(Parte 14 e final)
Damos continuidad en esta edición
al Estudio Sistematizado del Nuevo
Testamento, que comprenderá el
estudio de los Evangelios de
Mateo, Marcos, Lucas y Juan y del
libro Actos de los Apóstolos. El
estudio está basado en la versión
del Nuevo Testamento que el lector
puede consultar a partir de este
link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.
Las respuestas correspondientes a
las cuestiones presentadas se
encuentran a finales del texto de
abajo.
Cuestiones para el
debate
1. ¿En que lugar fue crucificado
Jesús?
2. ¿Qué acontecimientos nada
comunes ocurrieron en Jerusalén
durante la agonía y muerte de
Jesús?
3. ¿A quién mandó Pilatos que el
cuerpo de Jesús fuese entregado?
4. Al final del sábado, cuando ya
despuntaba el domingo, María
Magdalena fue a ver el sepulcro.
¿Qué hechos ocurrieron entonces en
aquel lugar?
5. Después de aparecer a Maria
Magdalena, Jesús estuvo también
con sus discípulos. ¿Dónde, según
Mateo, ese encuentro se realizó?
Texto
para la lectura
77. Entre Jesús y Barrabás, la
multitud opta por el segundo -
Era costumbre por ocasión de la
pascua que el pretor soltara a un
preso, pudiendo el pueblo escoger
a quien quisiera. En esa ocasión
había un preso bien conocido de
todos, llamado Barrabás. Pilatos
preguntó entonces a la
multitud: “¿Cuál queréis que
suelte? ¿Barrabás, o Jesús,
llamado Cristo?” Pilatos resolvió
actuar así, porque sabía que era
por envidia que los sacerdotes y
los ancianos lo habían
aprisionado. En ese ínterin,
estando Pilatos sentado en el
tribunal, su mujer le mandó
decir: “No entres en la cuestión
de ese justo, porque en un sueño
mucho sufrí por causa de él”. En
cuanto a eso, los príncipes de
los sacerdotes y los ancianos
persuadieron a la multitud que
pidieran a Barrabás y matasen a
Jesús. Todos, entonces, dijeron
(en respuesta a la pregunta de
Pilatos):
Barrabás. Pilatos les preguntó:
“¿Qué haré entonces de Jesús,
llamado Cristo?” Le dijeron: “Sea
crucificado”. Pilatos aún
argumentó, preguntando: “¿Pero que
hizo él?” Y ellos clamaban más,
pidiendo: “Sea crucificado”.
Entonces Pilatos, viendo que el
tumulto sólo crecía, se lavó las
manos delante de la multitud,
afirmando: “Soy inocente de la
sangre de este justo. Considerad
eso”. Pero de nada sirvió, por
cuanto, respondiéndole, el pueblo
dijo: “Su sangre caiga sobre
nosotros y sobre nuestros hijos”.
Barrabás entonces fue soltado, y
Jesús, después de ser azotado por
mandato de Pilatos, fue entregado
para ser crucificado. (Mateo,
27; 15 a 27; 26.)
78. Jesús es crucificado -
Conducido a la audiencia, Jesús
fue desnudado y cubierto con una
capa de escarlata, siéndole puesta
en la cabeza una corona de espinos
y en su mano derecha una caña.
Ellos entonces se arrodillaban
delante de él y lo escarnecían,
diciendo: Salve, Rey de los
Judíos.
Después, escupiéndole, golpeaban
con la propia caña su cabeza. Más
tarde, después de haberlo
escarnecido, le quitaron la capa,
le pusieron la suya y lo llevaron
para ser crucificado. Cuando
salían, encontraron un cirineo,
llamado Simón, a quien obligaron a
llevar
su
cruz. Llegando al lugar llamado
Gólgota, que se llama Lugar de
la Calavera, le dieron a beber
vino mezclado con hiel, pero él no
quiso beberlo. Terminada la
crucificación, repartieron su
ropa, lanzándola a suertes, para
que se cumpliera lo que fue dicho
por el profeta: Repartirán entre
sí mis ropas,
lanzándola a suerte, para que se
cumpliera lo que fue dicho por el
profeta: Repartirán entre sí
mis ropas, y sobre mi túnica
lanzándola a suerte. Y, por
cima de su cabeza, pusieron
escrita su acusación: Este es
Jesús, el Rey de los Judíos. (Mateo,
27:27 a 27:37.)
