 |
Lo que
enseña
el
Espiritismo
El
Espiritismo
nos abre
el
santuario
del
conocimiento |
“La
finalidad
esencial
del
Espiritismo
es el
mejoramiento
de las
criaturas.”
- Allan
Kardec
Sin
hablar
de las
notables
enseñanzas
morales
ofrecidas
por el
Espiritismo,
el nos
lleva,
aún, a
considerables
resultados.
Por todo
lo que
hace por
la
Humanidad
no es
exageración
decir
que la
Doctrina
Espírita
se
constituye
en la
mayor
bendición
de los
Cielos
vertida
para la
Tierra,
por la
bondad
de Dios.
Por lo
tanto,
no es
sin
motivo
que
Jesús lo
profetizó,
mencionando
el
advenimiento
del
Consolador
para el
futuro.
Pues
bien, en
agosto
de 1865,
en el
año VIII
de la
Revue
Spirite,
Allan
Kardec
trajo
una
publicación
(1),
que
realza
muy bien
nuestra
afirmación,
en la
cual
relataba:
“Hay
criaturas
que
preguntan
cuáles
son las
conquistas
nuevas
que
debemos
al
Espiritismo.
Desde
que no
dotó al
mundo
con una
nueva
industria
productiva,
como el
vapor,
concluyen
que nada
produjo...
Ya en
otro
orden de
ideas,
algunos
hallan
la
marcha
del
Espiritismo
muy
lenta
para el
grado de
su
impaciencia.
Se
admiran
de que
aún no
haya
sondado
todos
los
misterios
de la
Naturaleza,
ni
abordado
todas
las
cuestiones
que
parecen
ser de
su
supremacía;
querían
verlo
diariamente
enseñar
cosas
nuevas,
o
enriquecerse
con
algún
descubrimiento.
Y, desde
que aún
no
resolvió
la
cuestión
del
origen
de los
seres,
del
principio
y del
fin de
las
cosas,
de la
esencia
divina y
quejándose,
concluyen
que no
salió
del a,
b, c y
que aún
no entró
en la
verdadera
vía
filosófica,
y se
arrastra
en los
lugares
comunes,
porque
predica
incesantemente
la
humildad
y la
caridad.
Dicen
ellos: ‘Hasta
hoy nada
de nuevo
nos
enseñaron,
porque
la
reencarnación,
la
negación
de las
penas
eternas,
la
inmortalidad
del
alma, la
graduación
a través
de
períodos
de la
vitalidad
intelectual,
el
periespíritu
no son
descubrimientos
espíritas
propiamente
dichos;
entonces,
es
necesito
marchar
para
descubrimientos
más
verdaderos
y
sólidos.”
“A tal
respecto
juzgamos
deber
presentar
algunas
observaciones,
que
tampoco
no serán
novedades;
pero hay
cosas
que
deben
ser
repetidas
por
formas
diversas:
Es
verdad
que el
Espiritismo
nada
inventó
de todo
esto,
porque
no hay
verdades
sino las
que son
eternas
y
que, por
eso
mismo,
deben
haber
germinado
en todas
las
épocas.
¿Pero no
es
alguna
cosa
haberlas
cogido,
sino de
la nada,
al menos
del
olvido;
de un
germen
haber
hecho
una
planta
vivaz;
de una
idea
individual,
perdida
en la
noche de
los
tiempos,
o
ahogada
por los
prejuicios,
haber
hecho
una
creencia
general;
haber
probado
lo que
estaba
en
estado
de
hipótesis;
haber
demostrado
la
existencia
de una
ley en
el que
parecía
excepcional
y
fortuito;
de una
teoría
vaga
haber
hecho
una cosa
práctica;
de una
idea
improductiva
haber
cogido
aplicaciones
útiles?
Realmente
es
verdadero
el
proverbio:
‘Nada
de nuevo
debajo
del
Sol’.
Así,
no hay
descubrimiento
del cual
no se
encuentren,
en
alguna
parte,
vestigios
y el
principio.
Por
cuenta
de esto,
Copérnico
no
tendría
el
mérito
de su
sistema,
porque
el
movimiento
de la
Tierra
había
sido
sospechado
antes de
la era
cristiana.
Si era
cosa tan
simple,
entonces,
era
preciso
encontrarla.
