El aborto de los
anencefálicos en
la visión de la
Suprema Corte
Luego de dos
días de debate,
el Supremo
Tribunal Federal
decidió el día
12 de abril, que
las embarazadas
con fetos sin
cerebro podrán
optar por
interrumpir la
gestación, con
derecho a
asistencia
médica. Por 8
votos contra 2,
los ministros
definieron que
el aborto en
casos de
anencefalia no
es un crimen.
Los argumentos
del relator,
ministro Marco
Aurelio Mello,
fueron expresado
en los
siguientes
términos:
“El aborto es un
crimen contra la
vida. Se tutela
la vida en
potencia. En el
caso del
anencefálico, no
existe vida
posible. El feto
anencéfalo esta
biológicamente
vivo, por estar
conformado por
células vivas, y
jurídicamente
muerto, no
gozando de
protección
estatal (...) El
anencefálico
jamás se volverá
una persona. En
síntesis, no se
cuida de una
vida en
potencia, sino
de una muerte
segura. La
anencefalia es
incompatible con
la vida.”
Se observa desde
luego que el
noble relator
incidió en un
error que,
aunque
generalizado, no
podría ser
cometido por un
miembro de la
Corte Suprema.
La anencefalia
consiste en una
malformación
rara del tubo
neural
caracterizado
por la ausencia
parcial del
encéfalo y de la
calota craneana,
proveniente del
defecto del
cierre del tubo
neural durante
la formación
embrionaria.
Pero, a
diferencia de lo
que el término
pueda sugerir,
la anencefalia
no caracteriza
sólo los casos
de ausencia
total del
encéfalo, sino
sobre todo los
casos en los que
se observan
variados grados
de daños
encefálicos.
En la práctica
la palabra
anencefalia se
utiliza
generalmente
para
caracterizar una
malformación del
cerebro del
feto. En esos
casos, el bebe
puede presentar
algunas partes
del tronco
cerebral
funcionando,
garantizando
algunas
funciones
vitales del
organismo, lo
que explica el
hecho, varias
veces
comprobado, de
anencefálicos
que vivieron uno
o más años.
Los bebes con
anencefalia
poseen, es
verdad, una
expectativa de
vida muy corta,
pero no se puede
establecer con
exactitud el
tiempo de vida
que tendrá luego
de su nacimiento
con vida. Es el
caso de la niña
Vitoria de
Cristo, hoy con
dos años de edad,
que sorprende al
mundo científico
por su
insistencia en
vivir, como lo
muestra un
reportaje
producido por la
TV Canção Nova,
que el lector
puede ver
clicando el
siguiente link
http://www.youtube.com/watch?v=bvfIja0yDZ4TV
Las personas en
favor del aborto
en los casos de
anencefalia
alegan que, aun
cuando viva
algunos años, la
criatura tendrá
sólo una vida
vegetativa.
Ahora bien,
muchos adultos
víctimas de
accidentes
automovilísticos,
así como por
derrames, pasan
también a tener
sólo una vida
vegetativa.
¿Debemos
entonces
matarlos? No es
difícil percibir
que la
aceptación del
aborto para
estos casos,
constituye un
largo paso en
dirección a la
legalización de
la eutanasia,
como ya se ha
dado, por
ejemplo, en
Holanda. Pero
los médicos no
podrían, en sana
conciencia,
aliarse a
conductas de ese
nivel, porque su
misión es salvar
vidas, no
exterminarlas.
¿Porqué nacen
personas con
lesionas tan
serias?
Entrevistado en
cierta ocasión,
en la ciudad de
Goiania, Chico
Xavier atribuyó
a Emmanuel la
información de
que el hombre o
la mujer que se
da un tiro en la
cabeza
necesitará de
dos o más
encarnaciones
para reparar el
cerebro
periespiritual
dañado. Esa
persona
reencarnará,
entonces, con
problemas
pertinentes a la
zona del cerebro
– retardo
mental,
parálisis,
mudez, ceguera,
etc.- según la
lesión producida
por su acto. La
reencarnación
funcionaría así,
como una especia
de cirugía
reparadora
exigiendo, como
sabemos,
sacrificio,
resignación,
paciencia,
abnegación, y
todo eso por
causa de un acto
impensado que
ciertamente
podría ser
evitado.
En el medio
espírita se
entiende que los
casos
anencefalia se
encuadran en la
situación
descrita por
Emmanuel. El
Espíritu de la
criatura que
ahora vuelve a
la escena
terrestre ya
estaría en esas
misma
condiciones en
el plano
espiritual,
constituyendo
una falta de
caridad impedir
que él viva
entre nosotros
algunos días o
algunos años,
solamente porque
estaría
destinado a una
vida vegetativa,
sin posibilidad
de estudiar,
trabajar,
casarse y tener
hijos.
Estas son,
entonces, las
razones por las
cuales los
espíritas no
aprueban la
práctica del
aborto en
ninguna
circunstancia –
inclusive los
casos de
anancefalia -,
con excepción
del aborto
practicado para
salvar la vida
de la gestante,
puesta en
peligro si
continuase la
gestación.
|