Como ocurre la
evolución
de los
planetas
En esta época en
que se habla
tanto en
transformación
del globo en un
mundo de
regeneración, es
interesante
recordarnos como
se da la
evolución de los
mundos, porque
hay quien lo
entienda – mismo
en nuestro medio
– que el
progreso de un
planeta como la
Tierra depende
tan solamente
del deseo del
Creador.
Luego, la
evolución de un
planeta – sea en
el campo
intelectual, sea
en el campo
moral – es
consecuencia
directa del
progreso
individual de
aquellos que en
él habitan. Si
dependiese de la
voluntad de
Dios, es obvio
que la Tierra
estaría en una
etapa evolutiva
mucho más
destacada.
Acrece aún
recordar que el
llamado progreso
individual no
consiste apenas
en el
desarrollo de
la inteligencia
o en la
adquisición de
determinados
conocimientos.
Tal no es sino
una parte del
progreso, que no
conduce
necesariamente
al bien, una vez
que se ve
hombres
instruidos que
hacen mucho mal
uso de su
saber.
El progreso de
una persona
consiste,
fundamentalmente,
en su
perfeccionamiento
moral, en la
depuración de su
Espíritu, en la
extirpación de
la mala índole
que en ella
existe. Y es ese
el progreso
capaz de
asegurar la
felicidad de la
Humanidad, por
cuanto es, en
esencia, la
propia negación
del mal. El
hombre más
avanzado en
inteligencia
puede hacer
mucho mal; aquél
que es avanzado
moralmente no
hace sino el
bien. He aquí
por qué existe
interés para
todos en el
progreso moral
de la Humanidad.
Los actos de
corrupción y
malversación de
recursos
públicos, que
han sido
denunciados y
averiguados en
nuestro País en
los últimos 20
años, no fueron
y no son
practicados por
individuos
analfabetos. Por
el contrario,
muchos de ellos
son personas que
cursaron el
nivel de
enseñanza
superior y no
son pocos los
que alcanzaron
proyección en su
área de
actuación
profesional.
Es
indispensable,
por lo tanto,
que al
conocimiento y a
la técnica se
alíe el esfuerzo
de moralización
del individuo y
de las
costumbres, no
siendo difícil
comprender que
la fe en la vida
futura, enseñada
por el
Espiritismo,
puede contribuir
de manera
efectiva para
que eso ocurra.
En efecto,
convencido de
que existe un
futuro para
todos nosotros y
que nuestra vida
no se restringe
al mediocre
momento en lo
cual vivimos, el
círculo de las
ideas
necesariamente
se alarga y el
progreso
espiritual pasa
a tener un
objetivo, una
utilidad
efectiva,
naciendo de
allí, de manera
natural, el
sentimiento de
solidaridad y de
fraternidad.
Enterados de lo
que arriba fue
dicho, no nos es
difícil
comprender que
nuestras
actitudes y
nuestro
comportamiento
en los más
diferentes
momentos de la
vida son
importantes – y
mismo
fundamentales –
en la evolución
del planeta en
lo cual vivimos,
evolución esa
que es
naturalmente
lenta porque
también es lenta
la madurez de
los Espíritus.
|