contacto con el
Espiritismo por
primera vez? |
Mis primeras
lecturas fueron
libros esotéricos y
de Rosacruz, cogidos
del cajón de un
armario de mi padre
cuando tenía más o
menos 12 años de
edad. Con él,
frecuenté un centro
espírita y después
hasta uno de Umbanda.
Quedé alejado de
todo en la década
siguiente hasta
volver y afirmarme
en los estudios de
las obras espíritas
propiamente dichas.
El Consolador: ¿Cuál
fue la reacción de
su familia ante su
adhesión a la
Doctrina Espírita?
A esa altura yo ya
vivía lejos y solo.
Al casarme, mí
esposa que ya era
simpatizante, se
unió también.
El Consolador:
¿Cuáles son los
cargos o funciones
que usted ya ejerció
en el movimiento
espírita a lo largo
de su vida?
Tengo conexiones con
la Comunión Espírita
Cristiana de
Curitiba, donde ya
desempeñé diversas
funciones, pero
actualmente me he
dedicado casi que
exclusivamente a la
Asociación de
Divulgadores del
Espiritismo de
Paraná (ADE-PR), de
la cual fui uno de
los fundadores en
1995.
El Consolador: ¿Cómo
conoció usted la
revista El
Consolador y que
piensa usted de este
trabajo de
divulgación espírita
por internet?
A través del amigo
Astolfo Olegário que
tengo el placer de
conocer desde 1982
cuando frecuentaba
el Centro Espírita
Nuestro Hogar, en
Londrina. Durante
mucho tiempo fui
colaborador del
periódico "El
Inmortal", de Cambé.
La asociación que
dirijo también hace
divulgación por
internet, que
considero como uno
de los canales más
eficientes, rápidos
y baratos
actualmente para la
divulgación del
pensamiento
espírita. Los
números relativos a
los accesos de "El
Consolador"
demuestran de modo
inequívoco el éxito
de la iniciativa.
Pero para eso es
necesito tener
calidad y
cualificación.
Felizmente veo
muchas materias,
webs, blogs y sé de
salas virtuales de
debate que
contribuyen en mucho
para la difusión y
debate de las ideas
espíritas de modo
democrático.
El Consolador: De
los tres aspectos
del Espiritismo –
científico,
filosófico y
religioso – ¿cuál le
interesa más?
Yo prefiero el
filosófico. Ya tuve
una propensión mayor
por el científico,
pero como no soy
investigador, ni
nada en el área,
entiendo que la
esencia de la
Doctrina Espírita
está asentada en su
filosofía y ella hoy
me atrae, me obliga
a pensar, reflejar,
analizar lo que
ocurre
con el mundo y
conmigo mismo, todo
confrontado con lo
que la Doctrina
enseña. No podemos
ni debemos jamás
descuidar en pensar,
cuestionar, buscar
la verdad
intrépidamente.
El Consolador: ¿Qué
autores espíritas
más le agradan?
De los desencarnados
me quedo con León
Denis, Ernesto
Bozzano y Herculano
Pires, además de
Allan Kardec,
obviamente. Entre
los aun encarnados
soy fans de Hermínio
de Miranda, Jorge
Andréa y Richard
Simonetti. Pero hay
muchos otros autores
menos conocidos y
que prestan una
inestimable
contribución al
trabajo de
diseminación del
pensamiento espírita
a través de los
libros y de los
periódicos.
El Consolador: ¿Qué
libros espíritas que
usted ya haya leído
considera de lectura
indispensable a los
que están
iniciándose en el
Espiritismo?
Las Obras Básicas,
sin duda, y, entre
ellas, absolutamente
imprescindible, “El
Libro de los
Espíritus”.
El Consolador: Si
fuera para un lugar
distante, sin acceso
a la actividades y
trabajos espíritas,
¿que libros llevaría
usted?
“El Libro de los
Espíritus”, “El
Problema del ser,
del destino y del
dolor” y toda la
serie de André Luiz.
El Consolador: Las
divergencias
doctrinarias en
nuestro medio se
reducen a pocos
asuntos. Uno de
ellos habla respecto
al llamado
Espiritismo laico.
¿Para usted, el
Espiritismo es una
religión?
Kardec definió el
Espiritismo como una
filosofía
espiritualista de
bases científicas y
consecuencias
morales. Sólo eso.
