Actos de los Apóstoles
Quinto
libro del Nuevo Testamento
Lucas (Discípulo de
Pablo)
(Parte 5)
Damos continuidad en esta
edición al Estudio
Sistematizado del Nuevo
Testamento, que comprenderá
el estudio de los Evangelios
de Mateo, Marcos, Lucas y
Juan y del libro Actos de
los Apóstoles. El estudio
está basado en la versión del Nuevo
Testamento que el lector
puede consultar a partir de
este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.
Las respuestas
correspondientes a las
cuestiones presentadas se
encuentran a finales del
texto de abajo.
Cuestiones
para el debate
1. ¿Qué propósito llevó
Saulo a la ciudad de Damasco
y que hechos allí se dieron
al llegar cerca de la
ciudad?
2. ¿Por qué Ananias ayudó a
Saulo? ¿Y cómo actuó para
restituir la visión al
perseguidor de los
cristianos?
3. ¿Qué comportamiento tuvo
Saulo después de ser curado
por Ananias?
4. ¿Es verdad que Pedro
también curó a los
paralíticos y resucitó a los
muertos?
5. ¿Cómo se llamaba el
centurión que llamó a Pedro
a su casa en Cesárea, y qué
hecho extraordinario allí se
dio?
Texto para la lectura
18. Bernabé invita a
Saulo a trabajar en la
Iglesia de Antioquia -
Aquellos que se dispersaron
tras la persecución iniciada
contra los seguidores de
Jesús llegaron hasta
Fenícia, Chipre y Antioquia,
donde anunciaban la palabra
sólo a los judíos. Había,
sin embargo, entre ellos
algunos discípulos oriundos
de Chipre y Cirene que,
predicando en Antioquia, se
dirigían también a los
fieles de origen griego,
anunciándoles la Buena
Nueva. El poder del Señor
los ayudaba, tanto así que
fue grande el número de los
que abrazaron la fe y se
convirtieron. Bernabé fue,
entonces, enviado a
Antioquia por la Iglesia de
Jerusalén. Un número
considerable de personas
adhirió al Señor y Bernabé
se dirigió a la ciudad de
Tarso, a la búsqueda de
Saulo, que fue por él
llevado a Antioquia, donde
permanecieron trabajando
juntos por el periodo de un
año, instruyendo la numerosa
y creciente multitud de
discípulos. Fue en Antioquia
que los discípulos de Jesús
fueron, por primera vez,
llamados “cristianos”.
(Actos, 11:19 a 11:26.)
19. El hambre asola a
Judea y los cristianos de
fuera envían su ayuda -
Aquellos días, algunos
profetas descendieron
también de Jerusalén a
Antioquia, y uno de ellos,
llamado Ágabo, tomó la
palabra y, bajo la acción
del Espíritu, anunció que en
toda la Tierra habría una
gran hambre, hecho que se
verificó en el tiempo de
Claudio. Los discípulos de
Jesús resolvieron mandar,
entonces, cada cuál de
acuerdo con sus posesiones,
auxilio a los hermanos que
vivían en Judea. Y así lo
hicieron, mandando todo a
los ancianos por medio de
Bernabé y Saulo. (Actos,
11:27 a 11:30.)
20. La fuga de Pedro,
después de ser prendido por
Herodes, sorprende a los
compañeros -
Inmediatamente que escapó de
la prisión, ayudado por un
ángel, Pedro se dirigió a la
casa de María, madre de Juan
Marcos, donde muchos estaban
reunidos en oración. Pedro
golpeó en la puerta y una
empleada, llamada Rosa, fue
a su encuentro. Reconociendo
la voz de Pedro, ella, de
tanta alegría, ni abrió la
puerta, pero corrió para
dentro, anunciando que Pedro
estaba en la entrada. Los
otros le dijeron: “¡Estás
delirando!” Pero ella
insistía diciendo que era
verdad. Ellos observaron
entonces: “¡Debe ser el
ángel de él!” El apóstol,
pero, continuó golpeando,
hasta que le abrieron la
puerta y vieron que era el
mismo Pedro quién allí
estaba. Cuando rompió el
día, fue grande la confusión
entre los soldados, porque
nadie sabía lo que había
ocurrido a Pedro. Herodes
mandó buscarlo y, como no lo
hallaron, sometió a los
guardias a interrogatorios y
mandó matarlos, descendiendo
tras Judea para Cesárea,
donde quedó. (Actos,
12:12 a 12:19.)
