Continuamos con el
estudio metódico de “El
Libro de los Médiums”,
de Allan Kardec, la
segunda de las obras que
componen el Pentateuco
Kardeciano, cuya primera
edición fue publicada en
1861. Las respuestas a
las preguntas sugeridas
para debatir se
encuentran al final del
texto.
Preguntas para debatir
A. ¿Cómo
ocurre el fenómeno de la
voz directa o
pneumatofonía?
B. ¿En
qué consiste el fenómeno
de la escritura directa?
C. La
escritura directa ¿queda
registrada
permanentemente o
desaparece con el
tiempo?
D.
¿Existen lugares
encantados?
Texto para la lectura
151. Al
llegar al final de la
página, el lápiz hace
espontáneamente un
movimiento para voltear
el papel. Si desea
referirse a un pasaje ya
escrito, en la misma
página o en otra, lo
busca con la punta del
lápiz, como lo haría
cualquier persona con la
punta del dedo, y lo
subraya. Si el Espíritu
quiere dirigirse a
alguien, con el extremo
de la vara de madera
señala a la persona. Si
desea expresar cólera o
impaciencia, hace golpes
repetidos con la punta
del lápiz y a menudo lo
rompe. (Ítem 155)
152. En
lugar de la cesta,
algunas personas
utilizaron una especie
de mesa pequeñita con
tres patas, hecha
especialmente, que medía
de 12 a 15 centímetros
de longitud por 5 ó 6 de
altura. En una de las
patas es adaptado un
lápiz; las otras dos son
redondeadas, o provistas
de una bola de marfil,
para que se deslice más
fácilmente sobre el
papel. Otros utilizaron
sólo una tablita
triangular, oblonga u
ovalada, de 15 a 20
centímetros cuadrados,
teniendo en uno de los
bordes un agujero
oblicuo para introducir
el lápiz. Está claro que
todos esos dispositivos
no tienen nada de
absoluto: el mejor es el
que resulta más cómodo.
En todos ellos, sin
embargo, casi siempre es
necesario que los
operadores sean dos: uno
dotado de aptitud
mediúmnica y otro para
mantener el equilibrio
del objeto. (Ítem 156)
153.
Llamamos psicografía
indirecta a la
escritura obtenida así,
en contraposición a la
psicografía directa o
manual, obtenida por el
médium mismo, sin
utilizar ningún
apéndice. El proceso es
éste: el Espíritu que se
comunica actúa sobre el
médium que, bajo esta
influencia, mueve
maquinalmente el brazo y
la mano para escribir,
sin tener en la mayoría
de los casos la menor
conciencia de lo que
escribe: la mano obra
sobre la cesta y la
cesta sobre el lápiz.
Así, no es la cesta la
que se torna
inteligente; ésta no
pasa de ser un
portalápiz, un apéndice,
un intermediario entre
la mano y el lápiz.
(Ítem 157)
154.
Suprima ese
intermediario, coloque
el lápiz en la mano y el
resultado será el mismo,
puesto que toda persona
que escribe con la ayuda
de una cesta, una
tablita o cualquier otro
objeto, puede escribir
directamente. (Ítem 157)
155. De
todos los medios de
comunicación, la
escritura manual que
algunos denominan
escritura involuntaria,
es sin objeción, la más
simple, la más fácil y
la más cómoda porque no
exige ninguna
preparación y se presta,
como la escritura
corriente, a mayores
desarrollos. (Ítem 157)
156. Así,
entendamos: Si la
comunicación tiene lugar
por medio de la
escritura, cualquiera
que sea el instrumento
que sostenga el lápiz,
para nosotros, es
psicografía; si
fuera por medio de
golpes, se llama
tiptología. (Ítem
158)
157. La
facultad mediúmnica no
constituye, en sí misma,
indicio de un estado
patológico, porque no es
incompatible con una
salud perfecta. Si aquél
que la posee sufre, ese
sufrimiento se debe a
una causa ajena, de
donde se deduce que los
medios terapéuticos son
impotentes para hacerla
desaparecer. (Ítem 161)
158. Los
que difunden la idea de
que el agente de los
fenómenos mediúmnicos es
el diablo, no
saben la responsabilidad
que asumen, porque la
creencia en eso puede
matar. Ahora bien,
el peligro no existe
sólo para el paciente,
sino también para los
que le rodean, los
cuales pueden quedar
aterrorizados al pensar
que su casa se volvió
una guarida de demonios.
