Cândida
Flávia de Oliveira Barbosa
habla a la revista
“La familia es más que un
crisol depurador” es
el título del nuestro
editorial, que destaca la
importancia de la familia en
la construcción de una
sociedad justa y
equilibrada.
Cândida Flávia de Oliveira
Barbosa, natural de
Sacramento y residente en
Uberaba (MG) desde 1956, es
nuestra entrevistada. Viuda
de Elias Barbosa, con quien
estuvo casada 47 años,
nuestra entrevistada habla
sobre la obra y la persona
del inolvidable compañero y
sus relaciones con Chico
Xavier. La entrevista es uno
de los relieves de esta
edición.
“El mal de ojos en la
óptica espírita”, es
el título del Especial de
esta semana, de autoría de
nuestro colaborador Paulo
Neto, de Belo Horizonte
(MG). El artículo es el
complemento del Especial de
la pasada semana, en lo cual
el articulista discute si el
mal de ojos es simplemente
una superstición o una
realidad percibida por la
sabiduría popular.
Un público de
aproximadamente 1.300
personas estuvo presente por
la tarde y por la noche del
día 29 de enero de 2017,
para oír Divaldo Franco, en
conferencia conmemorativa
del 10º aniversario del
CEJA-Barra, donde él es uno
de los fundadores. El
reportaje escrito por Maria
Cláudia Rodrigues es uno de
los realces de esta
edición.
*
En el último lunes, día 6 de
febrero, transcurrió más un
aniversario del desencarne,
ocurrido en 1915, del médico
Joaquim Carlos Travassos,
primer traductor en lengua
portuguesa de las
principales obras de Allan
Kardec.
Natural de Angra dos Reis
(RJ), donde nació en 1839,
él mantuvo contacto con las
ideas espíritas en una época
en que, de Allan Kardec,
sólo se encontraban
traducidos para el portugués
dos opúsculos: El
Espiritismo en su expresión
más simple e Introducción al
estudio de la Doctrina
Espírita.
Como integrante de la elite
educada en el país, leyó los
libros básicos de la
Codificación en el propio
idioma de origen, el
francés. Participó de la
Sociedad de Estudios
Espíritas – Grupo Confucio,
fundada en 1873 y
considerada el primer Centro
Espírita de Rio de Janeiro.
Fue entonces que, bajo el
seudónimo de Fortunio,
tradujo las cuatro primeras
obras que componen el
llamado pentateuco
Kardeciano.