Continuamos con el
estudio metódico de
“El Libro de los
Médiums”, de Allan
Kardec, la segunda
de las obras que
componen el
Pentateuco
Kardeciano, cuya
primera edición fue
publicada en 1861.
Las respuestas a las
preguntas sugeridas
para debatir se
encuentran al final
del texto.
Preguntas para
debatir
A.
¿Cuáles son las
causas de las
contradicciones que
se presentan en las
comunicaciones
espíritas?
B.
¿Por qué Dios
permite que ocurran
las mistificaciones?
C.
¿Cuál es el medio
para evitar las
mistificaciones en
la práctica
mediúmnica?
D.
¿Cómo podemos
prevenir que ocurra
un fraude en las
manifestaciones?
Texto para la
lectura
367.
Las reuniones
experimentales
tienen una utilidad
que nadie osaría
negar, porque han
sido ellas las que
llevaron al
descubrimiento de
las leyes que rigen
el Mundo Invisible y
para mucha gente
constituye un
poderoso medio de
convicción.
Sostenemos, sin
embargo, que por sí
solas no logran
iniciar a alguien en
la ciencia espírita,
del mismo modo que
la simple inspección
de un ingenioso
mecanismo no hace
conocida la mecánica
a quien no sabe sus
leyes. Si fuesen
dirigidas con método
y prudencia, darían
resultados mucho
mejores. (Ítem 326)
368.
Las reuniones
instructivas
presentan un
carácter muy
diferente porque en
ellas se puede
extraer la verdadera
enseñanza del
Espiritismo. (Ítem
327)
369.
Las reuniones
instructivas deben
satisfacer varias
condiciones. La
primera de todas es
que sean serias, en
el pleno sentido de
la palabra, o sea,
ocuparse sólo de
cosas útiles, con
exclusión de todas
las demás. Es
necesario que todos
entiendan que los
Espíritus cuyas
manifestaciones se
desean, son de
naturaleza muy
especial. No basta,
pues, evocar a los
buenos Espíritus; es
necesario que los
asistentes estén en
condiciones
propicias para que
ellos acepten venir.
(Ítem 327)
370.
La instrucción
espírita no
comprende sólo la
enseñanza moral que
dan los Espíritus,
sino también el
estudio de los
hechos, la teoría de
los fenómenos, la
investigación de las
causas, la
comprobación de lo
que es posible y de
lo que no lo es; en
suma, la observación
de todo lo que pueda
contribuir al avance
de la ciencia. (Ítem
328)
371.
El concurso de
cualquier médium
obseso o fascinado
en las reuniones
espíritas les sería
más nocivo que útil;
no deben, pues,
aceptarle. Los
médiums obsesos que
rehúsan reconocer
que lo son, se
parecen a esos
enfermos que se
engañan sobre su
propia enfermedad y
se pierden, por no
someterse a un
régimen saludable.
(Ítem 329)
372.
Todo aquél que entra
a una reunión trae
consigo a Espíritus
que le son
simpáticos. Según su
número y su
naturaleza, estos
acólitos pueden
ejercer sobre la
asamblea y sobre las
comunicaciones una
influencia buena o
mala. Perfecta sería
la reunión en la que
todos los
asistentes, poseídos
por el mismo amor al
bien, sólo trajesen
consigo a Espíritus
buenos. (Ítem 330)
373.
Teniendo en cuenta
que el recogimiento
y la comunión de
pensamientos son
condiciones
esenciales de toda
reunión seria, es
fácil comprender que
el número excesivo
de asistentes
constituye una de
las causas más
contrarias a la
homogeneidad. No hay
ningún límite
absoluto para ese
número pero es
evidente que cuanto
mayor sea el número,
tanto más difícil
será el cumplimiento
de esas condiciones.
(Ítem 332)
374.
Otro punto no menos
importante es el de
la regularidad de
las reuniones. En
todas están siempre
presentes Espíritus
a los que podríamos
llamar asistentes
habituales. No
nos referimos a los
que se encuentran en
todas partes y en
todo se entrometen,
sino a los Espíritus
protectores y a los
que son interrogados
más asiduamente.