21. Herodes cae enfermo y
tiene una muerte fulminante
- Estando Herodes Agripa I
en serio conflicto con los
habitantes de Tiro y Sidón,
estos combinaron entre sí
que comparecieran a la
presencia de él.
Consiguieron para eso el
apoyo de Blasto, un operario
importante del rey a
quién pidieron paz, ya que
su país recibía alimentos de
la región gobernada por el
rey. El día marcado,
Herodes, revestido de sus
trajes reales y sentado en
el trono, les hacía un
discurso. El pueblo comenzó
a clamar, refiriéndose a él:
“Es la voz de un dios, no la
de un
hombre”. Pero, de repente,
el ángel del Señor lo hirió,
porque él no había dado
gloria a Dios, y Herodes
Agripa I murió, devorado por
los gusanos. Mientras eso,
la palabra de Dios crecía y
se esparcía cada vez más.
Bernabé y Saulo, concluyendo
su trabajo en Antioquia,
volvieron para Jerusalén,
llevando con ellos a Juan
Marcos, que sería más tarde
autor del segundo Evangelio.
(Actos, 12:20 a 12:25.)
Respuestas a las preguntas
propuestas
1. ¿Qué propósito llevó a
Saulo a la ciudad de Damasco
y qué hechos allí se dieron
al llegar cerca de la
ciudad?
Saulo se dirigió al sumo
sacerdote y le pidió cartas
para Damasco, para las
sinagogas, a fin de que, si
encontrara allí adeptos de
la secta cristiana, fueran
hombres fueran mujeres, los
condujera prendidos a
Jerusalén. Ocurre que,
llegando cerca de Damasco,
súbitamente lo cercó un
resplandor de luz del cielo,
y él, cayendo en tierra, oyó
una voz que le decía: ¿Saulo,
Saulo, por qué me persigues?
Él dijo: ¿Quién eres, Señor?
Este le respondió: Yo soy
Jesús, a quién tú persigues.
Duro es para ti recalcitrar
contra los aguijones. Él,
temblando y atónito, dijo:
Señor, ¿qué quieres que yo
haga? Jesús le dijo:
Levántate y entra en la
ciudad, y allá te será dicho
lo que te conviene hacer.
(Actos, 9:1 a 9:9.)
2. ¿Por qué Ananias ayudó a
Saulo? ¿Y cómo obró para
restituir la visión al
perseguidor de los
cristianos?
Discípulo del Señor, Ananias
vivía en Damasco. Jesús le
apareció en visión y dijo: ¡Ananias!
Y él respondió: He me aquí,
Señor. Le dijo Jesús:
Levántate, y ve a la calle
llamada Derecha, y pregunta
en casa de Judas por un
hombre de Tarso llamado
Saulo; pues he ahí que él
está orando. Ananias
respondió: Señor, a muchos
oí acerca de este hombre,
cuántos males ha hecho a tus
santos en Jerusalén; y aquí
tiene poder de los
principales sacerdotes para
prender a todos los que
invocan tu nombre. Le dijo,
sin embargo, el Señor: Ve,
porque este es para mí un
vaso escogido, para llevar
mi nombre delante de los
gentíos, y de los reyes y de
los hijos de Israel. Ananias
entonces fue, y entró en la
casa e, imponiéndole las
manos, dijo: Hermano Saulo,
el Señor Jesús, que se te
apareció en el camino por
donde venías, me envió, para
que vuelvas a ver y seas
lleno del Espíritu Santo. E
inmediatamente le cayeron de
los ojos como unas escamas,
y recuperó la vista; y,
levantándose, fue bautizado.
(Actos, 9:10 a 9: 18.)
3. ¿Qué comportamiento tuvo
Saulo después de ser curado
por Ananias?
De entrada, Saulo pasó
algunos días con los
discípulos que estaban en
Damasco, donde en las
sinagogas predicaba a
Cristo, diciendo ser él
realmente el Hijo de Dios.