79. La agonía del Señor en la
cruz - Con Jesús fueron
crucificados también dos
salteadores, uno a su derecha,
otro a la izquierda. Estaban allí,
mirando de lejos, muchas mujeres
que habían seguido a Jesús desde
Galilea; de entre ellas, Maria
Magdalena, Maria, madre de
Santiago y de José, y
la madre de los hijos de Zebedeo.
Los que por allí pasaban
blasfemaban, meneando las cabezas
y diciendo: “Tú, que destruyes el
templo, y en tres días lo
reedificas, sálvate a ti mismo.
Si eres Hijo de Dios, desciende de
la cruz”. De la misma manera
procedían los sacerdotes, los
escribas, los
ancianos y los fariseos, diciendo
con ironía: “Salvó los otros, y a
sí mismo no puede salvarse. Si es
el Rey de Israel, descienda ahora
de la cruz, y creeremos en él.
Confió en Dios; líbralo ahora, si
lo amas; porque dijo: Soy Hijo de
Dios”. Y lo mismo le lanzaron a la
cara los salteadores a su
lado. Cerca de la hora novena,
Jesús exclamó en voz alta,
diciendo: Eli, Eli, lamá
sabactâni, es decir, Dios mío,
Dios mío, ¿por qué me
desamparaste? (N.R.: En la
versión católica, la frase es:
Elí, Elí, lemá sabactáni,
según Ediciones Loyola, o:
Eli, Eli, lamma sabachthani,
según la editora
Libros de Brasil. El compañero y
filólogo Milton O’ Reilly de Sousa
afirma, sin embargo, en una
materia publicada por el periódico
El Inmortal
que la traducción correcta de las
cuatro palabras grabadas en
hebraico es: ¡Mi Dios,
mi Dios, cuanto me glorificas!,
bien diferente de la contenida en
las ediciones brasileñas
mencionadas y más coherente con la
naturaleza excepcional de la
misión de Jesús, Espíritu puro y
designado por el Creador
gobernador espiritual de la
Tierra.) (Mateo, 27:38 a 27:46.)
80. Fenómenos extraños ocurren
y el pueblo tiene miedo -
Algunos de los que allí estaban
pensaron que él llamaba a Elías, y
uno de ellos, corriendo, tomó una
esponja, la empapó en vinagre y,
poniéndola en una caña, le dio de
beber, mientras los otros decían:
“Déjalo,
veamos si Elías viene a librarlo”.
Jesús, sin embargo, llamando otra
vez con gran voz, rindió su
espíritu. La tierra entonces
tembló, se quebraron las piedras,
el velo del templo se rasgó de
arriba a abajo, y se abrieron los
sepulcros, siendo resucitados
muchos cuerpos de santos que allí
dormían. El centurión y los que
con él guardaban a Jesús, viendo
el terremoto y las cosas que
habían sucedido, sintieron miedo
y, comprendiendo finalmente la
verdad, dijeron: “Verdaderamente
este era Hijo de Dios”. (Mateo,
27:47 a 27:56.)
81. El sepulcro es sellado y
guardado por los fariseos -
Después que el cuerpo de Jesús fue
llevado y sepultado, Maria
Magdalena y la otra María se
sentaron delante del sepulcro. Al
día siguiente, se reunieron los
príncipes de los sacerdotes y los
fariseos en casa de Pilatos,
diciendo: “Señor,
nos acordamos de que aquel
engañador, viviendo aún, dijo:
Después de tres días resucitaré.
Manda pues que el sepulcro sea
guardado con seguridad hasta el
tercer día, no se dé el caso que
sus discípulos vayan de noche, y
lo roben y digan al pueblo:
Resucitó de entre los muertos; y
así el último error será peor que
el primero”. Pilatos respondió:
“Tenéis la guardia; id, guardadlo
como entendáis”. Ellos entonces
fueron, aseguraron el sepulcro con
la guardia y sellaron la piedra de
entrada. (Mateos, 27:59 a 27:66.)
82. Jesús reencuentra a sus
discípulos en Galilea - Jesús
ya había resucitado y aparecido a
Maria Magdalena y a la otra Maria,
cuando algunos de la guardia,
llegando a la ciudad, anunciaron a
los príncipes de los sacerdotes
las cosas que habían ocurrido. Los
sacerdotes se reunieron con
los ancianos y, tomando consejo
entre sí, dieron mucho dinero a
los soldados, instruyéndolos de la
siguiente forma: “Decid: Vinieron
de noche sus discípulos y,
durmiendo nosotros, lo robaron. Y,
si esto llegara a ser oído por el
pretor, nosotros lo persuadiremos,
y os pondremos en seguridad”.
