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Estudio de las Obras de Allan Kardec Português   Inglês

Año 10 - N° 494 - 4 de Diciembre de 2016

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

Obras Póstumas

Allan Kardec

(Parte 40 y final)
 

Concluimos en esta edición el estudio del libro Obras Póstumas, publicado después de la desencarnación de Allan Kardec, pero compuesto con textos de su autoría. El presente estudio se basa en la traducción hecha por el Dr. Guillon Ribeiro, publicada por la editorial de la Federación Espírita Brasileña.

Preguntas para debatir 

218. ¿Cómo sería el formulario de principios al que se refirió Kardec?

219. El texto titulado Credo espírita, ¿tiene algún parecido con el credo de inspiración católica?

220. ¿De qué tratan esas consideraciones?

221. Kardec llegó a mencionar, en el final del preámbulo pertinente al Credo espírita, los puntos que según él constituyen el programa de las creencias espíritas, pero esta obra no los refiere. ¿Por qué sucedió esto?

Respuestas a las preguntas propuestas

218. ¿Cómo sería el formulario de principios al que se refirió Kardec? 

Éste debería resumir el estado de los conocimientos actuales que sobresalen de la observación, sancionados por la enseñanza general de los Espíritus, a la que cada uno sería libre de adherirse o no. La constitución del Espiritismo tendría, pues, como complemento necesario, un programa de principios definidos en lo que respecta a la creencia, sin el cual sería una obra sin importancia y sin futuro. Ese programa, fruto de la experiencia adquirida, sería el hito indicador del camino. Pero ese programa no puede ni debe comprometer el futuro, bajo pena de sucumbir, tarde o temprano, bajo las opresiones del progreso. Fundado de acuerdo al estado actual de los conocimientos, deberá modificarse y completarse en la medida que las nuevas observaciones le demuestren su insuficiencia o sus defectos. Sin embargo, esas modificaciones no deberían ser hechas livianamente ni con precipitación. Serían obra de los congresos orgánicos que, en la revisión periódica de los estatutos constitutivos, harían también la revisión del formulario de principios. Constitución y credo, caminando constantemente acordes con el progreso, sobrevivirían con el paso de los tiempos. (Obras Póstumas – Segunda Parte – Constitución del Espiritismo.)

219. El texto titulado Credo espírita, ¿tiene algún parecido con el credo de inspiración católica?

No. No se trata de un breviario en el que se ordenan las partes constitutivas de una creencia. El texto escrito por Kardec es, en verdad, el preámbulo de lo que sería el Credo espírita, preámbulo constituido por consideraciones doctrinarias sobre puntos diversos que van desde la llamada cuestión social hasta el papel moralizador del Espiritismo. (Obras Póstumas – Segunda Parte – Preámbulo del Credo espírita.) 

220. ¿De qué tratan esas consideraciones?

Estos son, de manera resumida, sus puntos principales:

1. La cuestión social no tiene su punto de partida en la forma de tal o cual institución; está completamente en el perfeccionamiento moral de los individuos y de las masas. Allí está el principio, la verdadera clave de la felicidad de la Humanidad, porque entonces los hombres ya no pensarán en perjudicarse unos a otros. No basta con colocar barniz sobre la corrupción, es necesario extinguir la corrupción.

2. El principio del perfeccionamiento está en la naturaleza de las creencias, porque las creencias son el móvil de las acciones y modifican los sentimientos; también está en las ideas inculcadas desde la infancia e identificadas con el Espíritu, y en las ideas que el desarrollo posterior de la inteligencia y de la razón pueden fortalecer, y no destruir. Será por la educación, más que por la instrucción, que se transformará la Humanidad.