La
historia
del
huevo de
Colón
será
siempre
una
eterna
verdad.
Además
de eso,
es
incontestable
que el
Espiritismo
aún
tiene
mucho
que
enseñarnos.
Es lo
que
incesantemente
hemos
repetido,
pues
jamás
pretendemos
que el
haya
dicho la
última
palabra.
¿Pero,
de lo
que
aún
resta
que
hacer,
se sigue
que aún
no haya
salido
del a,
b, c?
Su a, b,
c
fueron
las
mesas
giratorias;
y, desde
entonces,
a lo que
nos
parece,
ha dado
algunos
pasos;
parece
aunque
tales
pasos
fueron
grandes
algunos
años, si
lo
comparáramos
a las
otras
ciencias
que
llevaron
siglos
para
llegar
al punto
en que
están.
Pero, a
falta de
nuevos
descubrimientos,
¿los
hombres
de
ciencia
nada
tendrán
que
hacer?
¿La
química
no será
más
química
si
diariamente
no
descubre
nuevos
cuerpos?
¿Los
astrónomos
serán
condenados
a cruzar
los
brazos
por no
encontrar
nuevos
planetas?
Y así en
todos
los
ramos de
las
ciencias
y de las
industrias.
Cabe a
Dios
dirigir
la
enseñanza
de sus
mensajeros
“¿Antes
de
buscar
cosas
nuevas,
no se
tiene
que
hacer
aplicación
de
aquello
que se
sabe? Es
precisamente
para dar
a los
hombres
tiempo
de
asimilar,
aplicar
y
difundir
lo que
saben,
que la
Providencia
pone un
compás
de
espera
en la
marcha
para el
frente.
Ahí
está la
Historia
para
demostrarnos
que las
ciencias
no
siguen
una
marcha
ascendente
continua,
al menos
ostensivamente.
Los
grandes
movimientos
que
revolucionan
una idea
sólo se
operan
en
intervalos
más o
menos
distanciados.
Por esto
no hay
estacionamiento,
sino
elaboración,
aplicación
de
aquello
que se
sabe, lo
que
siempre
es
progreso...
“¿Podrá
el
Espíritu
humano
absorber
incesantemente
nuevas
ideas?
¿La
propia
tierra
no
necesita
de un
tiempo
de
reposo
antes de
producir?
¿Que
dirían
de un
profesor
que
diariamente
enseñara
nuevas
reglas a
sus
alumnos,
sin
darles
tiempo
para
ejercitarse
en las
que
aprendieron,
con
ellas
identificarse
y de
aplicarlas?
En todas
las
cosas
las
ideas
nuevas
deben
encajarse
en las
ideas
adquiridas.
Si estas
no son
suficientemente
elaboradas
y
consolidadas
en el
cerebro,
si el
Espíritu
no las
asimiló,
las que
ahí se
quieren
implantar
no
crean
raíces:
se
siembra
en el
vacío.
¡Pues
bien! Se
da lo
mismo
con
relación
al
Espiritismo.
¿Los
adeptos
de tal
modo
aprovecharon
lo que
el
enseñó
que nada
más
tengan
que
hacer?
Son de
tal modo
caritativos,
desprovistos
de
orgullo,
desinteresados,
benevolentes
para los
sus
semejantes;
moderaron
tanto
sus
pasiones,
renunciar
al odio,
la
envidia
y los
celos;
¿finalmente,
son tan
perfectos
que de
ahora en
delante
sea
superfluo
predicarles
la
caridad,
la
humildad,
la
abnegación,
en una
palabra,
la
moral?
Esa
pretensión,
por sí
sola,
probaría
cuanto
aún
necesitan
de esas
lecciones
elementales,
que
algunos
consideran
fastidiosas
y
tediosa.
“El
Espiritismo
tiende
para la
regeneración
de la
Humanidad:
esto es
un hecho
positivo.
Ahora,
no
pudiendo
esa
regeneración
operarse
sino por
el
progreso
moral,
de ahí
resulta
que su
objetivo
esencial,
providencial,
es el
mejoramiento
de cada
uno. Los
misterios
que nos
puede
revelar
son el
accesorio,
porque
nos abre
el
santuario
de todos
los
conocimientos.
Adelantamos
a la
medida
que nos
mejoramos.
