La influencia de los
Espíritus puede ser
buena o mala
1. La influencia que los
Espíritus ejercen sobre
nuestros pensamientos y
acciones en el día a día
es mucho mayor de lo que
nosotros imaginamos,
porque muchas veces son
ellos los que nos
dirigen. Esa influencia
puede ser buena o mala,
oculta u ostensiva,
fugaz o duradera, pero,
en cualquier situación,
ella sólo se concreta
por medio de la sintonía
que se establece entre
los individuos.
2. En muchos de los
pensamientos que tenemos
en determinadas
situaciones nos surgen
ideas diferentes sobre
el mismo asunto, y a
veces, ideas que se
contradicen. Con
seguridad en esos
momentos estamos siendo
blancos de la influencia
de los Espíritus, hecho
que no todos perciben,
especialmente cuando
ella se da de forma
sutil y oculta.
(Vea sobre el asunto
el caso Custódio
Saquarema narrado por
Hermano X en el libro
Cartas y crónicas, pp.
38 a 42, psicografiado
por Francisco Cândido
Xavier.)
3. Una forma de
distinguir nuestros
pensamientos de los que
nos son sugeridos es
comprender que,
normalmente, es nuestro
el primer pensamiento
que nos ocurre. Pero, lo
más importante es saber
que, independientemente
de sugerencias o no, la
responsabilidad por los
actos es nuestra,
cabiéndonos el mérito
por el bien que de ahí
resultar o el demérito
si la acción es
negativa.
4. Allan Kardec explica:
“Si fuera útil poder
claramente distinguir
nuestros propios
pensamientos de aquellos
que nos son sugeridos,
Dios nos habría dado el
medio, así como nos da
el de distinguir entre
el día y la noche.
Cuando algo queda
impreciso, es que así
conviene a nuestro
beneficio” (El Libro
de los Espíritus,
nota a la cuestión
462).
Pensamiento y vibración
5. Las ideas nutridas
por los hombres de
inteligencia y por los
genios proveen algunas
veces de su propio
Espíritu, pero a menudo
son sugeridas por otros
Espíritus, en la forma
de inspiración, cuando
estos últimos consideran
que sus ideas serán
dignamente
comprendidas.
6. Nos recuerda Rodolfo
Calligaris que “pensar
es vibrar, es entrar en
relación con el Universo
espiritual que nos
envuelve, y, conforme la
especie de las emisiones
mentales de cada ser,
elementos similares se
le imantaran,
acentuándole las
disposiciones y
cooperando con él en sus
esfuerzos ascensionales
o en sus caídas y
deslices” (Páginas de
Espiritismo Cristiano,
FEB, cap. 53).
7. No podemos descuidar
nuestra casa mental y
seguir, como tal cosa,
arrastrados por la
acción maléfica de los
Espíritus atrasados.
“Los Espíritus
infelices, de mente
ultrajada, - dice
Calligaris – viven más
con los compañeros
encarnados de lo que se
supone.”
8. Se mezclan – añade
Calligaris - en las
actividades comunes,
deambulan en el nido
doméstico, participan de
las conversaciones,
siguen a los comensales,
de quienes dependen en
proceso legítimo de
vampirización. “Se
perturban y perturban.
Sufren y hacen sufrir.
Odian y generan odios.
Mezquinos en sí mismos,
intentan que sean
mezquinos los otros.
Infelices, hacen
infelices a los otros.”
9. Los buenos Espíritus,
al contrario, suscitan
buenos pensamientos,
desvían los hombres del
camino del mal, protegen
la vida de aquellos que
se muestran dignos de su
protección y neutralizan
la influencia de los
Espíritus imperfectos en
aquellos que no se
complacen en tales
sugestiones.
Como neutralizar la
influencia negativa
10. Para neutralizar la
influencia de los malos
Espíritus, la Doctrina
Espírita nos indica una
receta simple, pero
infalible: la práctica
del bien y la fe en
Dios.