Esta creencia funesta es
la que fue causa de
tantos actos de
atrocidad en los tiempos
de la ignorancia. (Ítem
162)
159. Los
Seres invisibles que
revelan su presencia por
efectos sensibles son,
en general, Espíritus de
un orden inferior y que
pueden ser dominados por
el ascendiente moral. La
adquisición de este
ascendiente es lo que se
debe buscar. Para
alcanzarlo, es necesario
que el individuo pase
del estado de médium
natural al de médium
voluntario. (Ítem
162)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A. ¿Cómo
ocurre el fenómeno de la
voz directa o
pneumatofonía?
Los
sonidos espíritas o
pneumatofónicos se
producen de dos maneras
muy diferentes: algunas
veces son una voz íntima
que hace eco en la
conciencia, pero aunque
las palabras sean claras
y distintas, no tienen
nada de material; otras
veces son exteriores y
tan distintamente
articuladas como si
proviniesen de un
persona ubicada a
nuestro lado. De
cualquier forma que se
produzca, el fenómeno de
la pneumatofonía es casi
siempre espontáneo y
sólo rara vez puede ser
provocado. Experiencias
posteriores a la
Codificación demuestran
que en el fenómeno de la
voz directa, el Espíritu
habla a través de una
garganta ectoplásmica,
pudiendo su voz imitar a
la de su existencia
terrenal precedente. Los
sonidos pneumatofónicos
expresan pensamientos,
forman frases y es por
ello que podemos
reconocer que se deben a
una causa inteligente y
no accidental.
(El
Libro de los Médiums,
ítems 150 y 151.)
B. ¿En
qué consiste el fenómeno
de la escritura directa?
La
escritura directa, o
pneumatografía, es la
que se produce
espontáneamente sin la
participación de la mano
del médium, ni del
lápiz. Basta tomar una
hoja de papel en blanco,
doblarla y colocarla en
algún lugar, en un
cajón, o simplemente
sobre un mueble, y si
estuviésemos en
condiciones favorables,
después de un tiempo más
o menos largo,
encontraremos en el
papel caracteres, signos
diversos, palabras,
frases y hasta
discursos, trazados
muchas veces con una
sustancia grisácea igual
al plomo, otras veces
con un lápiz rojo, tinta
común y hasta tinta de
imprimir. En ese tipo de
fenómeno el Espíritu no
se sirve ni de nuestras
sustancias ni de
nuestros instrumentos:
él mismo hace la materia
y los instrumentos que
necesita, extrayendo sus
materiales del elemento
primitivo universal al
cual él le imprime con
su voluntad, las
modificaciones
necesarias para el
efecto que quiere
producir. De esta
manera, puede muy bien
fabricar tinta roja,
tinta de imprimir y
hasta caracteres
tipográficos bastante
resistentes para dar
relieve a la impresión,
de la que hemos visto
ejemplos. Es de ese modo
que podemos explicar la
aparición de las tres
palabras en la sala del
festín de Baltasar, de
la que nos habla la
Biblia.
(Obra
citada, ítems 127 y 146
a 148.)
C. La
escritura directa ¿queda
registrada
permanentemente o
desaparece con el
tiempo?
Los
trazos de la escritura
directa no desaparecen,
porque son señales que
es útil conservar y por
ello se conservan.
(Obra
citada, ítem 128,
párrafos 17 y 18.)
D.
¿Existen lugares
encantados?
Sí.
Ciertos Espíritus pueden
sentirse atraídos por
cosas materiales. Puede
suceder esto con
determinados lugares,
los cuales parece que
eligen como domicilio,
hasta que cesan las
circunstancias que los
llevaron allí: la
simpatía por algunas
personas que allí
asisten o el deseo de
comunicarse con ellas.
Sus intenciones no
siempre son loables, por
lo que pueden querer
ejercer venganza contra
individuos de los que
tienen motivos de queja.
La permanencia en un
lugar determinado puede
ser también, para
algunos Espíritus, un
castigo que se les
inflinge, sobre todo si
cometieron un crimen
allí, para que tengan
constantemente ese
crimen ante sus ojos. No
se debe temer a los
lugares encantados,
porque los Espíritus que
espantan en ciertos
lugares y hacen ruido en
ellos, buscan divertirse
a costa de la credulidad
y del miedo, antes que
hacer mal. El mejor
medio de alejarlos de
allí es atraer a los
buenos Espíritus, lo que
se consigue haciendo el
bien. Hagamos siempre el
bien, y tendremos sólo
Espíritus buenos a
nuestro lado.
(Obra
citada, ítem 132,
párrafos 5 a 14.)
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