WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Editorial Português   Inglês    
Año 10 - N° 503 - 12 de Febrero de 2017
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 
 

La familia es más que un
crisol depurador


La familia es la institución social más importante para la realización del ser como individuo capaz de hacer nuevos relacionamientos. La importancia de los padres en la existencia del hijo, cuando son reconocidos como el vínculo determinante de todo el desarrollo psíquico del ser, debe ser meditada por todos los participantes del núcleo familiar para orientar el conjunto en la búsqueda de la sublimación.

Pero… ¡cómo estamos distantes de aceptar tal proyecto de elevación espiritual! Es decir, la gran mayoría de nosotros aceptó tal proyecto cuando de las escojas que sirvieron de base para la programación  reencarnatoria. Sin embargo, una vez en la carne, el olvido del pasado en asociación con la eliminación de la intuición nos hace olvidar los compromisos asumidos, deslizando para la busca inconsciente de satisfacción de deseos menos dignos.

El egoísmo es el elemento que trabaja contra cualquier tentativa de reunir los miembros de una misma familia. Una reunión de fuerzas para tornar más fuertes los lazos de la afectividad familiar es debilitada por una simple actitud egoísta de uno de sus miembros. Y cuando viene de uno de los padres, el efecto es devastador. Porque el papel de los padres es educar por su comportamiento, entre otras atribuciones, además del que, durante gran parte de la vida infantil, son ellos la referencia  primera para la formación del carácter.

El egoísmo es un rasgo animal que es el resultado del culto de la personalidad y de la sumisión del interés ajeno al propio interés. Si el núcleo familiar tiene que lidiar con tan fuerte e imponente adversario, ¿cómo resistir a eso?

Renuncia.

“Indispensable cultivar la renuncia a los pequeños deseos que nos son peculiares, a fin de que conquistemos la capacidad de sacrificio, que nos estructurará la sublimación en más altos niveles.” (Emmanuel, Fuente viva, cap. 163.) 

Renunciar al pequeño deseo de ser respetado, al pequeño deseo de ser seguido, de ser  muy amado, de ser influyente, de ser acatado, de ser prestigiado, de ser de buena conducta, de ser ejemplo.

La renuncia es el escudo protector contra las investidas del egoísmo. Y ese ejercicio nos tornará capaces de sacrificar el egoísmo que se desarrolla en nosotros.

La renuncia es hija de la humildad. Y la humillación es el mecanismo que nos torna más humildes. Caso entendamos el fin pedagógico de la humillación, veremos que pasamos por una prueba depuradora y que, si nos sometamos sin quejas, sin orgullo herido, tendremos como “corona de laureles” la paga de muchos débitos. Objetivamente, por lo tanto, la humillación es prueba que ennoblece nuestro carácter y nos torna apto a la más alta sublimación.

Es necesario cultivar la armonía entre padres e hijos. Si esa armonía es rota, se debe laborar para restablecerla.

En un ambiente de concordia es posible cortar las aristas, tornando menos espinoso el relacionamiento. Y es nuevamente la renuncia que calla más hondo en los corazones. Saber callar cuando la discusión se establece, saber oír con atención y cariño, saber calmar los ánimos exaltados, callando a sí mismo para que el otro se sienta acogido.

¡Cuántas lágrimas contenidas para no herir aquél que se ama!

¡Cuántos disgustos desbastados!

La familia es más que un crisol depurador, es un laboratorio cuyo más noble elemento es el amor.




 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita