Continuamos el estudio
metódico de “El
Evangelio según el
Espiritismo”, de Allan
Kardec, la tercera de
las obras que componen
el Pentateuco
Kardeciano, cuya primera
edición fue publicada en
abril de 1864. Las
respuestas a las
preguntas sugeridas para
debatir se encuentran al
final del texto.
Preguntas para debatir
A. ¿Por
qué la ciencia y la
religión no se han
entendido hasta hoy?
B. ¿Cuál
es el lazo de unión que
ha de aliar la ciencia y
la religión?
C. ¿Cuál
es la gran finalidad de
la moral evangélica
cristiana?
D. ¿Cuál
es el punto central de
la enseñanza de Cristo?
Texto para la lectura
51.
Moisés abrió el camino;
Jesús continuó la obra;
el Espiritismo la
concluirá. (Cap. I, ítem
9, un Espíritu
israelita)
52. Un
día Dios, en su
inagotable bondad,
permitió que el hombre
viese a la verdad
atravesar las tinieblas.
Ese día fue el
advenimiento de Cristo.
Pero después de la luz
viva, volvieron las
tinieblas. Entonces, a
semejanza de los
profetas del Antiguo
Testamento, los
Espíritus se dispusieron
a hablar y a advertiros.
El mundo está conmovido
en sus cimientos;
retumbará el trueno.
¡Sed firmes! El
Espiritismo es de orden
divino, pues se basa en
las mismas leyes de la
Naturaleza, y estad
seguros de que todo lo
que es de orden divino
tiene un objetivo grande
y útil. (Cap. I, ítem
10, Fénelon)
53. El
reino de Cristo, ¡ah!
transcurridos dieciocho
siglos y a pesar de la
sangre de tantos
mártires, aún no ha
venido. Cristianos,
volved al Maestro, que
os quiere salvar. Todo
es fácil para aquél que
cree y ama; el amor lo
llena de inefable
alegría. Sí, hijos míos,
el mundo está
conmocionado y la
revolución que se
prepara es más bien
moral que material. A
cada uno su misión, a
cada uno su trabajo.
(Cap. I, ítem 10,
Fénelon)
54. Los
judíos tenían ideas muy
imprecisas acerca de la
vida futura. Creían en
los ángeles, pero no
sabían que los hombres
pueden algún día
volverse ángeles también
y compartir la felicidad
de éstos. Ellos pensaban
que la observancia de
las leyes de Dios era
recompensada con los
bienes terrenos, con la
supremacía de su nación,
con la victoria sobre
sus enemigos. Las
calamidades públicas y
sus derrotas eran el
castigo de su
desobediencia de
aquellas leyes. Jesús
les reveló, más tarde,
que existe otro mundo,
donde la justicia de
Dios sigue su curso, y
ese mundo es el que Él
promete a los que
cumplen los mandamientos
de Dios y donde los
buenos hallarán su
recompensa. (Cap. II,
ítem 3)
55. El
Espiritismo vino a
completar en este punto,
como en muchos otros, la
enseñanza de Cristo. Con
el Espiritismo, la vida
futura deja de ser un
simple artículo de fe,
una mera hipótesis; se
vuelve una realidad
material, que los hechos
demuestran.
(Cap. II,
ítem 3)
56. Dios
no condena los goces
terrenos; condena sí el
abuso de estos goces en
detrimento de las cosas
del alma. Contra tales
abusos están prevenidos
los que a sí mismos se
aplican estas palabras
de Jesús: “Mi reino no
es de este mundo”. (Cap.
II,
ítem 6)
57.
Habiendo sido reina
entre los hombres, creí
que entraría como reina
en el reino de los
cielos. ¡Que desilusión!
¡Que humillación cuando,
en vez de ser recibida
como soberana, vi sobre
mí, pero muy por encima,
a los hombres que yo
creía insignificantes y
a los cuales despreciaba
por no tener sangre
noble! ¡Entonces
comprendí la esterilidad
de los honores y de las
grandezas que con tanta
avidez se buscan en la
Tierra! (Cap. II,
ítem
8, una reina de Francia)
58. Para
ganarse un lugar en este
reino, son necesarias la
abnegación, la humildad,
la caridad en toda su
celestial práctica y la
benevolencia para con
todos. No se os pregunta
aquí lo que fuisteis en
la Tierra, ni qué
posición ocupasteis,
sino cuánto bien
hicisteis, cuántas
lágrimas enjugasteis. Es
necesario sufrir para
llegar al cielo, y los
escalones de un trono no
acercan a nadie a él.
Sólo los senderos más
penosos de la vida
conducen a él. Buscad,
pues, el camino a través
de las zarzas y los
espinos, y no entre las
flores. (Cap. II,
ítem
8, una reina de Francia)
59. Los
hombres corren para
alcanzar los bienes
terrestres, como si los
fuesen a conservar para
siempre. Pero aquí todas
las ilusiones
desaparecen y pronto
perciben que sólo se
aferraron a una sombra y
despreciaron los únicos
bienes reales y
duraderos que les son de
provecho en la morada
terrestre. (Cap. II,
ítem
8, una reina de Francia)
60. De la
enseñanza dada por los
Espíritus, se comprueba
que muy diferentes las
unas de las otras son
las condiciones de los
mundos, en cuanto al
grado de adelanto o de
inferioridad de sus
habitantes. En los
mundos inferiores, la
existencia es
completamente material,
las pasiones reinan como
soberanas y es casi nula
la vida moral. En los
mundos más adelantados,
la vida, por así
decirlo, es toda
espiritual. (Cap. III,
ítem 3)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A. ¿Por
qué la ciencia y la
religión no se han
entendido hasta hoy?
La
ciencia y la religión
son las dos palancas de
la inteligencia humana:
una revela las leyes del
mundo material y la
otra, las del mundo
moral. No obstante,
al tener esas leyes el
mismo principio, que es
Dios, no pueden
contradecirse. Sin
embargo, hasta hoy, la
ciencia y la religión no
han podido entenderse
porque encarando cada
una las cosas desde su
punto de vista
exclusivo, se han
rechazado
recíprocamente. Hacía
falta llenar el vacío
que las separaba, un
lazo de unión que las
acercase.
(El
Evangelio según el
Espiritismo, capítulo I,
ítem 8.)
B. ¿Cuál
es el lazo de unión que
ha de aliar la ciencia y
la religión?
Este lazo
de unión está en el
conocimiento de las
leyes que rigen el mundo
espiritual y sus
relaciones con el mundo
corpóreo, leyes tan
inmutables como las que
rigen el movimiento de
los astros y la
existencia de los seres.
Una vez comprobadas esas
relaciones mediante la
experiencia, se hizo una
nueva luz: la fe se
dirigió a la razón; ésta
no encontró nada ilógico
en la fe: fue vencido el
materialismo. Pero en
esto, como en todo, hay
personas que se quedan
rezagadas, hasta que
sean arrastradas por el
movimiento general, que
las aplastará si
intentan resistirlo en
vez de acompañarlo.
(Obra
citada, capítulo I, ítem
8.)
C. ¿Cuál
es la gran finalidad de
la moral evangélica
cristiana?
La
finalidad de la moral
evangélica cristiana es
renovar el mundo,
acercar a los hombres y
hacerlos hermanos,
haciendo de esa manera
brotar de todos los
corazones la caridad, el
amor al prójimo y una
solidaridad común que
volverá a la Tierra una
morada para Espíritus
superiores a los que hoy
la habitan.
(Obra
citada,
capítulo
I, ítem 9.)
D. ¿Cuál
es el punto central de
la enseñanza de Cristo?
La
revelación acerca de la
vida futura puede ser
considerada como el eje
de la enseñanza de
Cristo, porque sólo ella
– la vida futura – es
capaz de justificar las
anomalías de la vida
terrena. Debido a esto,
todas sus máximas se
refieren a ese gran
principio. En efecto,
sin la vida futura, la
mayor parte de sus
preceptos morales no
tendría ninguna razón de
ser, de donde se deriva
que los que no creen en
la vida futura, pensando
que Él sólo hablaba de
la vida presente, no los
comprenden o los
consideran pueriles.
(Obra
citada, capítulo II,
ítems 1 y 2.)
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