Pero al tener sus
raíces trasplantadas
para Brasil, por
fuerza de la
estrecha asociación
con el modelo
cristiano y de la
necesidad de
búsqueda de
reconocimiento
social, asumió una
configuración
innegablemente
religiosa. Es
probable que el
propio Codificador,
al escribir "El
Evangelio según el
Espiritismo", no
haya percibido la
posibilidad de estos
desdoblamientos en
el futuro,
especialmente fuera
de Francia. De
cualquier forma,
actualmente
considero inútiles
los esfuerzos de
desvincularse el
Espiritismo de la
connotación
religiosa, aunque
podamos evitar los
desvíos más graves,
además de su mero
concepto. ¿Alguien
ya imaginó a Chico
Xavier contar con el
reconocimiento que
posee solamente si
hubiera sido un
filósofo o
científico?
El Consolador: Otro
tema que suscita
generalmente grandes
debates habla al
respecto de la obra
publicada en Francia
por J. B. Roustaing.
¿Cuál es su
apreciación de esa
obra?
Yo nunca las leí,
por falta de
interés. Lo que sé
al respecto fue por
vía indirecta,
inclusive de Kardec
en la Revista
Espírita de junio de
1866. El Codificador
no la condena, ve
aun ciertas
cualidades como la
de no estar en
contradicción "en
ningún punto" con la
aplicación de los
principios
contenidos en “El
Libro de los
Espíritus” y “El
Libro de los Médiums”
ni con los aspectos
morales de “El
Evangelio según el
Espiritismo”. Su
principal
restricción está en
la falta del uso del
criterio del Control
Universal de las
Enseñanzas Espíritas,
pues Roustaing
escribió "Los Cuatro
Evangelios"
con base en
comunicaciones
aisladas de
Espíritus sin
confrontación con
las de otros
mensajeros y otros
médiums. Por eso
Kardec considera sus
teorías, como la del
cuerpo fluídico de
Jesús, como mera
especulación basadas
en opiniones
personales y sin
posibilidad de
formar parte
integrante de la
Doctrina Espírita.
El Consolador: Sobre
los pases patrones,
propuestos en la
obra de Edgard
Armond, aunque
sepamos que en
Paraná la opción ya
definida por la
Federación sea tan
solamente la
imposición de las
manos tal como
recomienda J.
Herculano Pires,
¿cuál es su opinión
al respecto?
La fluidoterapia
constituye parte de
un capítulo más
extenso de las
prácticas espíritas
que, eventualmente,
pueden contener
también otras
actividades más
especializadas con
características
curativas. El día a
día de las Casas
Espíritas está más
que comprobado que
el pase aplicado con
la simplicidad de la
imposición de manos,
que no deja de ser
también
popularizado, es el
más adecuado. Lo que
no impide que en
otras circunstancias
el magnetismo de
encarnados y
desencarnados sea
transmitido con
metodologías
diferentes y que
puedan lograr éxito
más completo. Basta
observar algunos
criterios para no
resbalar para el
misticismo y otras
formas de abuso.
El Consolador: ¿Cómo
ve usted la
discusión en torno
al aborto? ¿Cree que
los espíritas
deberían ser más
osados en la defensa
de la vida como ha
hecho la Iglesia?
Los espíritas ya han
participado
activamente de
campañas y otras
manifestaciones
públicas al
respecto, al lado de
otros segmentos
religiosos y de la
sociedad civil. Pero
iniciativas como la
campaña "Vida, diga
sí al embarazo", de
la AME-PR, por
ejemplo, carece de
efectos
multiplicadores,
especialmente por
los esclarecimientos
suministrados en las
escuelas. De hecho,
no es sólo ese tema
que los espíritas
podrían desarrollar
mejor en la
comunidad. Poseemos
centenares o miles,
contadas en todo
Brasil, de personas
altamente
competentes para
hacer conferencias y
debatir otros
asuntos como
ecología, violencia,
convivencia social,
conducta en el
tráfico, familia,
etc. Más hemos
preferido quedar
hablando solamente
para los propios
espíritas dentro de
nuestras
instituciones, sin
abrirnos para la
sociedad. Con eso
perdemos una gran
oportunidad de
llevar los
principios teóricos
fundamentales del
Espiritismo y
principalmente su
propuesta de ética
de vida para
millones de
personas.
El Consolador: La
eutanasia, como
sabemos, es una
práctica que no
tiene el apoyo de la
Doctrina Espírita.
Kardec y otros
autores, como Joanna
de Ângelis, ya se
posicionaron sobre
ese tema. Surgió,
sin embargo,
últimamente la idea
de la ortotanasia,
defendida incluso
por médicos
espíritas. ¿Cuál es
su opinión al
respeto?
