El Evangelio según Juan
Cuarto
libro del Nuevo Testamento
Juan (Apóstol de Jesús)
(Parte 2)
Damos continuidad en esta
edición al Estudio
Sistematizado del Nuevo
Testamento, que comprenderá
el estudio de los Evangelios
de Mateo, Marcos, Lucas y
Juan y del libro Actos de
los Apóstolos. El estudio
está basado en la versión del Nuevo
Testamento que el lector
puede consultar a partir de
este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.
Las respuestas
correspondientes a las
cuestiones presentadas se
encuentran a finales del
texto de abajo.
Cuestiones
para el debate
1. Los evangelios sinópticos
– escritos por Mateo, Marcos
y Lucas – no presentan Jesús
bautizando. ¿Según el
evangelista Juan, el Maestro
bautizaba?
2. ¿Cuál es el sentido de
las palabras dichas por
Jesús a la mujer samaritana
a quién él pidió agua junto
a la fuente de Jacob?
3. Jesús dije a la mujer
samaritana que llegará un
momento en que ni en aquel
monte, donde ellos estaban,
ni en Jerusalén, sería
adorado el Padre. ¿Que es lo
que él quiso decir con esa
enseñanza?
4. ¿Dios es Espíritu?
5. Yendo por segunda vez a
Canaán, donde del agua hubo
hecho vino, Jesús encontró
allí a un noble, cuyo hijo
estaba enfermo, a las
puertas de la muerte, en
Cafarnaún. ¿Cómo procedió
Jesús para curar al
muchacho?
Texto para la lectura
8. Quién beba del agua
del Evangelio jamás tendrá
sed - Cuando Jesús
entendió que los fariseos
habían oído lo que él hacía
y bautizaba más discípulos
que Juan, aunque Jesús aún
no bautizara, y sí sus
discípulos, el Maestro dejó
Judea y fue otra vez para
Galilea. Fue entonces que,
teniendo que pasar por
Samaria, Jesús se dirigió a
la ciudad samaritana de
Sicar, junto a la herencia
que Jacob había dado a su
hijo José. Delante de la
fuente de Jacob, Jesús se
sentó, cansado del viaje.
Era casi la hora sexta,
cuando una mujer de Samaria
cogió agua de la fuente y
Jesús le pidió de beber. La
mujer se sorprendió con el
pedido, por cuanto los
judíos no hablaban con los
samaritanos. Los dos
entonces dialogaron y, al
fin, Jesús dijo a la
samaritana: “Cualquiera que
bebería de esta agua volverá
a tener sed. Pero aquel que
bebería del agua que yo le
dé nunca tendrá sed, porque
el agua que yo le dé se hará
en él una fuente de agua que
salte para la vida eterna”.
(Juan, 4:1 a 4:14.)
9. Un día el Padre será
adorado en espíritu y verdad
y en cualquier lugar -
Al oír Jesús decir que quién
bebiera del agua del
Evangelio jamás tendría sed,
la mujer samaritana le
pidió: “Señor, me da de esa
agua, para que no más haya
sed, y no venga a cogerla
aquí”. Jesús le pidió que
llamara, primero, a su
marido y después fuera hasta
él. Ella dijo que no poseía
marido. “Dijiste bien: No
tengo marido – afirmó
Jesús –; porque tuviste
cinco maridos, y lo que
ahora tienes no es tu
marido; esto dijiste con
verdad.” Sorprendida, la
mujer observó: “Señor, veo
que eres profeta”. Fue
entonces que, respondiendo a
una pregunta de la
samaritana, el Maestro
afirmó que llegará un día en
que el Padre será adorado en
espíritu y verdad, en
cualquier lugar, no sólo en
Jerusalén.
(Juan, 4:15 a 4:24.)
10. Jesús dijo que su
comida es hacer la voluntad
del Padre que lo envió -
En la secuencia, Jesús
afirmó a la samaritana que
él era el Mesías prometido.
La mujer dejó su cántaro y
fue a la ciudad, donde dijo
a las personas: “Venid, ved
un hombre que me dijo todo
cuanto he hecho.
