Después de la
tormenta viene
la calma. ¿Será?
Palabra
originaria del
termo latino
proverbiu,
se da el nombre
de proverbio a
la máxima o
sentencia de
carácter
práctico y
popular, común a
todo un grupo
social, expresa
de manera
sucinta y
generalmente
rica en
imágenes.
Proverbio es lo
mismo que
adagio, dicho,
ejemplo, refrán.
“En casa de
herrero, la
cuchara es de
palo”, “Cuanto
mayor la nao,
mayor la
tormenta”,
“Después de la
tormenta viene
la calma”, he
aquí ejemplos de
proverbios
conocidos y
utilizados con
frecuencia por
las personas que
viven en Brasil.
Según el
periodista Ariel
Palacios, el
último
mencionado –
“Después de la
tormenta viene
la calma” – es
utilizado
también en
muchos países
del Occidente;
no obstante, en
la ascética
Rusia el dicho
es grafiado de
manera
diferente,
porque los rusos
prefieren decir
que “después de
la tormenta…
viene la
inundación”, un
pensamiento que,
de acuerdo con
el periodista,
sería igualmente
común al pueblo
argentino.
En internet el
proverbio en
causa ya suscitó
comentarios y
chistes
interesantes.
Alguien
preguntó:
“¿Después de la
tormenta viene
la calma?”
Un internauta
respondió: “Es
lo que dicen”.
Otro escribió:
“Está errado;
después de la
tormenta viene
la inundación…”
La psicóloga
Fernanda Rossi
envió a través
de su blog,
sobre el asunto,
un bello texto
titulado
“Después de la
tormenta viene
el sol”.
He aquí lo que
ella escribió:
“Hay momentos en
la vida donde
las situaciones
se tornan tan
complicadas, tan
dolorosas, que
nuestra
tendencia es
creer y,
principalmente
sentir, que
nunca saldremos
de aquello.
Vienen la
angustia, la
desesperación,
el miedo, en fin
una multitud de
sentimientos,
que, si no
cuidamos, toman
cuenta de
nosotros y traen
perjuicios aún
más grandes,
pues acabamos
por actuar por
impulso.
Una colega de
profesión me
dijo otro día
que tenemos una
nube negra
dentro de
nosotros, que
oscurece
nuestros
pensamientos y
nos lleva a
comportamientos
de los cuales
después nos
arrepentimos.
Sin embargo, si
en la hora del
dolor aprendemos
a no tomar
decisión, a
esperar que las
cosas mejoren,
que la emoción
se calme,
entonces la
oportunidad de
la acción ser
afirmativa es
mayor. Esperar
es angustiante,
pero vivir las
consecuencias
puede ser aún
peor.
La Biblia dice
que el llanto
puede durar una
noche, pero la
alegría viene al
amanecer.
Entiendo este
pasaje como una
señal de
esperanza, de
que no hay
situación que no
pase. La vida
siempre da
vueltas, así
vale la pena
esperar.”
(Fernanda Rossi,
en
http://blogs.odiario.com/fernandarossi/2011/10/20/depois-da-tempestade-vem-o-sol/.)
En el medio
espirita es
conocida la
frase escrita
por André Luiz,
a través de
Chico Xavier:
“Después de un
problema
aguardar
otros”.
Aplicándose el
entendimiento de
André Luiz al
proverbio que
ahora
comentamos,
podríamos
ciertamente
reescribirlo y
decir así:
“Después de la
tormenta aguarde
otras”, de
acuerdo con lo
que ocurre, en
verdad, en el
mundo donde
vivimos. Los
habitantes de la
Capital paulista
que residen en
las regiones del
ensanchamiento
ciertamente han
de concordar con
nosotros. El
tema fue objeto
en esta revista
del editorial de
la edición 137.
He aquí el link:
http://www.oconsolador.com.br/ano3/137/editorial.html/.
Es evidente que
los problemas,
las vicisitudes
y las
dificultades de
la vida no se
dan por
causalidad.
Hacen ellos
parte de un
proceso cuyo
final es, sí, la
calma, la
felicidad, la
paz. Pero, en un
planeta como
éste donde
vivimos, es pura
ilusión pensar
que después de
la solución de
determinada
cuestión
viviremos en paz
y ninguna
dificultad
depararemos en
vida.
Un amigo cierta
vez nos dijo:
“En el fin, todo
dará cierto”. Si
no dio cierto
aún es porque el
fin no llegó,
pero él llegará
un día, tengamos
plena certeza de
eso.
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