Espíritus y
sexualidad
Tema central de
la entrevista de
Marcus Braga,
uno de los
realces de la
presente
edición, la
cuestión de la
sexualidad es
uno de los
asuntos que con
frecuencia
tienen suscitado
dudas en
nuestros
lectores.
Uno de ellos,
por ejemplo, nos
dijo cierta vez
no comprender la
información de
que los
Espíritus no
tienen sexo, una
vez que ellos se
comunican con
nosotros como
hombre o mujer y
así viven en las
ciudades
espirituales,
hecho enseñado
en la película
Nuestro Hogar,
basado en el
libro homónimo
de autoría de
André Luiz. Como
nadie ignora,
Lísias se
presenta allí en
forma masculina
y D. Laura, su
madre, en la
forma femenina.
Sobre el asunto,
nos acordemos
inicialmente dos
informaciones
que encontramos
en la obra de
Allan Kardec:
a) Las almas o
Espíritus pueden
animar cuerpos
de hombres y
mujeres. Las
almas o
Espíritus no
tienen sexos;
los afectos que
los unen nada
tienen de
carnal; se
fundamentan en
una simpatía
real y, por eso,
son más
durables. (Revista
Espirita de 1866,
págs. 2 y 3.)
b) Los sexos
sólo existen en
el organismo;
son necesarios a
la reproducción
de los seres
materiales; pero
los Espíritus no
se reproducen
unos por los
otros, razón por
qué los sexos
serían inútiles
en el mundo
espiritual. (Revista
Espirita de 1866,
págs. 2 y 3.)
Las
informaciones a
que nos
reportamos no
resuelven, sin
embargo, cuando
vistas
aisladamente, la
duda del lector.
Al fin y al
cabo, ¿por qué
unos se
presentan con la
forma masculina
y otros con la
forma femenina?
La comprensión
de la cuestión
requiere que
sean recordadas
aquí algunas
explicaciones ya
publicadas en
esta revista.
En su libro
Vida y Sexo,
obra
psicografada por
Chico Xavier y
publicada por la
FEB en 1971,
Emmanuel nos
presenta cuatro
informaciones
que pueden
auxiliarnos en
lo que se
refiere al
asunto.
He aquí:
1ª – Cuando
errante, eso es,
desencarnado,
poco importa al
Espíritu
encarnar en el
cuerpo de un
hombre o de una
mujer. “El que
lo guía en la
escoja son las
pruebas por las
cuales haya de
pasar.” (El
Libro de los
Espíritus,
ítem 202.)
2ª – La vida
espiritual pura
y simple se rige
por afinidades
electivas
esenciales; no
obstante, a
través de
milenios y
milenios, el
Espíritu pasa
por hilera
inmensa de
reencarnaciones,
ora en posición
de feminidad,
ora en
condiciones de
masculinidad, lo
que sedimenta el
fenómeno de la
bisexualidad,
más o menos
pronunciado, en
casi todas las
criaturas.
3ª – El hombre y
la mujer pueden
ser, así, de
manera
respectiva,
acentuadamente
masculino o
acentuadamente
femenina, sin
especificación
psicológica
absoluta.
4ª – El
Espíritu, al
renacer entre
los hombres,
puede,
obviamente,
utilizar un
cuerpo femenino
o masculino,
atendiéndose al
imperativo de
encargos
particulares en
determinado
sector de acción
o al
cumplimiento de
obligaciones
regenerativas.
A las
informaciones
comunicadas por
Emmanuel debemos
agregar lo que
Allan Kardec
escribió a
respecto del
mismo tema, como
podemos
averiguar en la
Revista Espirita
de 1866,
págs. 2 al 4.
Según el
Codificador del
Espiritismo, las
almas pueden,
efectivamente,
animar cuerpos
de hombres y
mujeres, tal
como es enseñado
en El Libro
de los Espíritus
y en el libro
Vida y Sexo.
Ocurre que la
influencia que
el Espíritu
encarnado sufre
del organismo no
se borra
inmediatamente
con la muerte,
después de la
destrucción del
cuerpo material,
así como nadie
pierde
instantáneamente
los gustos y
hábitos
terrenales.
Si determinado
Espíritu escogió
una serie de
existencias en
el mismo sexo,
él podrá
conservar
durante mucho
tiempo, en la
erraticidad, el
carácter de
hombre o de
mujer, cuya
marca en él se
quedó imprimida.
Es de esa manera
– debido a esa
influencia, que
repercute de la
vida corporal a
la vida
espiritual – que
él se presentará
en la esfera
espiritual, en
la llamada
erraticidad, lo
que explica la
existencia allí
de hombres y
mujeres, aunque
estén
desencarnados.
(A propósito del
asunto sugerimos
la lectura del
editorial
titulado “En la
cuestión sexual,
lo que se debe
evitar es la
promiscuidad”,
publicado en la
edición 225 de
esta revista. He
aquí el link:
http://www.oconsolador.com.br/ano5/225/editorial.html.)
|