Continuamos con el
estudio metódico de “El
Libro de los Médiums”,
de Allan Kardec, la
segunda de las obras que
componen el Pentateuco
Kardeciano, cuya primera
edición fue publicada en
1861. Las respuestas a
las preguntas sugeridas
para debatir se
encuentran al final del
texto.
Preguntas para debatir
A. ¿Cuál
es la finalidad de las
comunicaciones de los
Espíritus?
B. ¿Todos
los hombres son médiums?
C.
¿Cuáles son las
cualidades esenciales de
los médiums?
D.
¿Cuáles son las
variedades comunes a
todos los géneros de
mediumnidad?
Texto para la lectura
277. No
existen fórmulas
eficaces para expulsar a
los Espíritus
engañadores. La fórmula
es materia; vale mucho
más un buen pensamiento
dirigido a Dios. (Ítem
268, pregunta 22)
278. Los
Espíritus superiores no
tienen otra señal para
hacerse reconocer que la
superioridad de sus
ideas y de su lenguaje.
(Ítem 268, pregunta 23)
279. Los
Espíritus embusteros
fingen el pensamiento,
como los escenógrafos
simulan la Naturaleza.
Es fácil descubrir el
fraude por medio de un
estudio atento. Los
Espíritus sólo engañan a
los que se dejan
engañar. Pero es
necesario tener ojos de
comerciante de
diamantes, para
distinguir la piedra
verdadera de la falsa.
Ahora bien, aquél que no
sabe distinguir la
piedra fina de la falsa
se dirige al lapidario.
(Ítem 268, preguntas 24
y 25)
280. Los
Espíritus mentirosos
saben perfectamente a
quién se dirigen. Hay
personas sencillas y
poco instruidas que son
más difíciles de engañar
que otras, que tienen
astucia y conocimientos.
Halagando las pasiones,
hacen del hombre lo que
quieren. (Ítem 268,
pregunta 26)
281. Los
Espíritus pueden
comunicarse
espontáneamente, o
acudir a nuestro
llamado, es decir, venir
por evocación. (Ítem
269)
282.
Muchas veces, nos
sorprende la prontitud
con que un Espíritu
evocado se presenta, aun
desde la primera vez. Se
diría que estaba
prevenido. En efecto, es
lo que ocurre cuando
aquél que lo evoca se ha
preocupado con
anticipación de
llamarlo. Esa
preocupación es una
especie de evocación
anticipada. (Ítem 271)
283. Con
frecuencia, las
evocaciones ofrecen a
los médium más
dificultades que los
dictados espontáneos,
sobre todo cuando se
trata de obtener
respuestas precisas a
preguntas detalladas.
Para esto son necesarios
médiums especiales, al
mismo tiempo
flexibles y positivos,
y ya hemos visto que
estos últimos son
bastante raros, puesto
que las relaciones
fluídicas no siempre se
establecen
instantáneamente con el
primer Espíritu que se
presente. (Ítem 272)
284. Los
médiums son generalmente
mucho más buscados para
las evocaciones de
interés particular que
para las comunicaciones
de interés general.
Recomendamos que no
accedan a ese deseo,
sino con mucha reserva.
El médium debe evitar
todo lo que pueda
transformarlo en agente
de consultas, lo que, a
los ojos de muchas
personas, es sinónimo de
lector de la
“buenaventura”.
(Ítem 273)
285.
Entre las causas que
pueden impedir la
manifestación de un
Espíritu, unas son
personales y otras,
ajenas a él. Entre las
primeras deben colocarse
las ocupaciones o las
misiones que esté
desempeñando y de las
cuales no puede alejarse
para satisfacer nuestros
deseos. Está también su
propia situación. Si
bien el estado de
encarnación no
constituye un obstáculo
absoluto, puede
representar un
impedimento en
determinadas ocasiones,
sobre todo cuando la
encarnación tiene lugar
en mundos inferiores, y
cuando el Espíritu está
poco desmaterializado.
(Ítem 275)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A. ¿Cuál
es la finalidad de las
comunicaciones de los
Espíritus?
Ya
sabemos que el objetivo
del Espiritismo es el
mejoramiento moral de la
Humanidad. En ese
propósito es que se
inscriben las
comunicaciones de los
Espíritus: ellos vienen
a instruir y a guiar a
los hombres en el camino
del bien y no en el
camino de las honores y
de la fortuna. Dios no
envía a los Espíritus
para allanarles la senda
material de la vida,
sino para prepararlos
para la vida futura.
(El Libro
de los Médiums, ítem
303, párrafo 1º.)
B. ¿Todos
los hombres son médiums?
Sí; todos
los hombres tienen un
Espíritu que les dirige
hacia el bien, cuando
saben escucharle. Poco
importa que algunos se
comuniquen directamente
con él por una
mediumnidad particular,
que otros le escuchen
sólo por la voz del
corazón y de la
inteligencia. Lo
importante es que su
Espíritu familiar les
aconseja. Llámenle
Espíritu, razón,
inteligencia, y siempre
es una voz que responde
a su alma y les dicta
buenas palabras. La voz
íntima que habla al
corazón del hombre es la
de los buenos Espíritus,
y bajo ese punto de
vista, todos los hombres
son médiums, aunque no
todos presenten su
facultad de manera
ostensiva.
(Obra
citada, cap. XXXI,
disertación X, de
Channing.)
C.
¿Cuáles son las
cualidades esenciales de
los médiums?
El
desinterés, la modestia
y la dedicación. Dios
les dio esta facultad a
fin de que ayuden a
difundir la verdad y no
para hacer ella un
comercio, un instrumento
de las pasiones
mundanas.
(Obra
citada, cap. XXXI,
disertación XIV, de
Delfina de Girardin.)
D.
¿Cuáles son las
variedades comunes a
todos los géneros de
mediumnidad?
Son los
médiums sensitivos, los
médiums naturales o
inconscientes, y los
médiums facultativos o
voluntarios. Los médiums
sensitivos son personas
susceptibles de sentir
la presencia de los
Espíritus por una
impresión general o
local, vaga o material.
La mayor parte de ellas
distingue a los
Espíritus buenos o a los
malos, según la
naturaleza de la
impresión. Los médiums
naturales o
inconscientes son los
que producen los
fenómenos de manera
espontánea, sin ninguna
participación de su
voluntad y la mayoría de
las veces sin saberlo.
Los médiums facultativos
o voluntarios son los
que tienen el poder de
provocar los fenómenos
por un acto de su
voluntad; sin embargo,
nada podrán hacer si los
Espíritus se rehúsan a
esto, lo que prueba la
intervención de un poder
extraño.
(Obra
citada, ítem 188.)
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