Estoy a favor de la
ortotanásia. Claro
que siempre hay la
inconveniencia del
factor humano cuando
es el diagnóstico de
la irreversibilidad
de estado comatoso,
por ejemplo; sin
embargo, la ciencia
perfecciona cada vez
más las formas de
diagnosticar la
muerte cerebral,
situación en que
resta
sólo la vida
vegetativa sin la
presencia del
Espíritu que animaba
aquel cuerpo. Ahora,
si los aparatos que
mantenían la vida
artificialmente son
desconectados y aun
así el individuo
permanece respirando
y el corazón
latiendo, debemos
dejar a la
naturaleza seguir su
libre curso. Lo que
no puedo estar de
acuerdo es que en
nombre de una muerte
menos dolorosa, aun
a pedido anterior de
la propia persona,
comodidad de la
familia o economía
financiera, se
efectue la supresión
de medicación básica
o elementos
nutricionales,
inclusive agua, como
ocurrió con Terry
Schiavo y otros
casos más recientes.
El Consolador: ¿El
movimiento espírita
en nuestro País le
agrada o falta algo
en él que favorezca
una mejor
divulgación de la
Doctrina?
Pienso que hay mucho
por hacer. En el
ámbito interno
necesitamos dialogar
más, debatir
abiertamente
cuestiones
importantes que no
han sido tratadas
como merecen, tanto
las relativas al
Movimiento en sí
cómo las que afectan
el día a día de las
personas. En el
trato de las
Casas Espíritas es
fundamental acordar
que la tan propagada
reforma íntima debe
comenzar a ser
ejemplificada por
nosotros mismos,
respetando las
diferencias y
dificultades de los
demás en este
proceso. Por lo
tanto si queremos
realmente ayudar en
el crecimiento
espiritual de las
personas, debemos
orientar y aceptar
sus limitaciones y
no intentar hacerlas
"a nuestra imagen y
semejanza",
especialmente porque
la imagen que
proyectamos,
infelizmente, no
siempre corresponde
a nuestra realidad
íntima.
Externamente hemos
observado avances
significativos en la
inserción social del
pensamiento espírita
a través de los
medios y esfuerzos
otros como, por
ejemplo, a través de
las asociaciones
especializadas (Abrade,
Abrame, AME, Abrape,
ADESP, los NEUs, etc).
Estas entidades, si
reciben el apoyo de
que necesitan del
segmento espírita
para estructurarse y
desarrollar su
trabajo en atención
a los propósitos a
que se proponen,
pueden contribuir
significativamente
para que el
Espiritismo sea no
sólo más conocido y
admirado,
sino que tenga sus
principios y
prácticas más
presentes en la
sociedad en general.
Finalmente, soy
favorable a que se
promueva más la
búsqueda de la
unión, sin tanta
preocupación con la
unificación. Esta es
muy limitadora y, a
veces,
injustificadamente
excluyente. Tenemos
mucha gente e
instituciones serias
y competentes
actuando, pero fuera
del llamado
"Movimiento Oficial"
y eso no es bueno.
Se pierde mucho en
talento y
realizaciones. Más
importante que
reglas y supuestos
privilegios de
autoridad son las
personas. Es para el
bienestar,
espiritualización y
felicidad de ellas
en el futuro, sino
también en el
presente, que
nosotros debemos
trabajar.
El Consolador: ¿Cómo
ve usted el nivel de
la criminalidad y de
la violencia que
parece aumentar en
todo el País? ¿En su
opinión, cómo
nosotros, espíritas,
podemos cooperar
para que esa
situación sea
cambiada?
Las estadísticas
realmente son
alarmantes y los
medios las hacen
superlativas.
Combatir la
violencia es un
deber del Estado y
de toda sociedad y
comienza dentro de
nosotros mismos
desarmando nuestros
Espíritus en el
trato con los
semejantes. Por lo
tanto, hay necesidad
de
mayor empeño e
inversión en la
actuación represiva,
pero principalmente
en la prevención.
Las causas de la
violencia,
obviamente,
provienen del
estadio evolutivo en
que la humanidad se
encuentra, pero no
podemos culpar a
cuenta de eso todos
los males. Algunos
países controlan
razonablemente bien
esta situación. ¿Por
qué aquí no? De
cualquier forma,
destaco dos
cuestiones de “El
Libro de los
Espíritus” para
sintetizar el estado
actual y la solución
futura. En la 784
los Mentores alertan
que "Es preciso que
haya exceso del mal
para hacer
comprender la
necesidad del bien y
de las reformas".
