¿Qué sucedió con
el esplendor de
la vieja Grecia?
La crisis
económica y
social que viene
agitando Grecia
ha llevado
muchas personas
a pensar: ¿Dónde
están las
civilizaciones
que marcaron su
nombre en la
historia de este
mundo, como las
que florecieron
en Egipto y en
la propia
Grecia?
El asunto es
tratado en esta
misma edición en
una de las
cuestiones que
componen el
estudio d´El
Libro de los
Espíritus,
publicado
semanalmente en
nuestra revista.
Muchos pueblos,
después de
atingir
determinada
etapa evolutiva,
recayeron en la
barbarie y
algunos de ellos
simplemente
desaparecieron o
perdieron su
vigor.
Asirios,
babilonios,
egipcios, Roma,
Esparta y
Atenas… ¿Para
dónde fueron los
Espíritus que
tornaron famosos
esos pueblos?
La explicación
fornecida por el
Espiritismo –
que el lector
puede comprobar
en las
cuestiones 786 a
788 d´El
Libro de los
Espíritus –
es objetiva y
bastante
curiosa.
Cuando una casa
amenaza caer –
dijeron los
inmortales –
mandamos
demolerla y
construimos otra
más sólida y más
cómoda.
Ocurre que,
mientras que la
nueva morada no
se queda lista,
hay perturbación
y confusión,
hecho común que
se observa en
las
construcciones
en reforma. Por
otra parte,
expresión
parecida fue
utilizada cierta
vez por Emmanuel
en una
referencia al
globo en que
vivimos: “La
Tierra es una
casa en
reforma”.
Según la
doctrina
espirita, los
Espíritus no se
encarnan
indefinidamente
en una misma
región o en un
mismo país.
Ellos se
encarnan en
diferentes
lugares, porque
así exige el
proceso
evolutivo, que
permite, de ese
modo, se
extingan también
esas rivalidades
pueriles
inherentes a la
nacionalidad.
Aquellos que,
cuando
encarnados,
constituían el
pueblo que
desapareció o
degeneró, no son
los que lo
constituían al
tiempo de su
esplendor. Se
encuentran ellos
reencarnados en
otros países, o
tal vez en otros
planetas,
mientras otros
Espíritus, menos
adelantados,
tomaron el lugar
que quedara
vacío y que,
también, a su
turno, tendrán
un día que
dejar.
Los pueblos son,
por lo tanto,
individualidades
colectivas que,
tal como los
individuos,
pasan por la
infancia, por la
edad de madurez
y por la
decrepitud. Los
que sólo dan
importancia a la
vida del cuerpo,
aquellos cuya
grandeza
únicamente
asienta en la
fuerza y en la
extensión
territorial,
nacen, crecen y
mueren, porque
la fuerza de un
pueblo se agota,
como la de un
hombre.
Aquellos cuyas
leyes ególatras
obstan al
progreso de las
luces y de la
caridad, mueren,
porque la luz
mata las
tinieblas y la
caridad mata el
egoísmo. No
obstante, para
los pueblos,
como para las
personas, existe
la vida del
alma, siendo
cierto que los
pueblos cuyas
leyes se
armonizan con
las leyes
eternas del
Creador, vivirán
y servirán de
faro a los otros
pueblos.
Con relación a
Atenas y
Esparta, Chico
Xavier
transmitió
oportunamente
una información
de Emmanuel
según la cual
personalidades
importantes de
las dos famosas
ciudades se
encontraban, en
el siglo 20,
reencarnadas en
dos naciones
poderosas de
Europa que
tuvieron papel
preponderante,
pero en lados
contrarios, en
el conflicto que
se quedó
conocido como
Segunda Guerra
Mundial, de
triste memoria.
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