(Ítem 333)
375.
Nadie piense que
esos Espíritus no
tienen nada más que
hacer que oír lo que
les queremos decir o
preguntar. Ellos
tienen sus
ocupaciones y,
además de ello,
pueden encontrarse
en condiciones
desfavorables para
ser evocados. Cuando
las reuniones se
realizan en días y
horas concertados,
ellos se preparan
anticipadamente y es
raro que falten,
existiendo incluso
los que llevan su
puntualidad al
exceso. Reparemos,
sin embargo, que la
exigencia de una
puntualidad rigurosa
es señal de
inferioridad, como
todo lo que sea
pueril: los
Espíritus de orden
verdaderamente
superior no se
muestran meticulosos
a tal extremo. (Ítem
333)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A.
¿Cuáles son las
causas de las
contradicciones que
se presentan en las
comunicaciones
espíritas?
Las
contradicciones que
se presentan en las
comunicaciones
espíritas pueden
deberse a las
siguientes causas: a
la ignorancia de
ciertos Espíritus; a
la bellaquería de
los Espíritus
inferiores que, por
malicia o maldad,
dicen lo contrario a
lo que en otra parte
dijo el Espíritu
cuyo nombre usurpan;
a la voluntad del
mismo Espíritu que
habla según las
épocas, los lugares
y las personas, y
puede juzgar útil no
decir todo a todo el
mundo; a la
insuficiencia del
lenguaje humano para
expresar las cosas
del mundo
incorpóreo; a la
insuficiencia de los
medios de
comunicación que no
siempre permiten al
Espíritu transmitir
todo su pensamiento;
en fin, a la
interpretación que
cada uno puede dar
de una palabra o de
una explicación,
según sus ideas, sus
prejuicios o el
punto de vista bajo
el cual ve las
cosas.
(El
Libro de los
Médiums, ítem 302.)
B.
¿Por qué Dios
permite que ocurran
las mistificaciones?
Dios
permite las
mistificaciones para
probar la
perseverancia de los
verdaderos adeptos y
castigar a los que
hacen del
Espiritismo un
objeto de diversión.
Si esto debilita su
creencia, es porque
su fe no es muy
sólida. Quien
renuncia al
Espiritismo por
causa de una simple
decepción prueba que
no lo comprende y no
lo toma en su parte
seria.
(Obra
citada, ítem 303,
párrafo 2.)
C.
¿Cuál es el medio
para evitar las
mistificaciones en
la práctica
mediúmnica?
Este
es uno de los
inconvenientes más
fáciles de evitar.
El medio para
evitarlas es no
exigir al
Espiritismo sino lo
que él puede y debe
dar. Su finalidad es
el mejoramiento
moral de la
Humanidad: si no nos
apartamos de ahí, no
seremos jamás
engañados porque no
hay dos maneras de
comprender la
verdadera moral,
aquella que puede
ser admitida por
todo hombre con
sentido común. Los
Espíritus no vienen
para guiar a los
hombres por el
camino de las honras
y la fortuna, o para
servir a sus
mezquinas pasiones.
Ellos vienen a
instruir a la
Humanidad y guiarla
por el camino del
bien. Si no les
pidiesen nada fútil
o fuera de sus
atribuciones, no
darían oportunidad
alguna a los
Espíritus
engañadores, de
donde se concluye
que quien es
mistificado tiene
sólo lo que se
merece.
(Obra
citada, ítem 303,
párrafo 1)
D.
¿Cómo podemos
prevenir que ocurra
un fraude en las
manifestaciones?
La
mejor garantía
contra el fraude
está en la moralidad
notoria de los
médiums y en la
ausencia de todas
las causas de
interés material o
de amor propio que
pudiera estimular en
ellos el ejercicio
de las facultades
mediúmnicas que
poseen, porque estas
mismas causas pueden
llevarlos a simular
las facultades que
no poseen.
(Obra citada, ítem
323.)
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