Lo que es
necesario para
la estabilidad
de un grupo
espirita
El énfasis que
las principales
revistas
semanales
brasileñas han
dado, en los
últimos tiempos,
al Espiritismo y
al movimiento
espirita está a
indicar que es
necesario que
los responsables
por las Casas y
las demás
instituciones
espiritas se
muestren a la
altura del
puesto que
ejercen.
No es posible,
como se ve en
innúmeros
lugares, que aún
ocurran
divergencias
entre
dirigentes,
médium y otros
trabajadores
espiritas por
razones
puramente
personales.
Es necesario que
todos nos
acordemos de que
muchos
perjuicios
transcurren de
semejantes
hechos, que,
además del
alejamiento de
los cofrades que
se han
desencantado con
esas actitudes,
producen una
instabilidad que
afecta de manera
sensible los
trabajos
desarrollados en
la institución.
El Codificador
del Espiritismo
se refirió a ese
tema en diversas
oportunidades:
En 1859,
hablando acerca
de las
sociedades
espiritas, dijo
él que la
primera
condición para
la estabilidad
de un centro es
la
homogeneidad
de los
principios y de
la manera de
ver; la segunda
condición es la
asistencia de
los buenos
Espíritus,
si él quiere
obtener
comunicaciones
serias. El
objetivo del
Espiritismo,
advirtió Kardec,
es mejorar
aquellos que lo
comprenden.
“Busquemos dar
buenos ejemplos
y enseñar que
para nosotros la
doctrina no está
muerta. Seamos
dignos de buenos
Espíritus, si
quisiéramos su
asistencia.”(Revista
Espirita de
1859, pp. 200
hasta 202).
Tres años
después, en
respuesta al
mensaje de Año
Nuevo recibida
de los espiritas
de Lyon,
suscrita por
cerca de
doscientas
firmas, el
Codificador les
dio una serie de
oportunos
consejos, más
allá resumidos
(Revista
Espirita de
1862, pp. 31
hasta 34):
· Si
un grupo
intenta tener
orden,
tranquilidad y
estabilidad, es
necesario que en
él reine un
sentimiento
fraternal,
porque todo
grupo o sociedad
que formarse sin
tener como base
la caridad
efectiva no
tendrá
vitalidad.
·
Se reconoce el
verdadero
espirita por la
práctica de la
caridad en
pensamientos,
palabras y
actos; todo
aquel que nutre
en su alma
sentimientos de
animosidad, de
rencor, de odio,
de celos o de
envidia, miente
a sí mismo si
intenta
comprender y
practicar el
Espiritismo.
·
El egoísmo y el
orgullo matan
las sociedades
particulares,
como matan los
pueblos y las
sociedades en
general.
Se pasaron los
años y,
sintiendo tal
vez que era
oportuno volver
al asunto,
Kardec de nuevo
advirtió a los
grupos espiritas
nacientes para
la necesidad de
homogeneidad y
comunión de
pensamientos y
sentimientos,
enfatizando que
tal providencia
es la condición
sine qua non
de la
estabilidad y de
la vitalidad de
los grupos, para
la cual todos
los esfuerzos
deben ser
dirigidos.
(Revista
Espirita de
1864, pág.306).
Es fácil, de esa
manera,
comprender que
nunca será por
demás repetir
tales lecciones,
porque, más de
lo que las
palabras, son
los ejemplos
dados por los
propios
espiritas que
constituirán
siempre la mejor
manera de
divulgación de
la doctrina que
pretendemos
difundir y
defender.
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