemente,
verdaderos.
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