Todos los que lo oían
estaban atónitos, y decían:
¿No es este el que en
Jerusalén perseguía a los
que invocaban este nombre, y
para eso vino aquí, para
llevarnos presos a los
principales de los
sacerdotes? Saulo, sin
embargo, se esforzaba mucho
más, y confundía a los
judíos que habitaban en
Damasco, probando que aquel
era Cristo. Después, para
huir de los judíos que lo
querían matar, Saulo salió
de la ciudad y fue para
Jerusalén, donde
buscó juntarse a los
discípulos, pero todos lo
temían, no creyendo que él
se hubiera hecho realmente
discípulo. Entonces Bernabé,
tomándolo consigo, lo trajo
a los apóstoles, y les contó
como en el camino él vio al
Señor y le hubo hablado, y
como en Damasco había
hablado osadamente en el
nombre de Jesús. A partir de
ahí, Saulo pasó a andar con
ellos en Jerusalén, entrando
y saliendo y hablando
osadamente en nombre del
Señor Jesús. (Actos, 9:19
a 9:30.)
4. ¿Es verdad que Pedro
también curó a los
paralíticos y resucitó a los
muertos?
Sí. He ahí dos casos: Eneias,
que yacía en una cama hacia
ocho años, por ser
paralítico, fue curado por
Pedro cuando este le dijo
estas palabras: Eneias,
Jesucristo te da salud;
levántate y haz tu cama. Y
Eneias inmediatamente se
levantó. En Jope vivía una
discípula llamada Tabita,
que hubo muerto de
repente, luego de haber
enfermado. Llevado hasta el
lugar donde Tabita estaba,
Pedro se puso de rodillas y
oró; y, volviéndose para el
cuerpo, dijo: Tabita,
levántate. Ella abrió los
ojos y, viendo a Pedro, se
sentó. Y él, dándole la
mano, la levantó y, llamando
a los santos y las viudas,
la presentó viva. (Actos,
9:32 a 9:43.)
5. ¿Cómo se llamaba el
centurión que llamó Pedro a
su casa en Cesárea, y qué
hecho extraordinario allí se
dio?
El centurión se llamaba
Cornelio, de la cohorte
italiana. Cierta vez, casi a
la hora novena del día, vio
claramente en una visión un
ángel de Dios, que se
dirigía para él y decía:
Cornelio, tus oraciones y
tus limosnas han subido para
memoria delante de Dios.
Envía, ahora, hombres a Jope,
y manda llamar a Simón, que
tiene el sobrenombre de
Pedro. Este está con un
cierto Simón curtidor, que
tiene su casa junto al mar.
Él te dirá lo que debes
hacer.
Cornelio, retirándose el
ángel que le hablaba, llamó
a dos de sus criados y a un
piadoso soldado de los que
estaban a su servicio y los
envió a Jope. Avisado en
cuanto al pedido de
Cornelio, Pedro y algunos
amigos siguieron hasta
Cesárea, donde Cornelio los
esperaba. Luego que Pedro se
aproximó, Cornelio salió a
recibirlo y, postrándose a
sus pies, lo adoró. Pero
Pedro lo levantó, diciendo:
Levántate, que yo también
soy hombre. Después le
preguntó por qué razón lo
hubo llamado. Cornelio le
contó lo que había ocurrido
y, en respuesta, Pedro dijo:
Reconozco por verdad que
Dios no
hace excepción de personas;
pero le es agradable aquel
que, en cualquier nación, lo
teme y hace lo que es justo.
La palabra que él envió a
los hijos de Israel,
anunciando la paz por
Jesucristo, que es el Señor
de todos; esta palabra,
vosotros bien sabéis, vino
por toda Judea, comenzando
por Galilea, después del
bautismo que Juan predicó.
En la secuencia, Pedro
explicó como Dios ungió a
Jesús de Nazaret con el
Espíritu Santo y con virtud,
y habló sobre las curas y
todas las cosas que el
Maestro hizo, tanto en Judea
como en Jerusalén. Habló
también sobre su muerte en
la cruz y también sobre su
resurrección, así como sobre
las cosas que dijo después
de volver de los muertos.
Pedro aún decía tales
palabras cuando cayó el
Espíritu Santo sobre todos
los que lo oían. Y los
fieles que habían venido con
Pedro se maravillaron que el
don del Espíritu Santo se
derramara también sobre los
gentiles, una vez que los
oían hablar lenguas, y
magnificar a Dios. Dijo,
entonces,
Pedro: ¿Puede alguien
posiblemente rechazar el
agua, para que no sean
bautizados estos, que
también recibieron como
nosotros el Espíritu Santo?
Y mandó que fueran
bautizados en nombre del
Señor. (Actos, 10:1 a
10:48.)