Los soldados, recibiendo el
dinero, hicieron como fue
determinado y esa versión fue
divulgada entre los judíos. Los
once discípulos, no obstante,
partieron para Galilea, para el
monte que Jesús les había
designado, y, cuando lo vieron, lo
adoraron, aunque algunos dudaron.
Jesús les dijo entonces:
“Me es dado todo el poder en el
cielo y en la tierra. Por lo tanto
id, haced discípulos de todas las
naciones, bautizándolas en nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo; enseñándolas a guardar
todas las cosas que yo os he
mandado; y he ahí que yo estoy con
vosotros todos los días, hasta la
consumación de los siglos. Amén”.
(Mateo, 28:11 a 28:20.)
Respuestas a las preguntas
propuestas
1. ¿En qué lugar fue crucificado
Jesús?
Él fue crucificado en un lugar
llamado Gólgota, que quiere decir
Lugar de la Calavera. (Mateus,
27:20 a 27:33.)
2. ¿Qué acontecimientos nada
comunes ocurrieron en Jerusalén
durante la agonía y muerte de
Jesús?
Desde la hora sexta hasta la hora
novena hubo tinieblas sobre toda
la Tierra. Cerca de la hora novena
dio Jesús un grito alto: ¿Eli, Eli,
lamá sabactâni? Algunos de
aquellos que estaban presentes,
oyendo esto, dijeron: Él llama a
Elias. Después, dando Jesús un
grito alto, expiró. El velo del
santuario
se rasgó en dos partes de arriba a
abajo; tembló la tierra, se
quebraron las rocas, se abrieron
las tumbas y muchos cuerpos de
santos, ya fallecidos, fueron
resucitados y, saliendo de las
tumbas tras la resurrección de
Jesús,
entraron en la ciudad santa y se
aparecieron a muchos. El centurión
y los que con él guardaban a
Jesús, viendo el terremoto y lo
que había pasado, tuvieron mucho
miedo y dijeron: Verdaderamente
este era Hijo de Dios. (Mateo,
27:45 a 27:53.)
3. ¿A quién mandó Pilatos que el
cuerpo de Jesús fuese entregado?
A pedido de José, un hombre rico
de Arimatea, que era también
discípulo de Jesús, el cuerpo de
Jesús le fue entregado. (Mateo,
27:57 a 27:60.)
4. Al final del sábado, cuando ya
despuntaba el domingo, Maria
Magdalena fue a ver el sepulcro.
¿Qué hechos ocurrieron entonces en
aquel lugar?
Maria Magdalena y otra mujer de
nombre Maria fueron a ver el
sepulcro al final del sábado, al
amanecer del domingo. Debido al
gran terremoto que había ocurrido,
un ángel del Señor había
descendido del cielo y, llegándose
al sepulcro, había removido la
piedra, sentándose sobre ella. Su
apariencia era cómo un
relámpago y su túnica blanca como
la nieve. Los guardias, recelosos
de él, temblaron y quedaron como
muertos. Pero el ángel dijo a las
mujeres: No temáis vosotros;
porque sé que buscáis a Jesús, que
fue crucificado. Él no está aquí,
porque resucitó, como dije; venid
y ved el lugar donde él yacía. Id
deprisa decir a sus discípulos que
él resucitó de los muertos, y ve
delante de vosotros para Galilea;
allá lo veréis. Ellas dejaron
apresuradamente la tumba, con
miedo y gran gozo, y fueron
corriendo a avisar a los
discípulos. He ahí que Jesús las
encontró y les dijo:
¡Salve!
Ellas, aproximándose, le abrazaron
los pies y lo adoraron. Entonces
les dijo Jesús: No temáis; id a
avisar a mis hermanos que se
dirijan a Galilea, y allá me han
de ver. (Mateo, 28:1 a 28:10.)
5. Después de aparecer a Maria
Magdalena, Jesús estuvo también
con sus discípulos. ¿Dónde, según
Mateo, ese encuentro se realizó?
Ese encuentro se realizó en un
monte en Galilea, en el lugar que
Jesús había designado. (Mateo,
28:16 a 28:20.)