Es,
pues, en
su
mejoramiento
individual
que todo
espírita
sincero
debe
trabajar,
antes de
todo.
Sólo
aquel
que
domina
sus
malas
inclinaciones
aprovechó
realmente
el
Espiritismo
y
recibirá
su
recompensa.
Es por
esto que
los
buenos
Espíritus,
por
orden
expresa
de Dios,
multiplican
sus
instrucciones
y las
repiten
a la
saciedad.
Sólo
Dios
sabe
cuando
aquellas
serán
útiles y
sólo a
él cabe
dirigir
la
enseñanza
de Sus
mensajeros
y de
proporcionarlo
a
nuestro
adelantamiento.
Son
notables
los
resultados
del
Espiritismo
“Pero,
fuera de
la
enseñanza
puramente
moral,
los
resultados
del
Espiritismo
son
notables:
1º. – El
da la
prueba
patente
de la
existencia
y de la
inmortalidad
del
alma. Es
verdad
que no
es un
descubrimiento,
pero es
por
falta de
pruebas
sobre
este
punto
que hay
tantos
incrédulos
o
indiferentes
en
cuanto
al
futuro;
es
probando
lo que
no
pasaba
de
teoría
que en
el
triunfa
sobre el
materialismo
y evita
las
funestas
consecuencias
de este
sobre la
sociedad;
2º. –
Por la
firme
creencia
que
desarrolla,
ejerce
una
acción
poderosa
sobre lo
moral
del
hombre;
lo lleva
al bien,
lo
consuela
en las
aflicciones,
le da
fuerza y
coraje
en las
pruebas
de la
vida y
lo
desvía
del
pensamiento
del
suicidio;
3º. –
Rectifica
todas
las
ideas
falsas
que se
tuviesen
sobre el
futuro
del
Alma,
sobre el
Cielo,
el
Infierno,
las
penas y
recompensas;
destruye
radicalmente,
por la
irresistible
lógica
de los
hechos,
los
dogmas
de las
penas
eternas
y de los
demonios;
en una
palabra,
nos
desvela
la vida
Futura y
nos la
muestra
racional
y
conforme
la
justicia
y
misericordia
de Dios;
4º.- Da
a
conocer
lo que
pasa en
el
momento
de la
muerte;
este
fenómeno,
hasta
hoy
insondable,
no
tienen
más
misterios;
las
menores
particularidades
de ese
tan
temido
pasaje
son hoy
conocidas.
Ahora,
como
todo el
mundo
muere,
tal
conocimiento
interesa
a todo
el
mundo;
5º. –
Por la
ley de
la
pluralidad
de las
existencias,
abre un
nuevo
campo en
la
filosofía;
el
hombre
sabe de
dónde
viene,
con qué
objetivo
está en
la
Tierra,
para
dónde va
después
del
deceso
corporal.
Explica
la causa
de todas
las
miserias
humanas,
de todas
las
desigualdades
sociales.
En fin,
lanza la
luz
sobre
las
cuestiones
más
arduas
de la
metafísica,
de la
psicología
y de la
moral;
6º. –
Por la
teoría
de los
fluidos
periespirituales,
da a
conocer
el
mecanismo
de las
sensaciones
y de las
percepciones
del
Alma;
explica
los
fenómenos
de la
doble
vista,
de la
visión a
distancia,
del
sonambulismo,
del
éxtasis,
de los
sueños,
de las
visiones,
de las
apariciones
etc.;
7º. –
Probando
las
relaciones
existentes
entre
los
mundos
corporal
y
espiritual,
muestra
en este
último
una de
las
fuerzas
activas
de la
Naturaleza,
un poder
inteligente,
y da la
razón de
una
porción
de
efectos
atribuidos
a causas
sobrenaturales,
y que
alimentaban
la
mayoría
de las
ideas
supersticiosas;
8º. –
Revelando
el hecho
de las
obsesiones,
hace
conocer
la causa
hasta
aquí
desconocida
de
numerosas
afecciones,
sobre
las
cuales
la
ciencia
se había
equivocado,
en
detrimento
de los
dolientes,
y da los
medios
de
curarlos;
9º. – No
da a
conocer
las
verdaderas
condiciones
de la
oración
y su
modo de
acción;
revelándonos
la
influencia
reciproca
de los
Espíritus
encarnados
y
desencarnados,
nos
enseña
el poder
del
hombre
sobre
los
Espíritus
imperfectos,
para
moralizarlos
y
librarlos
de los
sufrimientos
inherentes
a su
inferioridad;
10º. –
Llevándonos
a
conocer
la
magnetización
espiritual,
que era
desconocida,
abre al
magnetismo
una
nueva
vía y le
traza un
nuevo y
poderoso
elemento
de
cura.”