¿Posiblemente no es este
Cristo?” Ellos fueron
entonces a estar con Jesús,
a quien los discípulos
pedían que comiera, pero él
no los atendió, explicando:
“Una comida tengo para
comer, que vosotros no
conocéis”. Y añadió: “Mi
comida es hacer la voluntad
de aquel que me envió, y
realizar su obra. ¿No decís
vosotros que aún quedan
cuatro meses hasta que venga
la cosecha? He ahí que yo os
digo: Levantad vuestros
ojos, y ved las tierras, que
ya están blancas para la
cosecha. Y el que cosecha
recibe galardón, y junta
fruto para la vida eterna;
para que, así el que siembra
como el que cosecha, ambos
se regocijen. Porque en esto
es verdadero el dictado, que
uno es lo que siembra, y
otro lo que cosecha”. Muchos
de los samaritanos de
aquella ciudad acabaron
creyendo en Jesús, por la
palabra de la mujer, que
testificó: “Me dije todo
cuanto he hecho”. Por eso,
ellos le rogaron se quedara
con ellos, y él allí quedó
dos días. Muchos más,
entonces, creyeron en él, a
causa de su palabra, y
decían a la mujer: “Ya no es
por tu palabra que nosotros
creemos; porque nosotros
mismos lo hemos oído, y
sabemos que este es
verdaderamente Cristo, el
Salvador del mundo”. De allí
Jesús fue para Galilea,
donde los galileos lo
recibieron, vistas todas las
cosas que él hubo hecho en
Jerusalén, el día de la
fiesta; porque ellos también
habían ido a la fiesta.
(Juan, 4:25 a 4:45.)
Respuestas a
las preguntas propuestas
1. Los evangelios sinópticos
– escritos por Mateo, Marcos
y Lucas – no presentan a
Jesús bautizando. Según el
evangelista Juan, ¿el
Maestro bautizaba?
No. Juan es bastante claro
al decir que Jesús no
bautizaba, sólo sus
discípulos. (Juan, 4:1 y
4:2.)
2. ¿Cuál es el sentido de
las palabras dichas por
Jesús a la mujer samaritana
a quién él pidió agua junto
a la fuente de Jacob?
Jesús le dijo: Cualquiera
que bebiera de esta agua
volverá a tener sed; pero
aquel que bebiera del agua
que yo le dé nunca tendrá
sed, porque el agua que yo
le dé se hará en él una
fuente de agua que salte
para la vida eterna. El
Maestro se refería al
alimento espiritual que
sacia la sed del alma y que
vienen del conocimiento y de
la práctica de las lecciones
del Evangelio. Como sabemos,
la persona evangelizada y en
armonía consigo misma es más
fuerte y más saludable
delante de cualquier
situación, incluso las
enfermas. (Juan, 4:3 a
4:14.)
3. Jesús dijo a la mujer
samaritana que llegará un
momento en que ni en aquel
monte, donde ellos estaban,
ni en Jerusalén sería
adorado el Padre. ¿Qué es lo
que él quiso decir con esa
enseñanza?
Según Jesús, los verdaderos
adoradores adorarán al Padre
en espíritu y en verdad, y
el Padre busca los que así
proceden. Sus palabras
muestran que no es preciso
un lugar especial para que
reverenciemos nuestro Padre.
Ni lugar ni horario, porque
nuestro Padre se hace
presente en nuestra vida, en
todos los momentos y en
cualquier lugar en que nos
encontremos. (Juan, 4:19
a 4:23.)
4. ¿Dios es Espíritu?
Sí. Conforme la frase
registrada por Juan es
Espíritu, y como tal es que
debe ser adorado. (Juan,
4:19 a 4:24.)
5. Yendo por segunda vez a
Canaán, donde del agua había
hecho vino, Jesús encontró
allí un noble, cuyo hijo
estaba enfermo, a las
puertas de la muerte, en
Cafarnaún. ¿Cómo procedió
Jesús para curar al
muchacho?
Fue más una cura a distancia
hecha por Jesús. Aquel
hombre había rogado a Jesús:
Señor, desciende, antes que
mi hijo muera. El Maestro le
dijo: Ve, tu hijo vive. El
hombre creyó en lo que Jesús
dijo, y partió. Luego que
llegó a su casa, sus siervos
se aproximaron y le dijeron:
Tu hijo vive. E informaron
que la mejora se verificó el
día anterior, a la siete
horas, cuando la fiebre hubo
cesado. Él notó, entonces,
que el hecho se dio en la
misma hora en que Jesús le
había dicho: Tú hijo vive.
(Juan, 4:46 a 4:54.)