3. El hombre que trabaja seriamente por su propio perfeccionamiento asegura su felicidad desde esta vida; más allá de la satisfacción de su conciencia, se libera de las miserias, materiales y morales, que son la consecuencia inevitable de sus imperfecciones. Tendrá calma porque las vicisitudes sólo lo rozarán levemente; tendrá salud porque no usará su cuerpo para excesos; será rico, porque siempre es rico quien sabe contentarse con lo necesario; tendrá paz en el alma, porque no tendrá necesidades ficticias, ya no será un atormentado por la sed de honores y de lo superfluo, por la fiebre de la ambición, de la envidia y de los celos; indulgente para con las imperfecciones de los demás, sufrirá menos por ellas, excitarán su piedad y no su cólera; al evitar todo lo que pueda perjudicar a su prójimo, en palabras y en actos, y procurar por el contrario todo lo que puede ser útil y agradable a los demás, nadie sufrirá al estar en contacto con él.

4. El progreso general es la resultante de todos los progresos individuales; pero el progreso individual no consiste solamente en el desarrollo de la inteligencia, en la adquisición de algunos conocimientos; eso es solo una parte del progreso, y que no conduce necesariamente al bien, puesto que se ve a hombres que hacen muy mal uso de su saber. Consiste sobre todo en el perfeccionamiento moral, en la purificación del Espíritu, en la extirpación de los malos gérmenes que existen en nosotros; allí está el verdadero progreso, el único que puede garantizar la felicidad de la Humanidad, porque es la negación misma del mal. El hombre más avanzado en inteligencia puede hacer mucho mal; aquél que es avanzado moralmente sólo hará el bien. Interesa, pues, a todos el progreso moral de la Humanidad.

5. Con la fe en la vida futura, el círculo de las ideas se amplía y el progreso personal tiene un objetivo, una utilidad real. De la continuidad de las relaciones entre los hombres nace la solidaridad; la fraternidad está fundada en una ley natural y en el interés de todos. La creencia en la vida futura, por lo tanto, es elemento de progreso, porque estimula al Espíritu: sólo ella puede dar valor en las pruebas, porque le ofrece la razón de ser, perseverancia en la lucha contra el mal, porque le muestra un objetivo. Es, pues, necesario dedicarse a consolidar esa creencia en el espíritu de las masas.

6. Para que la doctrina en la vida futura produzca, de ahora en adelante, los frutos que de ella se debe esperar, es preciso ante todo que satisfaga completamente a la razón; que responda a la idea que se tiene de la sabiduría, de la justicia y de la bondad de Dios; que no pueda recibir ningún desmentido de la ciencia; es necesario que la vida futura no deje en el Espíritu ni la duda ni la incertidumbre; que sea tan positiva como la vida presente, de la cual es la continuación, como el día de mañana es la continuación de la víspera; es necesario que la vean, que la comprendan que la toquen, por así decirlo, con el dedo; es necesario, en fin, que la solidaridad entre el pasado, el presente y el futuro, a través de las diversas existencias, sea evidente.

7. Esa es la idea que el Espiritismo brinda de la vida futura y es lo que constituye su fuerza, porque esta no es una concepción humana, que no tendría sino el mérito de ser más racional, pero sin más certeza que las otras. Es el resultado de los estudios hechos sobre los ejemplos ofrecidos por Espíritus de diferentes categorías que se presentaron en las manifestaciones, lo que ha permitido explorar la vida extracorporal en todas sus fases, desde lo alto hasta lo más bajo de la escala de los seres. Las peripecias de la vida futura ya no son, pues, una teoría, una hipótesis más o menos probable, sino el resultado de observaciones, pues son los propios habitantes del mundo invisible los que vienen a describir su estado.

8. La Doctrina Espírita es, así, el más poderoso elemento moralizador, puesto que ella se dirige, al mismo tiempo, al corazón, a la inteligencia y al interés personal bien comprendido. (Obras Póstumas – Segunda Parte – Preámbulo del Credo espírita.) 

221. Kardec llegó a mencionar, en el final del preámbulo pertinente al Credo espírita, los puntos que según él constituyen el programa de las creencias espíritas, pero esta obra no los refiere. ¿Por qué sucedió esto?

La muerte corporal de Kardec impidió que él pudiera redactar los puntos que constituirían, según sus palabras, el programa de las creencias espíritas, es decir, el Credo espírita propiamente dicho. (Obras Póstumas – Segunda Parte – Principios fundamentales de la Doctrina Espírita reconocidos como verdades adquiridas.)

Fin

 

 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita