Continuamos con el
Estudio Metódico del
Pentateuco Kardeciano,
que focalizará las cinco
principales obras de la
Doctrina Espírita, en el
orden en que fueron
inicialmente publicadas
por Allan Kardec, el
Codificador del
Espiritismo.
Las
respuestas a las
preguntas presentadas,
fundamentadas en la 76ª
edición publicada por la
FEB, basadas en la
traducción de Guillon
Ribeiro, se encuentran
al final del texto.
Preguntas para debatir
A. ¿Con
qué finalidad Dios pone
al niño bajo la tutela
de los padres? ¿Es la
paternidad una misión?
B.
¿Progresan también los
animales? ¿Existe en
ellos un principio
inteligente que
sobrevive a la muerte
corporal? ¿Cómo se llama
y qué le sucede después
del trance de la muerte?
C. ¿En
qué momento de su
existencia el Espíritu
adquiere la conciencia
de su futuro, la
distinción del bien y
del mal, y la
responsabilidad de sus
actos?
D. El
Espíritu que animó el
cuerpo de un hombre
¿puede encarnar en un
animal?
E. La
enseñanza de que el
Espíritu se elabora
pasando por los diversos
reinos de la Naturaleza
¿no es la confirmación
de la Doctrina de la
metempsicosis?
Texto para la lectura
317.
¿Puede el Espíritu
fallar en su misión, por
su culpa? – Sí; si no es
un Espíritu superior. En
ese caso, tendrá que
reiniciar su tarea; en
eso consiste el castigo;
además, sufrirá las
consecuencias del mal
que haya sido causa.
(L.E., 578 y 578-a)
318.
¿Sabe Dios si el
Espíritu saldrá
victorioso en su misión?
– Él lo sabe, estad
seguros, y sus planes,
cuando son
importantes, no
dependen de aquellos que
puedan abandonar la obra
en medio del trabajo.
Para vosotros, toda la
cuestión está en el
conocimiento del futuro
que Dios posee, pero que
no os es dado a
vosotros.
(L.E.,
579)
319. El
Espíritu que encarna
para cumplir una misión
no tiene las mismas
aprensiones que aquellos
que lo hacen como una
prueba, porque él tiene
experiencia.
(L.E., 580)
320. La
misión de los misioneros
que se equivocan y que,
al lado de grandes
verdades difunden
grandes errores, fue
falseada por ellos
mismos. Están en verdad,
por debajo de la tarea
que emprendieron. Sin
embargo, es necesario
tener en cuenta las
circunstancias: Los
hombres de genio deben
hablar según los
tiempos, y una enseñanza
que parece errónea o
pueril para una época
adelantada podría ser
suficiente para su
siglo.
(L.E.,
581)
321. El
conquistador es, la
mayoría de las veces,
sólo un instrumento del
que Dios se sirve para
el cumplimiento de sus
designios, y esas
calamidades son muchas
veces un medio de hacer
progresar a un pueblo
más rápido.
(L.E., 584)
322. Cada
uno es recompensado
según sus obras, el bien
que deseó hacer y la
rectitud de sus
intenciones.
(L.E.,
584-a)
323. Todo
es transición en la
Naturaleza, por el hecho
mismo de que nada es
semejante, y sin
embargo, todo se
relaciona. Las plantas
no piensan, y por
consiguiente no tienen
voluntad. La ostra que
se abre y todos los
zoófitos no tienen
pensamiento: sólo poseen
un instinto natural y
ciego.
(L.E., 589)
324. Hay
– en las plantas
– una especie de
instinto: eso depende de
la extensión que se
atribuya a esa palabra;
pero es puramente
mecánico. Cuando en las
reacciones químicas veis
unirse dos cuerpos, es
que ellos se adecuan;
quiere decir, que hay
afinidad entre ellos,
pero no lo llamáis
instinto. (L.E., 590)
325. Todo
es más perfecto – en
los mundos superiores
-: pero las plantas son
siempre plantas, como
los animales son siempre
animales y los hombres
siempre hombres.
(L.E.,
591)
326. El
hombre es un ser aparte,
que a veces desciende
muy bajo, o que puede
elevarse muy alto. En lo
físico, el hombre es
como los animales, y
menos provisto que
muchos de ellos; la
Naturaleza les dio todo
aquello que el hombre
está obligado a
inventar con su
inteligencia para
proveer a sus
necesidades y su
conservación. Su cuerpo
se destruye como el de
los animales, es cierto,
pero su Espíritu tiene
un destino que sólo él
puede comprender, porque
sólo él es completamente
libre.
(L.E.,
592)
327. Es
verdad que el instinto
predomina en la mayoría
de los animales, pero
¿no veis que hay los que
actúan con una voluntad
determinada? Tienen
inteligencia, pero es
limitada. (…) Hay en los
animales una especie de
inteligencia, pero cuyo
ejercicio está
concentrado con mayor
precisión en los medios
de satisfacer sus
necesidades físicas y
proveer a su
conservación.
(L.E., 593)
328.
¿Tienen lenguaje los
animales? – Si pensáis
en un lenguaje formado
por palabras y sílabas,
no; pero un medio de
comunicarse entre ellos,
sí. Se dicen muchas más
cosas de las que
suponéis, pero su
lenguaje es limitado,
como las ideas, a sus
necesidades.
(L.E.,
594)
329. Los
animales que no poseen
voz, se comprenden por
otros medios.
(L.E., 594-a)
330. Los
animales no son simples
máquinas, como suponéis,
pero su libertad de
acción está limitada a
sus necesidades, y no
pude ser comparada con
la del hombre. (...) Su
libertad está
restringida a los actos
de la vida material.
(L.E., 595)
331. El
alma de los animales
conserva, después de la
muerte, su
individualidad, pero no
la conciencia de sí
misma. La vida
inteligente permanece en
estado latente.
(L.E.,
598)
332. El
alma de los animales no
puede elegir la especie
en la que prefiere
encarnar; no posee libre
albedrío.
(L.E.,
599)
333. Los
animales progresan por
la fuerza de las cosas;
y por esto no existe
expiación para ellos.
(L.E.,
602)
334. ¿Es
la inteligencia un punto
común entre el alma de
los animales y la del
hombre? – Sí, pero los
animales sólo tienen la
inteligencia de la vida
material; en los
hombres, la inteligencia
genera la vida moral.
(L.E., 604-a)
335. El
hombre no tiene dos
almas, pero el cuerpo
tiene sus instintos que
son el resultado de la
sensación de los
órganos. Hay en el
hombre una naturaleza
doble: La naturaleza
animal y la espiritual.
Por su cuerpo participa
de la naturaleza de los
animales y de sus
instintos; por su alma,
participa de la
naturaleza de los
Espíritus.
(L.E.,
605)
336. El
alma del animal y la del
hombre son distintas
entre sí, de tal manera
que la de un hombre no
puede animar el cuerpo
creado para el otro.
(L.E., 605-a)
337. Los
animales toman el
principio inteligente
que constituye su alma
del elemento inteligente
universal. De esta
manera, la inteligencia
del hombre y de los
animales emanan de un
principio único: pero en
el hombre pasó por una
elaboración que la eleva
por encima de la de los
brutos. (L.E., 606 y
606-a)
338. La
Tierra no es el punto de
partida de la primera
encarnación humana. El
período de la humanidad
comienza en general, en
mundos todavía más
inferiores. Sin embargo,
ésa no es una regla
absoluta, y podría
suceder que un Espíritu,
desde su inicio humano,
fuese apto para vivir en
la Tierra. Ese caso no
es frecuente, y sería
más bien una excepción.
(L.E., 607-b)
339. Una
vez en el período de la
humanidad, el Espíritu
conserva señales de lo
que era en el período
pre-humano sólo en las
primeras encarnaciones
humanas. Esos vestigios
sin embargo, se borran
con el desarrollo del
libre albedrío. Nada se
realiza en la Naturaleza
por transición brusca.
Hay siempre eslabones
que unen los extremos de
las cadenas de los
seres. Los primeros
progresos sólo se
efectúan muy lentamente
porque no están
secundados por la
voluntad. Son más
rápidos a medida que el
Espíritu adquiere una
más perfecta conciencia
de sí mismo.
(L.E.,
609)
340. El
hombre puede ser
considerado un ser
aparte en la Creación,
sólo en el sentido de
que la especie humana es
la única que Dios eligió
para la encarnación de
los seres que pueden
conocerle.
(L.E., 610)
341.
Desde que el principio
inteligente alcanza el
grado necesario para ser
Espíritu y entrar en el
período de humanización,
deja de tener relación
con su estado primitivo
y ya no es el alma de
los animales, como el
árbol no es la semilla.
El hecho de que los
seres vivos tengan un
origen común no
significa pues, la
consagración de la
metempsicosis. De animal
sólo hay en el hombre el
cuerpo y las pasiones
que nacen de la
influencia del cuerpo y
del instinto de
conservación inherente a
la materia. Por lo
tanto, la metempsicosis,
como la entienden, no es
verdadera. (L.E., 611)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A. ¿Con
qué finalidad Dios pone
al niño bajo la tutela
de los padres? ¿Es la
paternidad una misión?
La
paternidad es, sin
objeción posible, una
verdadera misión y, al
mismo tiempo, un deber
muy grande y que
compromete, más de lo
que el hombre piensa, su
responsabilidad para el
porvenir. Dios colocó al
hijo bajo la tutela de
los padres a fin de que
estos lo guíen por la
senda del bien, y les
facilitó la tarea
dándole a aquél una
organización débil y
delicada, que lo vuelve
receptivo a todas las
impresiones.
(El Libro
de los Espíritus,
preguntas 582 y 583.)
B.
¿Progresan también los
animales? ¿Existe en
ellos un principio
inteligente que
sobrevive a la muerte
corporal? ¿Cómo se llama
y qué le sucede después
del trance de la muerte?
Sí, los
animales también
progresan. Hay en ellos
un principio
independiente de la
materia que sobrevive al
cuerpo, al que podemos
llamar alma, aunque
existe entre el alma de
los animales y la del
hombre una distancia
inmensa. Después de la
muerte, las almas de los
animales conservan su
individualidad y viven
una especie de
erraticidad hasta que,
después de clasificadas,
vuelven a una nueva
existencia corpórea.
(Obra citada, preguntas
597, 598, 600 a 606.)
C. ¿En
qué momento de su
existencia el Espíritu
adquiere la conciencia
de su futuro, la
distinción del bien y
del mal, y la
responsabilidad de sus
actos?
En una
serie de existencias que
preceden el período que
llamáis Humanidad, el
principio inteligente se
elabora, se
individualiza poco a
poco y se ensaya para la
vida, en un trabajo
preparatorio, como el de
la germinación, a
consecuencia del cual
sufre una transformación
y se convierte en
Espíritu. Entonces,
entra en el período de
la humanización, en el
cual comienza a tener
conciencia de su futuro,
capacidad de distinguir
el bien del mal y la
responsabilidad de sus
actos.
(Obra
citada, preguntas 607,
607-a, 607-b y 608.)
D. El
Espíritu que animó el
cuerpo de un hombre
¿puede encarnar en un
animal?
No, pues
eso sería retrogradar y
el Espíritu no
retrocede.
(Obra
citada, preguntas 612 y
613.)
E. La
enseñanza de que el
Espíritu se elabora
pasando por los diversos
reinos de la Naturaleza
¿no es la confirmación
de la Doctrina de la
metempsicosis?
No. Dos
cosas pueden tener el
mismo origen y
absolutamente no
asemejarse más tarde.
¿Quién reconocería al
árbol con sus hojas,
flores y frutos, en el
germen amorfo contenido
en la semilla de donde
surgió? Desde que el
principio inteligente
alcanza el grado
necesario para ser
Espíritu y entrar en el
período de la
humanización, ya no
guarda relación con su
estado primitivo y ya no
es el alma de los
animales, como el árbol
ya no es la semilla. De
animal sólo hay en el
hombre el cuerpo y las
pasiones, que nacen de
la influencia del
cuerpo, y del instinto
de conservación
inherente a la materia.
No se puede pues, decir
que tal hombre es la
encarnación del Espíritu
de tal animal. Por
consiguiente, la
metempsicosis como la
entienden, no es
verdadera. (Obra
citada, preguntas 611 a
613.)
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