Nino, de ocho años de
edad, era un buen niño
que se preocupaba cuando
veía a las personas
extendiendo la mano en
las calles, suplicando
por una moneda, un pan o
un plato de comida. Un
día, la familia
conversaba después de
comer, cuando el padre
de Nino recordó:
- El Evangelio de Jesús
nos invita a ayudar a
los más necesitados. Y
que, al dar una fiesta,
debemos invitar no a los
que puedan retribuirnos
más tarde, sino a
aquellos que no tienen
nada.
El niño se quedó
pensativo y, después de
un almuerzo rápido, dio
un beso a sus padres y
se fue a dormir. Esa
noche, Nino no pensó en
otra cosa.
Al día
siguiente, un
lindo sábado, él
ya no tenía
clases. ¡Estaba
en vacaciones!
Entonces, salió
a la calle, con
una pelota bajo
el brazo,
buscando a sus
amigos. Encontró
una familia que
estaba
mendigando en la
calle. Se acordó
de la lección de
Jesús, que había
leído el día
anterior.
Poco después,
Nino se olvidó
del asunto al
ver a unos
amigos que
llegaban a la
plaza. Corrió
hacia ellos y
comenzaron a
jugar al fútbol.
Cuando
terminaron el
juego, Nino
dijo:
- Joel, ¿vamos a
jugar a mi casa?
- Me gustaría
mucho, Nino,
pero tengo que
ayudar a mi
mamá. No tenemos
nada en casa y
ella salió a las
calles a pedir
limosna – dijo
Joel, muy
triste.
Nino se quedó
sin habla, y
Joel, moviendo
la ma- |
|
no, se despidió
de él. Volviendo
a casa, Nino que
ya tenía hambre
pues casi era la
hora de
almuerzo, seguía
pensativo: |
“¡En nuestra casa sobra
tanta comida! Nunca
pasamos hambre y el
refrigerador está lleno
de cosas buenas. ¡Que
difícil debe ser no
tener nada para comer!”
Entonces, Nino tuvo una
idea y su rostro se
iluminó de alegría.
Corrió detrás de Joel,
que no vivía lejos y le
invitó:
- Joel, ven a almorzar a
mi casa con tu familia.
- ¿Tu mamá sabe esto? –
preguntó el niño.
- No lo sabe, pero no
importa. Siempre sobra
mucha comida en nuestra
casa, puedes creerlo.
- Si es así, te lo
agradezco, Nino, porque
en nuestra casa nunca
tenemos nada para comer,
solo cuando lo
conseguimos. ¡Voy
a avisar a mis papás!
Nino sonrió y movió la
mano, despidiéndose.
Corrió por la plaza y se
encontró con viejitos,
mujeres y niños,
sentados en la calle,
con las manos
extendidas, esperando
conseguir una moneda, o
un pedazo de pan, o una
fruta. Nino los invitó a
todos ellos a ir a su
casa, explicándoles cómo
llegar.
Pronto, el frente a la
casa de Nino estaba
lleno de gente que
esperaba algo. Nino
llegó, sonrió feliz al
ver a las personas, y
entró para avisar a su
mamá:
- ¡Mamá! ¡Invité a
algunas personas a
almorzar en casa hoy!
- ¿Cómo así? – preguntó
la mamá.
- ¡Es que ellos no
tienen nada para comer,
mamá, y me quedé con
pena!
La mamá fue al balcón y
se llevó un susto al ver
a tanta gente. Después,
ante la esperanza y la
sonrisa en sus rostros,
se llenó de coraje para
enfrentar la situación.
Tenía bastante frejol
cocido en el congelador,
y el arroz era fácil de
hacer, además de carne
lista y también
congelada. Entonces,
solo tendría que
descongelar. Y todavía
faltaría una ensaladita
de lechuga con tomate.
|
Luego, todos
fueron invitados
a entrar, y
conducidos a una
gran terraza que
tenían al fondo.
¡Acomodados de
la mejor manera
posible, después
de lavarse las
manos en un
fregadero, se
sentaron, llenos
de emoción!
¡Era la primera
vez que recibían
una |
invitación para
almorzar! Nino
estaba muy feliz
al ver a todos
sentados, con
los platos que
la mamá iba
trayendo y
colocando al
frente de cada
uno. ¡La alegría
de todos era
contagiosa! La
mamá, a ver a
todos servidos,
dijo: |
- ¡Pueden comer! ¡Provecho!
- ¡Mamá! Creo que
deberíamos hacer una
oración, como siempre
hacemos antes de comer,
¿no crees? – le recordó
Nino.
- ¡Tienes razón, Nino!
¡Haz tú la oración, hijo
mío, a quien debemos la
alegría de recibir a
todos nuestros amigos
aquí en nuestra casa!
Y Nino, cerrando los
ojos, oró:
- ¡Querido Jesús! En
este día tan bendito que
nos das, que tu amor se
extienda a todos los que
estamos aquí. ¡Que nada
nos falte y que nuestros
amigos puedan también
sentir tu presencia y tu
amor! ¡Gracias, Señor,
por la comida que ahora
vamos a comer!...
MEIMEI
(Recibida por Célia X.
de Camargo, el
28/11/2016.)
|