La otra es la 685
cuando nos deparamos
con la imperiosa
necesidad de
formulación de
directrices capaces
de promover la
verdadera educación
del ser humano. Por
lo tanto, el
Espiritismo, si
quisiera, a través
de todos aquellos
que trabajan en su
Movimiento,
puede desempeñar un
papel relevante en
este proceso. Pero,
para tanto, vuelvo a
decir, además de
todo lo que
realizamos en las
instituciones
espíritas,
necesitamos tener la
osadía de superar
sus límites físicos
y volvernos más
participativos en
todas las
actividades
sociales. No podemos
quedar eternamente
sólo hablando para
los espíritas.
El Consolador: ¿De
aquí a cuántos años
usted cree que la
Tierra dejará de ser
un mundo de pruebas
y expiaciones,
pasando plenamente a
la condición de un
mundo de
regeneración, en
que, según San
Agustín, la palabra
amor estará
escritura en todas
las frentes y una
equidad perfecta
regulará las
relaciones sociales?
Yo soy una persona
realista-optimista.
Sinceramente creo
que este proceso ya
está en marcha.
Observe con
tranquilidad a las
personas que están a
su alrededor:
parientes, vecinos,
amigos, compañeros
de trabajo y todos
los demás. Si
tuviéramos "ojos
para ver",
percibiremos
que la gran mayoría
que conocemos está
constituida de gente
honesta, bondadosa,
solidaria,
poseedora,
finalmente, de
diversas virtudes,
aunque casi siempre
no totalmente
desarrolladas. Quién
perturba la paz
planetaria es una
diminuta minoría.
Son estos pocos
que matan, violan,
corrompen, promueven
las guerras
innecesarias, que se
regocijan en el
egoísmo exacerbado.
O sea, a despecho de
muchos procesos
expiatorios y
probatorios, ya no
somos tan atrasados
y, por consecuencia,
con un poco más de
toma de conciencia
acerca de nuestro
origen,
naturaleza y
destino, podremos
superar el pasado de
sombras y anhelar
días más felices.
Tenemos que
considerar que, si
el egoísmo y el
orgullo son
considerados por la
espiritualidad
superior como las
dos grandes llagas
morales de la
humanidad, la causa
de ellos es la
ignorancia de
nuestra propia
esencia espiritual.
El Consolador: En
los problemas que la
sociedad terrena
está enfrentando,
¿qué cree usted que
debe ser la
prioridad máxima de
los que dirigen
actualmente el
movimiento espírita
en Brasil y en el
mundo?
Estoy convencido de
que si pudiéramos
viabilizar una
estrategia de
esclarecimiento
consistente de todos
los liderazgos del
país, pasando por
los políticos,
administradores
públicos y algunas
clases como la de
los profesores,
fuerzas policiales,
empresarios, médicos
y tantas otras sobre
la realidad de
cuatro principios
fundamentales de la
Doctrina Espírita,
estaríamos
influenciando a
muchos de aquellos
que determinan el
destino del país.
Imagine usted si
todos o al menos la
mayoría de los
miembros del
Congreso Nacional,
por ejemplo, fuesen
instados a examinar
en profundidad la
posibilidad de la
existencia de Dios
con todos sus
atributos,
particularmente el
de la justicia;
comprendieran que la
inmortalidad del
alma es una
realidad; que la
vida se desdobla en
muchas etapas que
llamamos
reencarnación
y que coordinando
nuestros actos está
presente una ley de
Causa y Efecto que
hace que cada uno
reciba en la justa
medida del que
piensa, dice y hace.
¿Si ellos tuvieran
la seguridad de que
eso es verdadero y
no se escapa, será
que se arriesgarían
a hacer lo que hacen
por allá? Hay muchos
de ellos
que fallan hasta con
los más elementales
principios éticos,
pero tolos ellos no
son. Necesitamos
buscar espacios y
persuadir sin
imponer. Ofrecer la
propuesta de vida
que el Espiritismo
nos enseña, sin
pretensiones de ser
el único instrumento
de transformación
social, actuar sin
autoritarismo o
impertinencia
religiosa, sino
sostener nuestras
prácticas en la
filosofía espírita.
Como Kardec, pienso
que es ahí que está
su fuerza y es por
ahí que podremos
penetrar el alma
humana, iluminar la
razón. Sin olvidar,
está claro, del
suave llamamiento
del amor, del método
de la dulzura y de
la tolerancia, así
como de las
comprobaciones
científicas que
están a nuestra
disposición.
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