11. He ahí lo que,
acerca del asunto,
enseñaron los Espíritus
Superiores: “Haciendo el
bien y poniendo vuestra
confianza en Dios,
repeleréis la influencia
de los Espíritus
inferiores y destruiréis
el dominio que sobre
vosotros intentan
ejercer. Guardaos de
escuchar las sugerencias
de los Espíritus que os
suscitan malos
pensamientos, que os
inspiran la discordia y
que os inducen a las
malas pasiones.
Desconfiad sobre todo de
los que exaltan vuestro
orgullo, pues os atrapan
por el punto débil. Por
eso Jesús os hace
repetir en la Oración
Dominical: No nos dejes
caer en tentación, más
líbranos del mal” (El
Libro de los Espíritus,
ítem 469).
Respuestas a las
cuestiones propuestas
1. ¿Es cierto decir que
los Espíritus nos
influencian tanto, que
muchas veces son ellos
los que nos dirigen?
R.: Sí. Es esto lo que
aprendemos en la
Doctrina Espírita.
2. ¿Cómo podemos
clasificar las
influencias
espirituales?
R.: Las influencias
pueden ser buenas o
malas, ocultas u
ostensivas, fugaces o
duraderas, pero, en
cualquier situación,
ellas sólo se concretan
por medio de la sintonía
que se establece entre
nosotros y los
Espíritus.
3. ¿Si somos
influenciados por otros
individuos, como
distinguir con claridad
nuestros pensamientos de
aquellos que nos son
sugeridos?
R.: Una forma de
distinguir nuestros
pensamientos de los que
nos son sugeridos es
comprender que,
normalmente, es nuestro
el primer pensamiento
que nos ocurre. Lo más
importante es saber que,
independientemente de
sugerencias o no, la
responsabilidad por los
actos es nuestra,
cabiéndonos el mérito
por el bien que de ahí
resultar o el demérito
si la acción es
negativa.
4. ¿Por qué a los
Espíritus infelices les
gusta perjudicarnos?
R.: Porque son
inferiores y no saben
que, actuando así,
acaban perjudicándose a
sí mismos. Por eso es
por lo que no podemos
descuidar nuestra casa
mental y seguir, como si
tal cosa, arrastrados
por la acción maléfica
de los Espíritus
atrasados. Los Espíritus
infelices, de mente
ultrajada, viven más con
los compañeros
encarnados de lo que
suponemos. Se mezclan en
nuestras actividades
comunes, deambulan en el
nido doméstico,
participan de nuestras
conversaciones, siguen a
los comensales, de quien
dependen en un proceso
legítimo de
vampirización. Se
perturban y perturban.
Sufren y hacen sufrir.
Odian y generan odios.
Mezquinos en sí mismos,
intentan que sean
mezquinos los otros.
Infelices, hacen
infelices a los demás.”
5. Si las influencias
espirituales negativas
existen, ¿cómo proceder
para neutralizarlas?
R.: Para neutralizar la
influencia de los malos
Espíritus, la Doctrina
Espírita nos indica una
receta simple, pero
infalible: la práctica
del bien y la fe en
Dios. Actuando siempre
así, conseguiremos
neutralizar la
influencia negativa,
inmunizarnos contra la
maldad que, en otros
casos, podría
alcanzarnos.
Bibliografia:
O Livro
dos Espíritos,
de Allan Kardec, itens
107, 459, 461, 462, 464
e 469.
Páginas de Espiritismo
Cristão,
de Rodolfo Calligaris.
Somos o que pensamos,
cap. 53.
Glossário Espírita
Cristão, de Divaldo
Pereira Franco.
Perturbadores, pág. 106.
Nos Domínios da
Mediunidade, de
André Luiz. Dominação
telepática, pág. 186.
Cartas e crônicas,
de Irmão X. Obsessão
pacífica, pp. 38 a 42.
Idéias e ilustrações,
de Espíritos
diversos. O poder das
trevas, pp. 111 a 113.
Almas em desfile, de
Hilário Silva. Proteção
espiritual, p. 33.