El
Espiritismo
lapida
el
diamante
bruto
El
mérito
de una
invención
no está
en el
descubrimiento
de un
principio,
casi
siempre
anteriormente
conocido,
sino en
la
aplicación
de ese
principio.
La
reencarnación
no es
una idea
nueva,
como
tampoco
no lo es
el
periespíritu,
descrito
por
Pablo
bajo el
nombre
de “cuerpo
espiritual”,
ni aún
la
comunicación
de los
Espíritus,
de que
la
propia
Biblia
es
pródiga
en
ejemplos.
El
Espiritismo,
que no
se jacta
de haber
descubierto
la
Naturaleza,
busca
cuidadosamente
todos
los
trazos
que
puede
encontrar
de la
anterioridad
de sus
ideas,
y,
cuando
los
encuentra,
se
apresura
en
proclamarlo,
como
prueba
en apoyo
a lo que
afirma.
Aquellos,
pues,
que
invocan
esa
anterioridad
buscando
depreciar
lo que
el hace,
van
contra
su
objetivo
y actúan
incorrectamente.
El
descubrimiento
de la
reencarnación
y del
periespíritu
no
pertenece,
pues, al
Espiritismo.
Es una
cosa
sabida.
¿Pero,
hasta
el, que
aprovechó
la
ciencia,
la
moral,
la
religión
habían
retirado
de esos
dos
principios,
ignorados
por las
masas,
en
estado
de letra
muerta?
El
Espiritismo
no sólo
los pone
a la
luz,
sino los
probó y
los hizo
reconocer
como ley
de la
Naturaleza,
los
desarrolló
y los
hizo
fructificar.
Desde
que esos
dos
principios
eran
conocidos,
¿por qué
quedaron
tanto
tiempo
improductivos?
¿Por
qué,
durante
siglos,
todas
las
filosofías
se
chocaron
contra
tantos
problemas
insolubles?
Es que
eran
diamantes
brutos,
que
debían
ser
lapidados:
Es lo
que hace
el
Espiritismo.
El abrió
una
nueva
vía a la
filosofía,
o, con
otras
palabras,
creó una
nueva
filosofía
que,
diariamente,
ocupa su
lugar en
el
mundo.
(...)
Dicen
que los
espíritas
sólo
saben el
“a, b,
c” del
Espiritismo.
Sea.
Para
comenzar,
entonces
aprendamos
a
deletrear
ese
alfabeto,
lo que
no es
problema
de un
día,
porque,
reducido
aún a
sólo
estas
proporciones,
pasará
mucho
tiempo
antes de
haber
agotado
todas
las
combinaciones
y
recogido
todos
los
frutos.
¿No
restan
más
hechos
qué
explicar?
¿Además,
los
espíritas
no
tienen
que
enseñar
ese
alfabeto
a los
que lo
ignoran?
¿Ya
lanzaron
la
semilla
en todas
partes
donde
podrían
hacerlo?
¿No
restan
más
incrédulos
a
convertir,
obsesados
que
curar,
consolaciones
a
prodigar,
lágrimas
a
enjugar?
Hay
razón
para
decir
que si
no tiene
más nada
que
hacer,
¿cuando
aún no
se
terminó
la
tarea,
cuando
aún
restan
tantas
llagas
que
cerrar?
Sepamos,
pues
deletrear
nuestro
alfabeto
antes de
querer
leer
correctamente
el gran
libro de
la
Naturaleza.
Dios
sabrá
bien
abrirlo,
a la
medida
que
avanzamos,
pero no
depende
de
ningún
mortal
hacer Su
Voluntad,
anticipando
el
tiempo
para
cada
cosa.
Si el
árbol de
la
ciencia
es muy
alto
para que
podamos
alcanzarlo,
esperemos
para
volar
sobre
el, que
nuestras
alas
estén
crecidas
y
solidamente
plegadas,
para no
tener la
misma
triste
señal de
Ícaro.
|